Capitulo. 5.

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Ya ha pasado un mes desde que Ryota vive con nosotros y aun así durante ese tiempo no he podido comprender a ese chico, tal vez se deba a la diferencia de edades, un hombre de veintidós años no se interesaría en una  mocosa de diecisiete. Dejo escapar un suspiro mientras limpio el piso. Odio los fines de semana, ya que esos días son para limpiar la casa completa y como ven mi vida social está más que muerta.

La casa la invade un silencio rotundo, ya que los tres se fueron de viaje, menudos demonios, hoy viernes, al llegar la bruja esa me esperaba con una sonrisa de oreja a oreja con el trapeador en mano. Así que si me apresuro tendré sábado y domingo para mí.

Mi espalda duele, sin mencionar las otras partes de mi cuerpo. Subo con sumo cuidado, entro a mi habitación y me ducho. ¡Se siente tan genial el agua! Al salir me visto con una falda a cuatros y una camisa sin mangas. De pronto mi estómago reclama por comida, sin demora llego a la cocina y me preparo algo liviano. De repente el sonido de la puerta me llama la atención.

_ ¿Quién será? –susurro espiando por la puerta de la cocina. Mi cuerpo se relaja al ver a Ryota entrar. – ¡Bienvenido! –digo subiendo la voz.

Por la cara de Ryota no se esperaba tales palabras. Yo rápidamente me disculpo haciendo una reverencia.

_ ¡Lo siento! –pero una risa me hace levantar la mirada.

_ Eres única. –Dice con una linda expresión en su rostro. Lo miro confundida.

_ ¿Única? –indico.

Él camina hasta el sillón y mira a los lados.

_ ¿Dónde esta madre y mis hermanos? –dice curioso.

_ ¡Eh! Ellos están de viaje vuelven el domingo por la noche. –expreso sentándome a su lado. Él se acerca cuidadosamente a mí.

_Eso quiere decir que estamos solos, tú y yo. –mis ojos se abren como platos al verlo tan cerca, así que me echo hacía atrás y de nuevo una risilla.

_ ¿Qué… es tan gracioso? –digo toda colorada.

_ Eres una chica muy tímida para vivir con dos hombres en casa. Deberías estar acostumbrada a tener a chicos cerca de ti.

De inmediato me levanto.

_ Esos no son chicos son demonios aterradores. –articulo molesta. Él deja ver una mirada solitaria.

_ Ya veo. Te envidio. –dice recostando su espalda de sillón. –todo este tiempo has podido vivir con mi madre y mis hermanos en cambio… yo. –sus palabras se detuvieron.

Por alguna extraña razón mi cuerpo se movió por voluntad propia y al darme cuenta mis brazos lo rodean ¡Qué demonios hice! Grito mentalmente. Pero para mi sorpresa él responde a mi abrazo. Una especie de alegría invade mi cuerpo, es tan agradable sentirlo cerca de mí, tan vulnerable.

Después de cinco minutos Ryota se separa de mí, sin mirarme a la cara se levanta y se retira a su habitación. ¿Dios me enamore de quien no debía? Algo dentro de mí se volvió nada al ver esa parte vulnerable de Ryota. Al llegar a mi habitación me detengo frente a su puerta, pero no es propio de una jovencita ir a estas horas a la alcoba de un hombre.

Exhalé con fuerza y me giro. Siento como mi pecho se oprime con sólo recordar su reacción. Sin más entro a mi habitación, me dejo caer sobre mi pequeña cama donde el sueño ganó la batalla. El sonido de la alarma me hace incorporarme, miro el reloj y son las cinco de la mañana. Rápidamente me doy un baño, es lamentable que no pueda seguir durmiendo, pero es sencillamente la costumbre.

_ Veamos que hago para el desayuno. –en eso recuerdo que sólo estamos Ryota y yo en la casa.

Sin demora subo y toco la puerta de habitación. Pero no escucho respuesta, así que poco a poco voy abriendo la puerta.

Mi Cenicienta. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora