Capítulo II - Entidades milenarias.

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— ¡Carajo!, ¿Porque no abre la puta puerta de una vez? —

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— ¡Carajo!, ¿Porque no abre la puta puerta de una vez? —

Solo eran las ocho de la mañana y no dejaba de sonar el timbre de la casa.

— ¿Quién será a estas horas? Por el amor a Dios, ¡Es domingo! ¿Acaso no hay algo más sagrado que eso? —me dije para mí mismo aun enrollado entre las sabanas.

— ¡Mierda!, nadie contesta, ¿Dónde estará él? De seguro que no escucha el timbre. Pero esta es su casa, son sus visitas, que él atienda— me decía mientras el timbre seguía sonando.

— ¡A la verga! —aun medio dormido me levanté como pude y fui hasta su habitación, para conseguirme con la sorpresa de que no estaba en la casa.

— ¡VOY! —grité bajando las escaleras mientras aun sonaba el timbre.

— ¡UN MOMENTO POR FAVOR!, ¿Será que puede esperar unos segundos?, claramente le dije que ¡YA VOY! Diablos, cuanta impaciencia—gritaba ya exasperado por toda la estancia.

Giré la perilla y la luz de la mañana me encandiló bastante. Esperaba que fuera algo importante, como para interrumpir mi sueño reparador—No es posible que la gente no tenga un poco de consid...—

— ¿Pero quién coños eres tú?—me dijo un chico de mi edad. Lo acompañaban dos chicos más y una chica.

— ¿Disculpa? —pregunté aun con incredulidad y sueño.

— ¿QUÉ QUIEN COÑO ERES?, ¿Y qué haces en esta casa?, ¿Acaso no me escuchaste? ¿O eres sordo?—

—Oye amigo, disculpa, pero no puedes llegar a una casa ajena a insultando a las personas, ¿Ok?—

—Sí, pero esta no es tu casa, debes ser un ladrón o algo, ¿Qué haces aquí?, ¿Dime donde esta Seymour?, ¡CONTÉSTAME INMEDIATAMENTE O LLAMO A LA POLICÍA!—este chico ya comenzaba a irritarme.

— ¡ÉL NO ESTÁ!—le dije con cara de pocos amigos. No quería comenzar el día de mal humor.

—Oye Jordan, no te alteres con el chico, si está aquí debe ser por alguna razón, ¿Por qué mejor no esperamos a que llegué Seymour y...?—la chica intentaba calmarlo, pero solo parecía enfurecerle más.

— ¡CÁLLATE ELODIE! No esperaremos nada, ¡RESPONDE AHORA O LLAMO A LA POLICÍA! —sacó su teléfono.

—Oye, ya Bro... Relájate un poco. Míralo, tiene pijama puesta y se nota que durmió aquí—le dijo otro de los chicos.

— ¡NO ME RELAJARÉ UN COÑO HAILAN! —

—Oye chico, disculpa las molestias. Cuando llegué Seymour por favor le dices que vinimos y disculpa a nuestro amigo por favor—me dijo la chica con vergüenza en su rostro.

Y así se llevaron a su amiguito el histérico, casi que a la fuerza. ¿Pero qué clase de amigos tiene Seymour? Él se veía bastante tranquilo como para juntarse con esa clase de locos. Al rato este llegó y traía algunas bolsas de comida con sigo.

Como aman los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora