Hashirama sintió que le faltaba algo. Aun medio dormido, tanteo con una mano el otro lado de la cama. No había nada. El lugar donde dormía Madara estaba vacío. Suspiró y abrió los ojos. El reloj digital que Madara tenía en su mesita de noche marcaba las 3:05AM en letras verdes.
Se sentó en la cama con pereza. ¿Por qué se había despertado...? Ah sí, tenía frío. Se inclinó del lado de Madara y recogió el acolchado del piso. Por supuesto. Su esposo siempre se acaparaba todo el acolchado y luego simplemente lo tiraba al piso cuando le daba calor, sin importarle que Hashirama quedará totalmente expuesto al frío.
Ahora, ¿qué estaría haciendo Madara despierto a esta hora? Hashirama se levantó de la cama en busca de su esposo, con la esperanza de traerlo de vuelta y seguir durmiendo unas horas más.
Lo encontró en la cocina, parado frente a la estufa. Vestía un suéter de Hashirama que le quedaba ancho de los hombros y unos shorts que le había regalado Izuna la navidad pasada. Se veía hermoso. Como siempre.
—Madaraaa, ¿qué haces? —pregunto Hashirama, acercándose a su esposo y abrazándolo por detrás.
—¿Qué ves que estoy haciendo? —respondio Madara, volteando a mirar al castaño. Hashirama le sonrió y le besó el cuello— Espero que hayas hecho para los dos.
Madara no contesto, apagó la estufa y se zafó del abrazo de su esposo para buscar dos tazas en el gabinete de arriba. Logro bajar una, pero al no poder alcanzar la otra pensó, estúpido Hashirama, y lo miró feo.
Hashirama sonrió— ¿Necesitas qué te la pase?
—Idiota —respondió Madara. Hashirama lo besó y luego le entrego la taza sin esfuerzo.
—Solo por eso no debería darte nada —dijo Madara, mientras servía el chocolate caliente en ambas tazas.
—Pero yo no hice nada —se defendió Hashirama, sentándose en la mesa del comedor. Madara lo volvió a mirar feo cuando le dio la taza y se sentó frente a él.
—Siempre pones las cosas más atrás para que no las pueda alcanzar —acusó el Uchiha, soplando su chocolate caliente. Hashirama se rió— Claro que no, es para que no se caigan.
—Ajá.
Se quedaron en silencio.
Uno de sus gatos (¿Izanami? Hashirama no lo podía distinguir en la oscuridad) levantó la cabeza de donde estaba acostado en el sofá de la sala. Madara volteo a verlo, entrecerrado los ojos para tratar de distinguirlo. Su cola de caballo se movió con la acción, y Hashirama quedó hipnotizado. Trato de capturar el momento en su memoria. Aún con el pelo hecho un desastre, ese suéter viejo que le quedaba grande y unas ojeras gigantes, Madara era hermoso.
Se bebieron el chocolate caliente y dejaron las tazas sucias en el lavaplatos para la mañana. Cuando volvieron al cuarto, Hashirama preguntó— ¿Por qué te despertaste?
—Tuve una pesadilla.
Se acomodaron en la cama y Hashirama lo abrazó con fuerza. Madara cerro los ojos y se dio la vuelta. Hashirama respiró el olor del shampoo con el que el mismo le había lavado el pelo hacía unas horas. Ama a ese hombre con cada fibra de su cuerpo. Le agradeció a todas las divinidades que conocía por darle a Madara como esposo.
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Drabbles Hashimada
FanfictionMomentos de Hashirama y su esposo Madara. 5: Hashirama y Madara son padres primerizos.