—¿Cómo pudiste dejarte chantajear de ese hombre? —le riñó Aitasis
Georgia suspiró. Ambas se encontraban en el jardín en el jardín esperando la actividad del día que consistía en una carrera de jinetes en la que Georgia iba a participar, ésta tenía un hermoso vestido de montar de color azul cobalto de mangas cortas, tenía su cabello recogido en un moño bajo y un sombrero de ala pequeña le cubría la cabeza; por el contrario Aitasis llevaba un sencillo vestido de mañana color rosa de mangas englobadas y su cabello estaba recogido en un moño; ésta llevaba una sombrilla de tela.
Ambas se sentaron en las sillas que disponían para los que iban a estar de espectadores y comenzaron a abanicarse el rostro. Sus hermanos habían llegado en la mañana. Marsias aún no bajaba con Becky y Uriel se encontraba hablando con un viejo amigo.
Georgia se sentó junto a ella—¿Qué otra opción tenía? —le dijo Georgia en voz muy baja—En menos de lo que canta un gallo mi nombre iba a estar en la boca de todos. Ese tipo de escándalos el apellido no podría soportarlo, todos sabrán que soy... rara.
—Tú no eres rara, solo eres... diferente. Y escúchame bién, ser diferente no es malo es sólo que para los demás es difícil de aceptar
Georgia le apretó la mano a Aitasis—Gracias, te quiero muchísimo
—Yo también te quiero. Pero estoy enojada, es la palabra de ese cretino contra la tuya, eres la hermana de un duque
—No te preocupes Aitasis. Robert Harris es un hombre de negocios sin escrúpulos y un descarado oportunista, tan solo interesado en ser mi amigo. Pero si te confieso que me sentí como Fausto pactando con Mefistófeles
Aitasis suspiró—Si tú crees que todo está bien yo te apoyaré. Lástima que no puedo darle una paliza
—¿Darle una paliza a quién? —escucharon la voz de Marsias. Becky y él se sentaron junto a ellas
—No es asunto tuyo Mar—le dijo Aitasis
—Si lo es mujer, si Uriel no es capaz de ponerte en tú lugar ves sabiendo que yo si lo haré. No harás nada peligroso en ese estado y es mi primera advertencia jovencita
Aitasis le sacó la lengua—Becky dile algo al amargado de tú marido
—Él tiene razón, no intentes hacer nada peligroso cariño—le aconsejó ésta
—¿Qué carajo va a intentar hacer Aitasis Westhampton? —preguntó un Uriel muy enojado
—¡Nada! —le gritó ésta—¿No tienes otros amigos con quién hablar?
Este se sentó junto a ella y le acarició el vientre—No, me gusta más cuidarte amor mío
Aitasis apoyó la cabeza en el hombro de su hermano—Tengo calor hermoso
Él le sostuvo la sombrilla y comenzó a abanicarle el rostro con el abanico de mano.
Georgia miró ambas parejas y sintió una punzada de envidia. Verlos tan felices era doloroso pero se alegraba mucho por ellos, tal vez su destino era estar sola.
Un criado se acercó a ella—La competencia está por empezar mi lady, su yegua está lista
Georgia asintió y se puso de pie—Muy bién—ésta miró a su familia—Es hora de irme
—Georgia enséñales quién manda en las carreras de caballos—le animó Uriel
—¡Artemis es la mejor! —exclamó Aitasis
—Ten mucho cuidado cariño—le aconsejó Becky
—Nada de obstáculos peligrosos o yo mismo te bajo de ese caballo—le advirtió Marsias
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Sangre Púrpura © (Saga Westhampton Libro #3)
Historical FictionInglaterra 1871. Tras ser una de las familias más antiguas y respetadas, Los Westhampton compuesto por cinco hermanos: Lord Wolfram el duque, Lord Marsias el Marques, Lord Uriel el Conde, lady Georgia y Lady Iuola. Han decidido no mezclarse con...