2. El pastel

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Narra Niall

La cena, era especialmente para Harry, y lo demás, será para Louis.

Tengo que arreglar la habitación de Harry, ya que es más bonita, la de Louis es un asco. Tomé los Doritos y unas galletas que teníamos en un estante.

Los coloqué en un envase y los llevé a la habitación.

Hice la cama para que estuviese presentable, pues Harry la dejó hecha un desastre. Me apresuré a ver el pollo que les estaba preparando. Suena tan simple como una hamburguesa, pero aqui todo va a ser más romantico.

Narra Zayn

Existían muy pocas probabilidades de que Jonathan tuviera la compasión de ayudarme, pero solo tenía que convencerlo de alguna manera.

-Primo querido-Dije balanceandome de un lado a otro con mis manos en mi espalda-Necesito un favor.

Él frunció el ceño-Hace dos años que no te veo, y ni siquiera te preocupas saber en cómo están tus adorados tíos?!-Exclamó

Suspiré desviando la mirada-Cómo están Miles y Jenny?-Alcé mis cejas esperando su respuesta

-Bien-Dijo en seco. Rodé los ojos y él se dio vuelta-Bien Zayn, debo... trabajar-Dijo la última palabra con asco.

-Por favor-Pusé mis manos en el mostrador fuertemente antes de que se fuera-Necesito ayuda en algo.

-Qué quieres?

-Ves a esos dos chicos de alla-Susurré señalando a Harry y Louis con mis dos dedos. Él asintió-No quiero que su comida llegué

-Por qué?-Preguntó

-Hoy es su aniversario, y hay algo planeado en casa. De todas maneras, no te incumbe.

-Si no me incumbe, entonces no debo ayudarte-Dije viendo las uñas de sus manos.

Mordí mi labio inferior rodando los ojos-Qué quieres que haga para que me ayudes?

Al instante ví como dibujó una sonrisa en sus labios-Ya verás pequeño Malik. Le dire a papá y mamá que vives cerca.

Respiré hondo. Supuse que esto pasaría.

Jonathan me dijo que haría lo posible por que la comida no llegará a su mesa. Y yo me dirigí a unas sillas del fondo sin que ellos lo notaran.

-Zayn-Dijo cuando estuve a punto de irme del mostrador-Quiero escuchar algo-Colocó una mano en su oido.

-Graaciaas-Dije lentamente de mala gana.

Narra Liam

-Hola-Dijo una chica de pelo liso y rubio, con un flequillo en su frente, y ojos verde oscuro.

-Buenas tardes-Dije seriamente viendo la vitrina llena de pasteles decorados.

-Cariño-Susurró una anciana un poco pasada de peso, miro a la chica y luego a mi, como haciendole una seña.

-Ohh-La chica asintió y se irguió-Qué desea?

Sonreí y saqué la hoja de papel de mi bolsillo.

Detallé los pasteles, para ver si había alguno, lo suficientemente "simple y bonito" en el que ella pudiesen escribir algo. Al no encontrar lo que buscaba, tuve que decirle a la chica.

-Aqui hay varios de ese tipo-Indicó que la siguiera.

Sacó varios, de una vitrina arriba, tenía que subir una escalera para poder bajarlos.

Uno de ellos llamó mi atención. Era blanco con decoraciones a los lados de colores.

-Me gusta este-Señale el pastel, ella asintió y lo tomó para llevarlo, escribirle el mensaje y guardarlo en una caja. Pero a mitad de camino ella tropezó y cayó al suelo, sobre el pastel!

Subí sobre el mostrador para poder ayudarla y le ofrecí mi mano para ayudar a ponerse de pie.

Al escuchar el ruido la señora salió supuestamente "corriendo" pero venía más lento que un caracol.

La chica se pusó de pie limpiando sus ojos para poder ver.

-Julieta!-Exclamó la señora al ver el pastel en el suelo-Sabes que debes tener cuidado-Con su gorda mano tomó el brazó de la chica para llevarla (a quién sabe dónde) y la chica hizo un gesto de dolor.

-Oiga-Reclamé-La está lastimando

-No te metas niño bonito-Gruño la señora halando de ella aún más fuerte-Ya esta es la tercera vez!-Se quejaba

-Fue un accidente-Sollozó la chica y quise ayudarla.

-Tiene razón, fue un accidente-Dije con mi mano en el sudoroso brazo de la señora, y me separé en seguida.

-Basta!-Gritó la señora con furia en sus ojos-Aléjate jovencito!

-Déjame arreglarlo abu!

-Abu?! Aqui dime Señora Glenda!

-No debería ser tan estricta, le haría bien calmarse un poco-Opiné. Cosa que no debí hacer.

-Si sigues así-Me amenazó con su dedo cerca de mi rostro-No te atenderé y te hecharé de aqui a patadas, niño entrometido.

No contesté. Solté un suspiró y regresé a dónde estaba.

La señora junto con la chica desaparecieron por una puerta, pero los gritos se lograban escuchar.

-Déjame arreglarlo! Dame una oportunidad! No volverá a pasar.

Hubo silencio y minutos después la chica salió con sus mejillas rojas, acomodando su alborotado cabello.

Diferentes | NiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora