¿Un nosotros?

4.2K 187 3
                                    

Me lanzo bruscamente en mi cama mientras que con mis manos temblorosas cubro mi rostro del cual emergían lágrimas de ácido que se apoderaba lentamente de mis ojos. Ojos de los cuales se desprendía aquella tristeza más pura que había conocido, el dolor de un amor no correspondido rodeaba mi cuerpo con amargura mientras que con suaves susurros de mis propios labios intentaba consolar mi alma rota y quebradiza.

- Mierda, no llores - decía en delicados murmuras mientras que con mis dedos los pasaba delicadamente por encima de mis párpados tratando de calmar aquella amargura que dejaba desbordar mis lágrimas, con el optimismo por los suelos baje de la cama. Deslizando ambos pies de par en par, sintiendo la piel desnuda rozar entre sí hasta llegar a la madera barnizada del suelo, y con los dedos que a duras cuestas alcanzaban lo cercano, se estiraban en busca de mis cigarrillos y un encendedor que descansaban tranquilamente sobre el mesón que se apoyaba al lado de mi cama, el cartucho del cigarro se retorció entre dos de mis dedos que sujetaban el mismo, acerque la punta del cigarro hacia la flamante llama que saltaba con brusquedad en el encendedor, con suaves chispas saltar se encendió y como si se tratase de un incienso, de mi boca se desbordo aquel humo denso y espeso como las nubes que se posaban por encima de nuestras cabezas a la hora de que alguna gota resbalar por nuestra cabellera e inundará las calles de la ciudad dejando aquel rastro melancólico en los rostros de las personas. Observe mi habitación, hurgue en lo más profundo de ella, revisando mis roperos y escritorio con tan solo la mirada. Aún no podía creer con que descaro Ethan me decía a alaridos forzados que me amaba, luego de todo lo que me hizo pasar. Con tan sólo mis escritos no pude recaer en aquella maldita depresión que venía y me absorbía mi vida como un parásito más pegado en mi cerebro. Como venía con su soledad marginando su ser en una pequeña burbuja social, como su propio placer carnal venía y tomaba mi felicidad, arrancando aquella ansiedad que me daba al mirar sus ojos verdes.

De pronto la puerta fue víctima de recibir golpes de violencia que reclamaban ser atendidos, que con desesperación postulaban un puesto en mi mente. Cansado me levante del borde de la cama y con mis pies pegados al suelo, los arrastre sintiendo como la planta de mis pies sufría a tal fricción tan violenta. Al llegar a la puerta los insatisfechos golpes se hacen más fuertes al momento de que mis ojos observen como se tambalea la madera recién pintada, como los tornillos se movían de su lugar. Algo enojado abro la puerta girando el picaporte y tirando de el con coraje.

- ¡¿Qué mierda quieres?! - Pregunté alterado dejando caer la colilla de mi cigarro por el borde de mis dedos hasta que esta finalmente cae al suelo. Con la mirada un tanto confundida retrocedí. Era el cuerpo de Ethan desmoronándose en gotas de lluvia, aquellos ojos observando los míos con una mirada aturdida y a la vez aterrada. Ese cuerpo conmocionado y con una respiración agitada se acercaba a mí con mochila colgando sobre su hombro izquierdo, sus zapatos mojados tocaron mi suelo limpio y la calor evaporizada que escapaba de las grietas de sus labios y fosas nasales se acercaron a mí, como si se tratase de un depredador que espera que su víctima de un paso en falso. Y con el último soplo de oxígeno en sus pulmones tomó de un solo movimiento mi cintura y me beso con violencia, con sus labios presionando los míos que sin ninguna duda le rechazaron automáticamente, pero algo hacia que ese beso se transformará en algo hermoso, quizás porque uso su último suspiro en darme algo tan honesto como un beso o sería su disposición que estaba optante por correr entre las calles que eran inundadas por esas gotas de agua que se desprendían de los ojos de las nubes y esas personas que extendían en las vastas calles aquella aura de amargura y maldad. Sus hombros se relajaron dejando caer su mochila y con ambas manos sujeto de mi delgada cintura que había sido marcada por esas mismas manos que descendían por mi cuerpo hasta llegar a las mejillas de mi trasero, una de sus manos dio una nalgadas por encima de mi ropa, deje escapar un quejido de dolor y placer haciendo que el ajeno pueda tomar aire durante unos segundos y posteriormente introducir su lengua en mi cavidad bucal, me presión en uno de los mesones de la cocina y con mis manos debilitadas intente alejar su cuerpo del mío, pero el solo se aferró al mío con más violencia. El beso cesó. Me miro a los ojos y en un suave susurro dijo:

"Llámame Daddy", aun enloquecido por sus palabras asentí con algo de lujuria dominando mi mente, sus labios descendieron hasta llegar a mi cuello, rozando con mi piel... Sus suaves labios que dejaban marca por la extensión de mis hombros proclamando su lugar en mi cuerpo, como aquellos temblores que resuenan en mis sienes como la fiebre. Su rodilla separo ambas piernas y con un ligero movimiento la acercó a mi pronta erección que crecía cada vez más con cada movimiento erótico que el provocaba en mi cuerpo, deje escapar otro de aquellos gemidos que a él le encantaban, sonrió victorioso.

Yes daddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora