33.

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Estando en la puerta ya de mi casa, me despedí, le dije que esperara para darle su ropa, y antes de que contestara, entre a mi casa corriendo.

Escuche voces en la sala, y me acerque con el ceño fruncido, el cuál desvaneció dejando unos ojos con lágrimas acumuladas.

Estabas hablando con ella animadamente, en mi sala, en mi casa, en mi mueble, y con mi manta cubiertos, recordé que te había pedido que hoy te quedarás a dormir conmigo, subí rápido a mi habitación sin hacer ruidos, cogí algo de ropa rápido, ya salí de nuevo sin hacer ruido fuera de la casa, y me monte de nuevo al auto de el, ya dentro estallé.

—Sácame de aquí —lo único que dije, lo único que le basto.

No Soy Ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora