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YoonGi sentía que perdía la cordura a medida que avanzaban los días y constantemente su mente le hacía recordar todo lo que había pasado, como si su conciencia o lo que fuera se estuviera burlando al verle completamente inestable ante el recuerdo del demonio.

Sinceramente, se sentía al borde de la locura, había sido acosado, perseguido y casi violado por un demonio que parecía tener una obsesión con él; pero Yoongi se encontraba más tocado por el hecho que el tonto demonio se había ido, había cumplido su palabra y no había aparecido en los últimos tres meses.

A pesar de que su orgullo se viera afectado, Yoongi anhelaba profundamente su toque, sus besos, sus caricias, su todo.

Yoongi quería que volviera.

Y aún más debido a lo ocurrido la noche anteriores y por lo que realmente fué internado; había sentido como si su mente se hubiera apagado ante una sobrecarga y por eso había colapsado como lo había hecho.

Nunca había estado tan aterrado en su vida como lo había estado. Anteriormente, aquello no pasaban de voces y susurros, pero la noche anterior había sido demasiado vívido para su cordura; en su mente se había mostrado pequeñas visiones, pequeños flashes y voces que se incrementaron de golpe a tal punto que incluso creía haber sentido en carne propia el dolor de otro.

El estaba seguro de que el demonio era el autor de todo aquello y le había hecho algo aquella noche en que tuvieron sexo, porque nunca antes había sufrido algo así. Yoongi sabía que aquellas voces que escuchaba, incluso ahora, provenían de algún lugar, pero no de su mente.

Realmente parecía fantasía.

Pero esto era real y Yoongi tenía saber como hacer para que se detuviera, por eso sentía la necesidad indescriptible de encontrarlo y que le explicara o que detuviera todo aquello que ya comenzaban a cansarlo tanto física como mentalmente. Lo ocurrido ayer, era un claro ejemplo de ello.

Para YoonGi, el demonio era la única vía fiable, porque sabía que si hacía exteriores aquellos pensamientos ante cualquier persona sería tomado como un desquiciado; incluso, su mejor amigo quien estaba a su lado en este momento subiendo aquellas tediosas escaleras hasta llegar a su departamento y cuestionandolo, terminaría por internarlo en un hospital creyendo que estaría finalmente perdiendo la cabeza.

Yoongi no podía arriesgarse.

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--Entra... --le pidió que ingresará primero, luego de abrir la puerta de su nuevo apartamento.

Se había mudado hacía pocas semanas y Yoongi quería convencerse de que lo había hecho debido a que el lugar quedaba aún más cerca de su trabajo. En parte lo era, pero realmente no quería aceptar que lo había hecho porque cada vez que entraba a su vieja casa, mirara el lugar que mirara le traía algún recuerdo del demonio.

Incluso en los últimos días en la antigua casa, durante la noche, dormía en el sofá; no era capaz de dormir en el mismo lugar donde lo había hecho con el demonio sin desesperarse al no tenerle cerca, hasta el punto de querer llorar.

Yoongi cerró la puerta detrás suyo y buscó a tientas el interruptor. El lugar contaba con dos habitaciones cada una con baño personal, una empleada para su habitación y otra para su estudio personal; tenía una cocina comedor pequeña, una sala de estar, un lavadero y nada más.

-- ¿Por qué todo está tan oscuro?-- Yoongi se tensó en su lugar ante las palabras del menor.

Yoongi sabía que Hoseok encontraba aquello extraño, teniendo en cuenta que antes él huía de la oscuridad como a la peste.

(EN EDICIÓN)  INSOPORTABLE «JUNGKOOK X YOONGI»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora