Un flotador para nuestras parejas (II)

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Narra Kara

25 de Junio

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25 de Junio. Madrid, zona de la Gran Vía. 11 am

Un grupo de soldados me invitaron a desayunar. La situación empezaba a estar controlada y la verdad que tenía mucha hambre. Me dieron un par de barritas con muchas calorías y proteínas. Me supo a tan poco, que les hubiera robado las suyas. Hacía frío, a pesar de ser verano. La climatología había cambiado, aunque podía ser efecto del gas tóxico. El sol parecía medio apagado y me empezaba a sentir un poco floja.

Aún no sabía nada de Maggie y Winn. No había podido contactar con ellos. Las comunicaciones estaban estropeadas. Había ido una vez en sus respetivos pisos y estaban vacios. En la mansión de los Aceitunas estaba vacía y a dentro encontré a Berta muerta, se había suicidado en ver en qué se había convertido. En más de una risueña chica de veinte pico años, su cuerpo aparentaba tener 60 años.

Desconecto de las conversaciones típicas de los militares. En una sola palabra, estoy triste. El entorno no ayuda, es tan horrible lo ocurrido y demoledor. Me sentiría una y otra vez muy impotente, porque no podría salvar a todo el mundo. ¿Y si hubiera continuando siendo Supergirl hubiera ocurrido? Puede que mi destino fuera aquel, usar mis poderes para combatir el terrorismo o cualquier entidad maligna que atentara contra la vida de alguien.

Lena vuelve a ocupar mi mente. Me duele su ausencia. No me refiero a nuestra distancia física, más bien a la psicológica. Esa mata. Si regresaba ilesa de la misión, trataría de hablar con ella. No sé si la sorpresa que le tengo bastará para sanar nuestra relación.

Mi vampira seguía siendo mi refugió, mi aliento, mi luz y mi gran pilar. Me daba más miedo perderla que me alguien pretendiera matarme. No quería pensar en aquello. Regresé al escenario actual. Madrid, desayunando con soldados rasos. Las calles estaban más controladas. Mucha runa, gente oculta, muertos... Y personas desaparecidas. Debo de afinar más mis poderes.

Escucho muchos gritos y no procedían del exterior, pues en la zona que estábamos había poca gente. Los ruidos y ruegos procedían de debajo el asfalto. Explore el entorno y vi una boca de metro. Me acerque y me la encontré tapiada. Des de allí los seguía escuchando. Use mis rayos láser y vi a varias personas tratando de sacar las piedras que los lapidaban allí dentro.

- ¡Chicos, hay personas atrapadas dentro de las instalaciones de metro!- les llamé, a la vez que empecé a sacar las piedras. Me miraron como si lo supieran y no se movieron. Fue entonces, que vi que algo raro ocurría. Habían encerrado todas aquellas personas allí conscientemente. Los ignoré, seguí sacando runa.

Sentí como alguien llamó a algún oficial de alto rango. No entendí mucho porque usaron un lenguaje en clave. Minutos después, llego un helicóptero del cual descendió un Comandante, de unos 60 años. Los militares Españoles lo saludaron formalmente y me señalaron. Se me acercó y me habló.

- Soy el Comandante Loreto. Muchas gracias por ayudarnos.- su tono de voz era conciliador. Exploré su rostro de apariencia afable.- He venido expresamente para felicitarla y premiarla con su gran empeño en restablecer la paz en Madrid.

Crucero a la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora