8. A Salvo

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Sakuno aterrada intenta tomar el teléfono para llamar a seguridad, o al menos a recepción de dicho hotel, pero de nuevo, Tezuka, la tomo de los brazos a la fuerza.

- ¿Qué pretendes hacer? – preguntaba Tezuka, pero obviamente no esperaba respuesta. Sakuno, decidida lo mira desafiante.
- No puedo creer como has cambiado, Tezuka
- No he cambiado, este ha sido mi plan desde que te conocí
- Tezuka, terminamos, ¡ya no quiero nada contigo! – ante el comentario Tezuka ríe con sarcasmo, muy ruidosamente, puesto que le parecía muy infantil.
- Que ingenua Sakuno, esto termino desde hace mucho… yo solo he estado esperando este glorioso momento
- ¿Glorioso? ¿realmente eres un pervertido sexual? ¿Que acaso no tuviste vida propia? ¿¿No tuviste otras novias?? ¿!Por qué solo yo!?
- Sabes que: cuando una persona cuando se obsesiona con algo, o alguien no se detiene hasta conseguir lo que quiere… Y en mi caso, yo soy un hombre que consigue todo lo que se propone…
- ¿Obcecion dices? – la chica repetía inconscientemente las palabras, tratando de entender lo que querían decir
- Sí, y en este momento tu, querida Sakuno, eres mi obsesión más grande y no me detendré hasta conseguir mi objetivo

Sakuno, decide seguirle el juego, antes que le haga daño. Pues parecía estar “cambiando” de humor

- Tezuka, antes que me hagas lo que me pretendes hacer… ¿Me puedes responder unas preguntas? – Tezuka, se queda totalmente anonadado con el cambio de actitud de la joven
- Uhm… Sí, claro
- ¿Por qué solo a mí? Es decir, ¿por qué solo yo fui tu obsesión entre tantas chicas?
- Fácil…  -atajó, Tezuka sin pensarlo mucho - eres la única chica a la que no he podido conquistar fácilmente y fuiste una de las pocas chicas con la que tengo un rival.
- ¿Rival?... ¿te refieres a…? – Tezuka la corto en seco
- Así es. Nada me gusta mas que la competición… y mucho mejor si es con Ryoma Echizen - mostrando una sonrisa, se podría decir, que malévola -. Bueno ya basta de charlas… - acercándose a ella tratando de quietarle la camisa que Ryoma le había prestado

En ese preciso momento, de la nada Tezuka es golpeado con un zapato… El golpe sorprendió a Tezuka, eso le dio oportunidad a Sakuno para salir de ahí, se detuvo junto a la persona que le había lanzado dicho objeto.

- ¿¡Ryoma!? – pronunciaba, molesto Tezuka, reaccionando del golpe. Con una mano en la parte de atrás de la cabeza, justo donde le había atinado  - ¿¿tu?? Pero creí….
- Pues creíste mal…- corto en seco a su rival, en palabras, con una sonrisa triunfante.
- ¡Te voy descuartizar Ryoma Echizen! – justo en ese instante, Ryoma toma de la mano a Sakuno y la jala.
- ¡¡Corre!! - saliendo de la habitación
- ¿¡Que haces!? – preguntaba Sakuno, corriendo forzadamente
- ¡Salvándote! – respondió Ryoma. Tezuka empieza a correr tras ellos.
- ¡¡Ryoma, te matare!!

Sakuno y su “rescatador” bajaron las escaleras apresuradamente y llegando a la recepción, Ryoma grita “por favor llamen a seguridad, hay un pervertido suelto” sin dejar de correr.
Claro que el ambiente le favoreció mucho: Tezuka desarreglado totalmente y Sakuno estaba casi igual.
Los guardias de seguridad alcanzaron a detener a Tezuka, Mientras que Ryoma y Sakuno seguían corriendo. Hasta tomar un taxi y llegar a la casa de Ryoma…

---- En la casa de Ryoma ----

- Yaya que cansado estoy,  - decía el joven tenista, casi a rastras del pórtico - ni siquiera en el tenis me he cansado tanto…

Sakuno al ver que estaba totalmente segura ahí y que ya Tezuka no se podría acercar a ella, por los momentos, se abalanza sobre Ryoma dándole un caluroso beso; por supuesto, Ryoma no lo piensa dos veces para corresponderlo, pero esta un poco sorprendido

- Gracias dijo Sakuno suavemente -  de no ser por ti yo… - Ryoma no la deja terminar, es más la calla con otro beso, esta vez más tierno, dulce, se podría decir.
- Tranquila, siempre te protegeré. No se si lo recuerdas pero hoy a la salida de la escuela, en nuestro pequeño encuentro, te pedí una oportunidad para que me dejaras ser… bueno… - no hayaba las palabras - ser tu príncipe… y un príncipe siempre llega a rescatar a su doncella en peligro - con una hermosa sonrisa y los ojos fijos uno en el otro – Sakuno lo abraza entre sollozos, pues no pudo contenerse.
- Gracias…

Pasaron unos momentos así, es decir, él consolándola y ella tratando de olvidar lo sucedido pero siempre agradeciéndole por lo que había hecho por ella… y al pasar un rato…

- Por cierto Ryoma – estaban, ahora sentados en el sofá, abrazados
- Dime…
- ¿Por qué le tiraste tu zapato a Tezuka?
- Uhmm… - nervioso - es que…. Bueno, si te digo la verdad no tenía nada más a la mano y solo se me ocurrió eso…

La joven Sakuno comienza a reir alegremente. “Al fin ries, preciosa Sakuno” pensó Ryoma curvando la comisura de sus labios.

- Por cierto… - continuo Sakuno aun riendo - vaya manera de salvarme ¿no?... salir corriendo…
- No me pidas mucho, no soy un caballero armado, además en ese momento de tanta tensión, fue lo único que se me ocurrió. Y tenía que tomar una decisión muy apresurada, entre ponerte a salvo o ponerme a pelear, teniéndote a ti en constante riesgo – hablaba apresuradamente, aunque parecía vivir el momento que había tenido con la indecisión, haciendo gestos con las manos.
- así que… - lo interrumpió - el prodigio del tenis ¿se puso a titubear sobre su decisión?
- Bueno… yo…
- Gracias otra vez por lo que has hecho… - recostándose en el torso de su salvador.
- No te preocupes… quizás no tenga armadura ni un caballo blanco con una espada, pero siempre me tendras ahí cuando me necesites.

Los chicos se quedaron ahí, sentados en silencio, disfrutando de la tranquilidad y la compañía. Cuando, a Ryoma se le ocurre romper esa paz.

- Oye será mejor que te quedes aquí esta noche…
- ¿¡¡Que!!? -  Sakuno se separa de él y lo mira algo horrorisada a los ojos.
- Confía en mí, no es nada malo… es por tu seguridad. No quiero que el maldito de Tezuka te tome desprevenida en tu casa. Y bien sabemos que tu abuela este fin de semana estará de viaje.
- Si, tienes razón… y ¡sí! Confío en ti
- Bien… ¿y qué decides?
- De acuerdo, me quedare
- Perfecto - no lo demostró pero se sentía muy aliviado de que Sakuno accediera, así la podría proteger más de cerca - iré por unas ropas de mi prima. El baño esta arriba… ah y no te preocupes, no hay nadie en casa *gracias al cielo y mi padre no esta, jamás habría terminado de burlarse de mi* - pensó alegremente. 

Ryoma se levanta para buscar las cosas de Sakuno, pero no pudo ni levantarse del sofá, debido al dolor del pie, por correr tanto tiempo y por tantas calles descalzo -bueno en calcetines- hizo el intento nuevamente y esta vez, cae el suelo quejándose de dolor. Sakuno, desde luego, lo nota.

- Ryoma-kun ¿estás bien?
- Si, no te preocupes… no es nada - pero la herida empezó a sangrar.
- ¡Como que no es nada! ¡¡Estas sangrando!! Ven yo te sanare esa herida.
- ¿Uh? ¿Cómo? Ya te dije que no hay nadie en casa - aun en el suelo.
- Yo dije que te la sanaría ¡yo! Solo dime donde están las vendas por favor
- de acuerdo… están por allá - señalando hacia la cocina - …creo que mi papa dejo el botiquín de primeros auxilios encima de la repisa
- bien, quédate ahí -entrando a la cocina voltea un momento - en seguida regreso

Luego de unos momentos Sakuno estaba de vuelta con unas vendas y unas medicinas en la mano, las deja a un lado e intenta ayudar a Ryoma a sentarse de nuevo en el sofá.

- Oye yo puedo solo… - se quejo Ryoma - ¡tsu! no me fracture ni nada de eso - sentándose en el sofá observa que Sakuno se entristece un poco al rechazar su ayuda - pero… gracias aunque no es necesario.
- No hay problema… - mostrando una sonrisa - ahora muéstrame tu pie

Luego de unos minutos, Ryoma se hallaba  sonrojado

- De veras que no es nada, no es necesario todo esto
- Que no te de vergüenza, ya casi esta – decía mientras al fin terminaba de ponerle la ultima crema para evitar infecciones 
- Yo no dije que me da vergüenza, yo dije que esto no era necesario - volteando la cara hacia un lado
- ¿sabes? Tenias muchos vidrios clavados, ahora entiendo por qué el dolor tan fuerte… gracias Ryoma
- N-No fue nada, lo digo en serio – Sakuno comienza a hacerle un poco de masaje en los pies con una crema para las heridas.
- Tranquilo solo falta el vendaje

A Ryoma no le importaba cuanto faltaba, él solo disfrutaba el hecho de que Sakuno estaba a su lado

- uhm… de acuerdo…

Al terminar, Ryoma pretendía traerle las cosas a Sakuno -las ropas de cambio- pero se resbala con la venda… y cae justo encima de Sakuno, quien aun no se había levantado del suelo, bueno y ahora mucho menos lo hará.
Ambos se miran fijamente y tanto Sakuno como Ryoma estaban totalmente sonrojados. Desde luego que a la joven le resultaba extraño ver al magnífico atleta sonrojado.

Continuara



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