Georgia se dijo así misma que no iba a escandalizarse, así que se limitó a alzar la barbilla. El corsé le apretaba demasiado y a duras penas podía respirar; tuvo que despertar a su doncella para que le colocara el vestido y ordenarle de una manera que no admitía desobediencia alguna, ya que ésta podía decirle algo a Wolfram puesto que era el quien pagaba sueldo.
Ya había llegado demasiado lejos así que echarse para atrás no era una opción.
-¿Entramos? -le preguntó ésta.
Ella vio la sonrisa de este-Por supuesto
Robert entrelazó su mano con la de ella. Georgia agradeció enormemente que ambos que ambos tuvieran las manos enguantadas, ya que sintió una extraña sensación y no quería ni imaginar lo que sentiría piel con piel.
Al entrar la invadió muchos olores desagradables. Había humo por todos lados y se concentraba en la parte de arriba; el público que predominaba era el femenino, muchas mujeres con escotes pronunciados y plumas en la cabeza; el lugar estaba sucio y era repugnante a más no poder.
A ellos se acercó una mujer de unos cincuenta años, pelinegra y con un vestido rojo horroroso ante los ojos de Georgia. La mujer le regaló una sonrisa.
-Hola cariño, bienvenidos a Madame Celeste-los saludó ésta
-Me imagino que Celeste eres tú-comenzó a decir Harris-Eres la única que vale la pena en este lugar
Georgia rodó los ojos y la mujer se echó a reír.
-Dios, eres un sueño. Guapo y encantador
Él le sonrió-Mi amiga y yo buscamos diversión ésta noche
La mirada de Celeste se posó en Georgia y a continuación sonrió.
-Les tengo a la perfecta para esto. Los pondré en la mejor habitación y enseguida le mando a una de mis niñas
A Georgia le recorrió un escalofrío en la espalda mientras subían las escaleras. Robert estaba loco si pensaba que ella tocaría a alguna de esas mujeres. Madame Celeste los condujo por un pasillo y abrió la primera puerta.
-Pasen por favor, la niña subirá en un momento-les dijo ésta
Georgia entró a la estancia y le sorprendió ver que estuviese limpia. Había una cama doble, una mesa de noche y una lámpara de gas. Robert entró y a continuación cerró la puerta.
Georgia se quitó el sombrero y lo miró-¿Te has vuelto loco Harris?
Este se sentó en la cama-Pero si te estoy ayudando
-¡No lo estás haciendo! ¿En verdad crees que voy a besar a una...?-ésta se detuvo al pensar a Becky. Tomó aire y lo miró-No besaré a alguien que no me guste
Robert apoyó su espalda en la cabecera de la cama y entrelazó sus manos.
-No se trata de amor Georgia, es atracción. Si te parece linda y te atrae entonces sí te gustan las mujeres
Georgia lo miró con desconfianza-Entonces ¿No la tengo que besar?
-No, de igual forma le pagaré por sus servicios. Aunque si quieres disponer de ellos, no hay ningún problema. Con gusto, les serviré de espectador
-Eres un completo imbécil
Este soltó una carcajada, pero se calló al escuchar los toques de la puerta. Georgia se puso de espaldas a ésta y luego se colocó el sombrero.
-Adelante-le dijo Robert
Georgia no se movió de su posición. Tenía miedo de que todo saliera mal y pusiera en peligro su reputación. Ésta escuchó la puerta abrirse y cerrarse.
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Sangre Púrpura © (Saga Westhampton Libro #3)
Historical FictionInglaterra 1871. Tras ser una de las familias más antiguas y respetadas, Los Westhampton compuesto por cinco hermanos: Lord Wolfram el duque, Lord Marsias el Marques, Lord Uriel el Conde, lady Georgia y Lady Iuola. Han decidido no mezclarse con...