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Madara estaba aburrido esperando su turno en la tienda de conveniencias. ¿Acaso las demás personas no tenían cosas que hacer ese día?

Cualquiera que viera su lista de compras pensaría que debía ser una fiesta: comida chatarra, pizza, refrescos, helado, etc. Después de todo, tenía dos motivos para hacerla: su cumpleaños y Navidad.

Pero no, no haría ninguna clase de fiesta. En realidad no tenía razones para hacer una; no tendría invitados, así que no valía la pena. Se estaba preparando para pasar nochebuena en la comodidad de su hogar viendo unas cuantas series y películas por internet, aprovechando su cualidad de comer sin engordar.

-Feliz cumpleaños, señor Uchiha -dijo por cortesía el cajero al ver la identificación de Madara percatándose de la fecha de nacimiento.
-Gracias. -Madara no hizo más que tomar sus cosas y salir de ahí directo a su casa. Esta noche se la pasaría de lo mejor, sí, y nada se lo impediría.

Al llegar apagó todas las luces y se encerró en su habitación. Acomodó todo para dejar una gloriosa perfección: se arropó una cómoda cobija, las chucherías en su mesita de noche, la pizza al lado de donde estaba, y la computadora sobre sus piernas. Ahora sí, nada arruinaría esta noche.

Excepto el timbre que acababan de tocar al que maldijo mil veces. «Tranquilo, no te alteres», se repetía mentalmente cada dos segundos. Sabía que si lo hacía todo lo que arregló quedaría hecho un desastre. Dejó pasar el timbre, y siguió abriendo la página. Otra vez el timbre lo molestó, pero pensó que seguro eran unos niños buscando cantarle villancicos. De nuevo lo dejó pasar.

Pero después de cinco veces de insistencia, Madara obviamente se alteraría. Se desarropó con cuidado y dejó la computadora en la cama, para caminar molesto hacia la puerta, abriéndola con agresividad.

-¡¿Qué quie... -Madara entornó los ojos ante la figura que tenía al frente, realmente sorprendido-. ¿Hashirama? ¿Qué haces aquí a las 10 de la noche?
-¡Feliz cumpleaños! -exclamó Hashirama con entusiasmo, abrazando a Madara. Él correspondió el abrazo, pero seguía aún confundido-. ¿Acaso no puedo? ¡Si es tu cumpleaños!

Hashirama entró a casa de Madara como si fuese suya -quizás pronto- y cerró la puerta. Se tiró en el sillón, con su mirada fija en Madara -A propósito, feliz Navidad -sonrió, mientras contemplaba la cara de sorpresa de Madara y soltó los varios globos que había traído.

-Aún no lo entiendo -dijo sentándose junto a él-. Digo, es Navidad y debes estar con tu familia, y mi cumpleaños es un día como cualquier otro...
-No lo es -interrumpió Hashirama, tomando las manos de Madara-. Quizás para ti no, pero para mí es un día especial. Es como para alabarte a ti y al día en que naciste, el día en que los dioses decidieron entregarme a mi alma gemela...
-¡Pfff! -comenzó Madara a carcajearse-. ¡Creí que por lo menos dirías algo con sentido!
-¡Pero claro que tiene sentido! -hizo un puchero, cruzándose de brazos. Madara tomó sus manos de nuevo, mirándolo a los ojos.
-Dime en serio, ¿por qué estás aquí y no con tu familia como todos los años? -preguntó con dulzura y seriedad mezcladas.

Hashirama miró hacia un lado, con un rostro algo triste -Es que... No quería que hoy estuvieras solo, no podía permitirlo...

-Siempre he estado solo -soltó Madara de una vez.
-No, el año pasado estabas con... -dudó un momento si decirlo, aunque ya era tarde- Izuna... Y, bueno...
-No necesito compañía para pasarla bien -contestó firme ante él.
-Entonces... ¿Quieres que me vaya? -miró cabizbajo a Madara. Éste se lo pensó un momento.
-No, no quiero -confesó su egoísta deseo desde que entró a su casa. Quería mandar todos sus planes y a los otros Senju al diablo y sólo quedarse junto a Hashirama toda la noche.

-Bien -abrazó a Madara mientras le dejaba una bolsa de ropa en su regazo-. Porque sino, no te hubiese dado esto -sonrió alejándose de el, mirando expectante a que lo abriera-. También te traje más cosas, pero ve abriendo eso mientras tanto.

Hashirama fue hacia la cocina y sacó un montón de chocolates y una caja de bombones de un bolso que trajo sólo para eso. Se tomó unos segundos para ver el brillo de los envoltorios de chocolate ya que se dedicó a ponerles escarcha hace unas horas.

Cuando se devolvió hacia la espalda de Madara, le lanzó los chocolates y los bombones encima. Madara se dio una vuelta brusca frunciendo el ceño, sin saber si matar a Hashirama o disfrutar de los demás regalos, pero apenas se dio cuenta de que la vista de Hashirama estaba clavada en él y en su nueva prenda.

-¡Por Dios! ¡Te ves demasiado hermoso! -sonrió pensando que ese suéter se veía mejor en él de lo que esperaba.
-N-no es para tanto... -murmuró Madara avergonzado, mirando hacia otro lado, cuando un suave beso de Hashirama lo tomó desprevenido.
Madara le correspondió con gusto, disfrutando del contacto. Pasó su mano por el cabello de Hashirama profundizando el beso. Hashirama acaricio su hombro, bajado por su brazo hasta llevar a la cintura de Madara. Metio su mano por debajo de su camisa y comenzó a dibujar círculos en sus caderas.

Madara se sentía en el cielo. Estaba tan concentrado en el beso que no dio cuenta que Hashirama había puesto una cajita en sus piernas hasta que esté se separó del beso.

Hashirama sonrió- Ábrelo -Madara miro la pequeña caja con cautela. ¿Más regalos? Hashirama era demasiado detallista.

Bajo la mirada expectativa de su novio, Madara desenvolvió lentamente la cajita. Dentro se encontró con un simple cadena con una hermosa piedra color aguamarina colgando de ella. Madara miro a Hashirama. Hashirama le tomo la mano y entrelazó sus dedos.

-Uchiha Madara: Si te parece que no lo entiendes muy bien, sólo te quiero tener hasta el final; que eres luna clara y si te atreves te daré mi alma, mi cuerpo y tal vez un poco más; de los suspiros que se me salen si te miro y del delirio de no saber si estás conmigo. Te pido, ¿te casarías conmigo?

Madara se quedó estupefacto.

-Hashirama...

-Madara...

-Te amo.

Hashirama sonrió. Madara pensaba que él siempre sonreía demasiado, pero esta vez no le importó.

-¿Eso es un sí? -pregunto Hashirama, aunque ya sabía la respuesta. Madara lo besó de nuevo. Hashirama saco el anillo de la caja y se lo coloco en el dedo a su futuro esposo.

Pasaron el resto de la noche juntos disfrutando de su amor y emocionados por todo lo que estaba por venir.

💙💙💙

Tsumiki pensó ke sería wena idea suvirlo aki tb aunk sea tarde :3 felis Navidad!

Bonus

—¡Madara! ¡Ya son las 12! —exclamó emocionado Hashirama, agitando a Madara.
—Chévere
—¡Acaba de nacer El Niño Jesús! —sonrió agitándolo más—. Oh, eso quiere decir que ya no estás cumpliendo años...
—Bueno entonces vete
—¡No me refería a eso!
—Ajá y a qué —Hashirama hizo un puchero
—Sólo te lo recordaba... Demonios, ¿tienes la menstruación?
—¡Soy hombre, imbécil de mierda!
—¿Y entonces cómo harás para parir a nuestros hijos?

Drabbles HashimadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora