Rojo

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Pasaron varios días. Sombra la espiaba de lejos, sin atreverse a acercarse más. La veía bailar y dar color a todo por donde pasaba. Si la perdía de vista sólo tenía que seguir el color. Pero tenía miedo de acercarse. Ella era tan diferente a todo lo que había visto. Temía que hubiese venido a suplantarla en aquel mundo.
   Una mariposa de colores se acercó entonces, revoloteando hacia ella. Sombra dio un bote y se alejó, arrastrándose por el suelo… hasta que su espalda chocó con algo. Se giró lentamente y ahí estaba ella, con su sonrisa luminosa y sus tantos colores. Sombra se levantó despacio y se dispuso a alejarse, hasta que de la chica de colores salió una voz melodiosa.
   -Hola.
   Sombra dio un respingo. Sabía hablar. Pero ella no, así que se quedó en silencio y sacudió su mano frente a su cara a modo de saludo.
   -Me llamo Colora, y he venido de un lugar lejano. ¿Cómo te llamas tú?
   Sombra dio un respingo. Por unos segundos no hizo nada, y Colora solo esperó paciente. Sombra retorció sus manos nerviosa y miró a su alrededor. Encontró un palo en el suelo y lo cogió para escribir su nombre en el suelo.
   -¿Sombra? Me gusta, es bonito.-y Colora volvió a sonreir.
   Pero Sombra no le correspondió. No sabía cómo.
   -¿Como os saludais aquí?-preguntó de repente.
   Sombra miró a su alrededor de nuevo con nerviosismo, y finalmente se encogió de hombros.
   -¡Oh! De donde yo vengo no saludamos así.-y sin más le plantó un pequeño beso en la nariz.
   Sombra dio un paso atrás, asustada, y se llevó la mano a la nariz. Pero no le había pasado nada. Su nariz seguía allí. Miró a Colora, que sonreía.
   -Ahora te toca a ti.-dijo dando golpecitos en su propia nariz.
   Sombra vaciló. Miró a su alrededor de nuevo, pensando si debía salir corriendo. Pero no lo hizo. Dio dos pequeños pasos hacia ella, se puso de puntillas y le dio un rápido beso en la nariz.
   Y descubrió un nuevo color. Rojo. Un rojo claro que se extendió por sus mejillas dejando en su piel, antes blanca, una sensación cálida.
   Colora emitió una risa cantarina.
   -Bueno, ahora somos oficialmente amigas.-dijo dibujando su cálida sonrisa en sus labios.
   Y cuando la boca de Sombra se movió en un movimiento que nunca había hecho antes, tardó en darse cuenta de lo que pasaba. Sonreía. Sombra estaba sonriendo.

Sin colorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora