¡Quiero ser tu príncipe!

12. [Final] ¿Suerte o Tragedia?

Tezuka observaba a Sakuno hasta que desapareció de su vista al tope de las escaleras, luego de eso se enfoco en Ryoma.

- Pobre de tu novia Echizen... - de nuevo, con una sonrisa triunfante - ¿Lo ves...? Siempre consigo lo que quiero... - soltando de un tirón sus cabellos.

El capitán se ausenta un momento, pero no va hacia su habitación, en lugar de eso, trae consigo unas llaves. Luego se reencuentra con Ryoma. Esta vez, Tezuka, deja inconsciente a Ryoma, justo después, lo mete en uno de los cuartos, mejor dicho en uno de los baños, ahí no hay nada con que pueda escapar, ya que lo encerró con llave, y no hay nada peligroso con que pueda hacerle daño a Tezuka, ni mucho menos, nada con que comunicarse

- Listo... - sosteniendo las llaves, con aire de victoria - Ahora sí, pequeña Sakuno, te enseñare a respetarme, como es debido - caminando hacia su propio dormitorio, en donde se supone que Sakuno aguardaría.

Entrando al cuarto, Tezuka cierra con llave la puerta. Se da cuanta que Sakuno esta sentada en su cama mirando hacia el suelo con las manos tapándole la cara. Sin pensarlo dos veces, se acerca a ella

- No tengas miedo. - dijo él

- ¿Miedo?... - lo observó fijamente - lo que siento es odio, frustración e impotencia y por si fuera poco, me das lastima.

- ¡Oh vaya! - canturreo con notable sarcasmo - Que niña tan valiente. Pero ¿sabes que? Estas asustada, más asustada que nunca. y ¿sabes otra cosa? No me importa...

Al decir esto se abalanza sobre ella recostándola en la cama, besándola y tratando de quitarle todas sus prendas, al mismo tiempo como él se intentaba quitar sus propias prendas. Pero esta vez Sakuno no mostraba oposición, ya que si lo hacia Ryoma definitivamente moriría. Solo estaba ahí ahogando su llanto, mientras que Tezuka continuaba con su despojo, ya sin darse cuenta él estaba semi-desnudo igual que ella.

Tezuka comenzaba a sudar y jadear. Sakuno, solo seguía llorando

- Abrázame y sígueme el juego... - ordenó el capitán, entre besos - no te estés quieta, ¡Eso me enferma!...

Sakuno solo se limito a seguir sus "deseos" y lo abrazo, e incluso lo besaba, desde luego, con asco, repugnancia y dolor. En su mente solo cabía una sola cosa, una sola persona: Ryoma.

¿Cómo estaba? ¿Dónde lo habrá dejado Tezuka? ¿Se estará desangrando, agonizando de dolor? Estas preguntas no dejaban de darle vueltas en la cabeza a la chica en cuestión.

Tezuka seguía besándola ahora sus manos recorrían todo su cuerpo, moviéndose un poco para satisfacer su sucia mente, como ellos aún seguían en ropas intimas, su lujuria no era fácil de contener. Sus manos exploran la espalda de la joven en busca del broche correspondiente a su brasear, por supuesto Sakuno nota sus intenciones. Trató de sostenerle el brazo, inútilmente, para evitar que lo hallase.

- Me... me haces daño - se quejó Sakuno.

- Es una lástima, porque yo lo estoy disfrutando bastante - El joven desconsiderado, no tomó en cuenta, o mejor dicho, no le importaba en lo más mínimo que está es la primera vez para Sakuno. - y en unos minutos lo disfrutare más. Pero no te preocupes, no sere tan degenerado; te hare disfrutar a ti también.

Tezuka jugueteo con unos de los pechos de Sakuno, para luego bajar su mano hacia sus bragas, no sin antes recorrer el cuerpo de la chica, introdujo su mano dentro de las rosadas bragas de la joven, ella solo pudo soltar un grito ahogado.

- ¡N-No! - chillaba Sakuno, mientras él seguía jugueteando - ¡D-Detente! - Tezuka la beso apasionadamente, para amortiguar la voz de la chica.