No Soy Ella.

45.

[Coloquen la canción de multimedia, escuchen la letra aparte si quieren<3]

Blake me llevó a casa. Podría meter las manos en el fuego al pensar que no estarías ahí. La escena en el cajero se repetía mil veces. 

En un parpadeo estaba a pasos de la puerta de mi casa.

Me dio un beso en la mejilla una vez que estaba por entrar, ¿estaba bien querer rodar la cara?

Me quiso esperar hasta que entrara y luego se iba, le hice caso.

Respiré profundo antes de entrar a la casa, temiendo encontrarte, o temiendo no encontrarte.

Pero estabas ahí, y tu cara me lo decía todo. Mis ojos recorrieron todo el lugar, solo para tratar de no mirarte a los ojos. ¿Cómo era que aguantaba? Subí la mirada encontrando ese par de ojos que anteriormente me habían cautivado; ahora, solo estaban aquellos que chispeaban de rabia.

—¿Es enserio? —Tu voz sonaba tan seca, que daba miedo.

Mi risa salio de una manera sarcástica, sabía a que venía todo esto. Te conocía.

Te conocía más que tú mismo. Más de lo que tú me conocías a mi.

—¿Tu me vas a hablar enserio? —Lo dije de una manera sorprendida.

—¿Cómo no hacerlo si estabas con ese imbécil en el super mercado? —Tu cara era seria— ¿¡NO VES QUE TÚ ERES MI JODIDA NOVIA?!

Cerré profundamente los ojos, respira profundo, me decía mentalmente una y otra vez.

—¿Ahora soy tu novia?, ¿O te recuerdo lo que ha pasado en ese lugar?, una noche especial, ¿eh? —Asentía vagamente marcando las palabras— No vengas armando escenas, cuándo yo no he hecho ninguna —No pensé muchos las cosas, solo sabía que este era mi punto de quiebre. Este era el límite que yo podría aguantar.

—Siempre lo haz sido —dijo contestando mi primera pregunta en tono melancólico y reproche.

—¡No, nunca lo fui maldita sea, solo fui tu estúpido juguete, solo soy ''el clavo que saca a otro clavo''! ─Y ni siquiera eso. No la haz olvidado, solo me olvidas a mi. Mis lágrimas caían sin poder evitarlo, mientas citaba la palabras que la mayoría de mis amigos me decían—. ¡No te das cuenta que estoy ahí, y aunque no lo creas, me duele!, joder, ¡duele como el maldito infierno!

—Duele saber mi posición en todo esto. Duele saber que me ilusione en un "nosotros" en el que yo sola quedé. Duele saber que nunca fuiste mío, a pesar de yo siempre fui tuya. Duele saber que a pesar de estos años, nunca me amaste como la amas a ella.

Llevé mis manos al pecho, abrazándome a mi misma, como si estuviera protegiéndome.

Estas mudo.

—¿Sabes lo que se siente como si te estuvieras derrumbando, como si estuvieras fuera de lugar? —Ahora sabrás lo que siento, y duele mucho—, ¡Siento que quiero escapar, siento que estoy asfixiada, estoy perdida, estoy cayendo, y tú no estas ahí!

—¡Estas con ella, y no te importo!, me presentaste como tu amiga. —recordé con ironía, aquella escena. Tomé unos segundos para poder continuar— ¿Alguna vez has querido ser otra persona? —Mis lágrimas caían como una cascada.

—¡Quiero ser ella, quiero ser igual que a ella! —Pase mis manos por mi cabello, jalándolo hacia atrás— ¿Algún día me amarás como a ella?, ¿alguna vez me verás como ella?, me estoy desmoronando, y a ti no te importa, ni siquiera me notas cuando entro a la misma habitación dónde estás.

Solté una risa seca, mi voz se iba perdiendo, mis lágrimas caían, me ardían los ojos, mi corazón estaba roto, estaba pisoteado, no podía más.

Tu silencio dijo todo.

—¿Por qué? —Empecé— ¿Por que te has liado conmigo?, ¿Por qué haz dejado que todo esto se salga de las manos?, quisiera nunca haberte conocido, ¡maldición!, te amo tanto que... lastima.

Se me escapa un sollozo, y me agarro el pecho como si mi corazón se fuera a salir; eché hacia atrás y tiro la pequeña mesita donde estaba un porta retrato, con un florero, que apenas toca el suelo se hace trizas— Pudiste decírmelo, pudiste haberme ahorrado todo esto, pudiste decirme ''A ella nunca la superaré'', y ahora mismo, estaría feliz.

—Estoy volviéndome loca —Te miré, y tenías baja la mirada—, estoy... perdida, me siento como un fantasma en tu vida, sabes que estoy ahí, pero no me notas; estoy llorando a gritos, me estoy rompiendo —Suspiro botando aire pesadamente—. Cuándo regrese, no te quiero ver en mi casa, y quiero ver la llave ahí en la entrada.

Me dirigí a la salida con el corazón atrás, pero no salí sin antes decir— Te acepto que te molestes, pero no que me reclames cuándo tu haces todo mil veces peor.