De regreso a su mirada.

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Con mochila en un hombro y postura torcida observe a mi Daddy, rodeado de chicos un poco más bajo que él, desvíe la mirada. Decirle Daddy y que él me castigue, no es más que un fetiche en nuestra relación oculta. De pronto siento el calor de un cuerpo conocido, aquel perfume un tanto dulce y amargo deslizándose entre mis fosas nasales, deleitando mi cuerpo entre el perfecto cuerpo de mi Daddy. Él era.

- ¿Cómo amaneciste?, no pude escribirte en mi casa habían cortado la luz - Dice mientras sonríe, esa sonrisa que me asusta y se me hace desconocida al observarla atentamente, esos pliegues de la comisura de sus labios que se estiran para dejar al descubierto sus dientes de un blanco perla. Su cabello negro que esconde parte de sus ojos verdes, tan claros como el pasto alrededor de las flores. Acercó mi mano a su rostro y con delicadeza paso mis dedos entre sus cabellos, esos que estorbaban al observar aquellos ojos que me encantan. Me acerco un poco más a su cuerpo, doy un suspiro al sentir como me sostiene bruscamente de la cintura, sus dedos se mueven por encima de mi camisa y con vergüenza le miro.

- No... No aquí, tu sabes que después te deseo con locura - Digo para posteriormente sentir un beso en mi frente y finalmente uno cerca de mis labios, cierro mis ojos sintiendo sus labios rozar suavemente mi piel gris - Daddy - Agregue con una voz suave y sumisa. Siento como su mano asciende hasta mi mentón, lo toma con brusquedad y muerde mi labio inferior, un quejido de dolor y algo de placer se desvía de mis labios hasta mis cuerdas vocales, dejando un suave suspiro de placer. Observó como mi Daddy sonríe victorioso.

- Nos vemos en tu casa, ¿si? - Pregunto mientras le acarició su mejilla y después depósito un corto beso en sus labios. Él se limitó a sonreír de una forma bastante tierna y beso con delicadeza mi mano.

Ahí estaba él, huyendo del sonido de la campana mientras que mi mano se extendía vagamente persiguiendo su sombra. Cerré mis ojos e intente volver a sentir aquella calor y seguridad que él me expresaba cada vez me que me besaba y acariciaba. Me encanta. Una lágrima se desprendió de mis pestañas, resbalando suavemente por mis mejillas. ¿Te preguntas por qué lloro?... Simple, lo que estoy narrando ahora no es más que uno de los recuerdos que mantuve con Ethan.

Ethan, un chico de 19 años, que va a la misma universidad que yo (Universidad Allsafe), es un tanto popular, lo suficiente como para que la mayoría de personas en la universidad lo conozcan. Su estatura es aproximada a un metro ochenta, su cabello es color café tirando al color negro, mientras que su piel es blanquecina y ojos color verde. Es delgado y siempre va al pie de la letra en todo lo que serían las reglas de la universidad, fue la primera persona que se me acercó, aún recuerdo ese día:

- ¡¿Qué mierda?! - Grito alterado mientras que con violencia paso mis brazos por encima de mi pupitre dejando caer las cosas al suelo. Mi rostro escondido entre mis manos temblorosas era lo que desataba mi horrible trastorno. Trastorno adictivo hacia las pastillas. Tenía un ataque de pánico, las lágrimas resbalaban por los bordes de mis dedos. Con mis manos en mi rostro y mis codos en las rodillas sentí una mano en mi hombro. Con miedo gire mi cabeza observando aquellos ojos preocupados...

Pero... Volviendo a lo que sería la realidad, te resumo. Acabamos de terminar nuestra relación. ¿Te preguntas porque?... Sinceramente yo tampoco lo sé. ¡Mierda!, que giro argumental más impactante. Demonios, ya me estoy volviendo esquizofrénico. Pienso, mientras que con mi mano sostengo mi frente apoyando mi codo en la mesa, observaba como mis dedos se aferraban a la punta del bolígrafo y con rapidez escribían lo que dictaba el profesor. ¿Te relato el día?... El sol está en la punta del cerro, el olor a vainilla se siente en lo extenso del salón, el profesor se pasea por lo que sería el pizarrón, todos escriben al son como si de tratarán de marionetas manejadas por palabras de un hombre con título y educación que reclamaba su lugar en ser llamado, profesor. No hay pájaros, pero en lugar de ellos estaba los motores de los autos recorrer la ciudad de Moscú. El sol mañanero se colaba entre los ventanales del salón y estos apuntaban descaradamente mi cuaderno en el que escribía.

¿Te digo como él fue que me dejó?... Bueno que importa, voy a decírtelo de todas formas:

26 de Mayo. Rusia, Moscú.

Extrañamente ese día nevaba. Los niños jugaban y se lanzaban bolas de nieve en el rostro, mientras que sus risas y alaridos inundaban la plaza principal. Pero él... Él lloraba, no entendía porque hacia eso. El solamente me miraba quebrado con las lágrimas rebotando en su rostro mientras que aquellas terminaban en el mentón, se dejaban caer hasta llegar al suelo. El viento jugaba con su cabello y sus labios temblorosos tenían miedo de hablar, intente acercarme para preguntarle qué sucedía y porque lloraba. Se alejó. Sorprendido le observe y solo me límite a observarle, sentía como las lágrimas que el dejaba desprenderse de sus pestañas, se pegaban a mi corazón como una herida abierta con sal, me sujete de mi sudadera y espere tranquilamente las palabras de Ethan.D-debemos de terminarSe oyó un suave susurro entre la fría brisa del día, mis ojos aterrados le observaron confundidos, mis lágrimas se retrajeron y con un peso en mi garganta, sonrío. ¿Qué?...

Yes daddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora