Sangre Púrpura © (Saga Westhampton Libro #3)

Capítulo 30

A Georgia nunca le había gustado el mar, era demasiado tranquilo para su naturaleza aventurera. Sin embargo observarlo desde la proa de un barco era muy gratificante y más en ese momento que sentía que el mundo se le venía encima.

—Ten—le dijo Iuola a ésta mientras le daba una taza de té caliente.

Georgia lo recibió pero no le dijo nada, aún estaba molesta con ella.

Su hermana bajó del caballo con ayuda de Ethan.

—Pero ¡¿Qué estás haciendo aquí? —Le gritó Georgia furiosa. Los niños corrieron hacia a Iuola y la abrasaron.

Ésta les devolvió el abraso—¿No es obvio? Me voy contigo

—No puedes hacer eso Iuola, aún estás bajo la tutela de Wolfram

—¿Y?

Georgia la miró sin dar crédito y luego miró a Ethan.

—¡¿Por qué la trajiste?! —le gritó a este

—Porque me amenazó con venir sola—se defendió este mientras negaba con la cabeza—las mujeres son demasiado problemáticas

Georgia miró a su hermana—¿Cómo llegaste a casa de Robert?

—Cuando saliste disparada del salón, te seguí. Cuando tomaste el coche de alquiler, demoré diez minutos en conseguir uno y fui tras tuyo—Le explicó. Ésta miró a los niños—¡Ha sido una aventura!

Robert se acercó corriendo—Mi amor ¿Qué sucedió? Escuché que te asaltaron

—Estoy bién, Ethan estaba cerca gracias a Dios

—¿Y el ladrón que está bién? Porque si te asaltó a ti mi cielo, debiste dejarlo sin descendencia—le dijo Robert. Ésta le tiró una mirada asesina y luego este miró a Iuola—Mi lady, no sabía qué nos iba a acompañar

—Yo tampoco—le dijo ésta con una sonrisa—¿Haría el favor de comprar un boleto para mí?

—Por supuesto

—Claro que no—le dijo Georgia—Iuola te llevaré a casa

Ésta se echó a reír—Si no me voy contigo, me iré con el señor Shaw. He dicho

—Es hipócrita da tu parte que estés enojada conmigo, cuando yo soy la que debo estarlo

Aquellas palabras le hicieron salir de sus pensamientos y miró a su hermana, la cual ahora era más alta que ella. Iuola se veía mucho más madura y a Georgia le dolió no haberse percatado de que ya su niña era toda una mujer.

—Yo...—comenzó a decir Iuola—Ya sabía lo que sentías por lady Catherine

Georgia la miró de golpe pero ésta no lo hizo. Su hermana mantenía su mirada fija en el mar.

—Una vez estaba celosa pasabas más tiempo con ella que conmigo—continuó Iuola—y leí la correspondencia que mantenías con ella

Georgia abrió los ojos como platos—¿Qué?

Su hermana suspiró y la miró—Para mí no fue ninguna sorpresa hermana

El silencio se extendió entre las dos. Georgia no esperaba una confesión como esa y mucho menos viniendo de su propia hermana, el hecho de que ella supiese todo este tiempo y no le haya dicho nada, deja en evidencia el profundo amor que le tiene.

—Supongo que debes estar decepcionada—le dijo Georgia

—Admito que ambas me dieron asco—le confesó Iuola y Georgia la miró—Sin embargo comprendí que eso no debe matar el amor que te tengo, así que decidí fingir que no sabía nada