Capítulo V

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Kiba recitó el hechizo una vez más en latín.

"Criatura de la oscuridad,

Ven a mí,

Círculo de luz,

Átalo a mí,

Vuela en la noche,

Hasta hacerte visible,

Háblame,

Ven a mí,

Sasuke".

Esperó. De nuevo, nada.

Lanzó una mirada furiosa a la puerta que conectaba con la siguiente habitación.

—¡No viene! ¡Maldito seas, Kabuto, se suponía que iba a funcionar! ¡Llevo más de tres horas y nada! ¡Nada!

La puerta se abrió una rendija.

—¡Silencio! Podría llegar en cualquier momento. También tardó mucho en venir la primera vez, tu impaciencia va a destruir todo mi esfuerzo.

—Te lo juro, si tengo que pasarme el resto de mi vida preocupado porque un demonio me acosa, y se dedica a poseer a las mujeres que estén en mi cama mientras aún tengo mi verga metida dentro de ellas, ¿tienes la menor idea de lo que es darte cuenta de que se la has metido a un demonio macho?, te lo haré pagar con tu propia piel.

El hermano de Kiba, Kabuto, asomó su pálido y fofo rostro por la puerta. Su pelo, gris, le crecía en mechones desiguales sobre la cabeza, inusualmente pequeña. Tenía los ojos oscuros, brillantes y astutos como los de una rata, desentonando con aquel cuerpo curiosamente blando que ocultaban la puerta y su hábito negro de monje. En un tiempo había estado inmensamente gordo, pero recientemente Kabuto había perdido dos tercios de su peso, dejando grandes pliegues de piel colgando de su cuerpo. Su mente y su carácter, en cambio, estaban en plena forma.

—Más te vale no intentarlo, hermano mío. Si lo hicieras, ese demonio que te acosa no sería el peor de tus problemas.

Kiba rechinó los dientes. Nunca estaba completamente seguro de hasta qué punto su hermano conocía las artes oscuras, tal como decía, o si era simplemente una fanfarronada que Kabuto utilizaba para demostrar que tenía cierto poder que otros sabios no tenían.

Obviamente, Kabuto sabía algo de lo oculto, después de todo. Él era quien había enseñado a Kiba el hechizo para la convocación. También era el que había sugerido que Kiba se casara con Hinata Hyūga. Hinata era la última descendiente que aún no había contraído matrimonio de Kokoro, la legendaria reina y vidente del norte. Kabuto estaba convencido de que por las venas de Hinata corría sangre de vidente, y había oído de boca de varios monjes viajeros acerca de los trances en lo que caía ella había mientras vivía en el convento. Algunas monjas pensaban que tenía el diablo dentro. Kabuto veía en ella la promesa de poder.

Kiba no había estado muy convencido de la boda hasta que vio a Hinata, y su perspectiva cambió radicalmente. Ya a los trece años se veía que iba a ser una belleza. Más que eso, tenía un aire de inocencia y pureza que iba más allá de un mero desconocimiento del sexo.

Era como si el mundo apenas la hubiera tocado, y apenas fuera consciente de su existencia.

La idea de tomar aquel libro en blanco que era Hinata y llenar sus páginas consigo mismo, para que todo lo que ella supiera del mundo fuera visto a través de él, incitaba en Kiba un profundo deseo que ni siquiera hubiera sospechado. Sería como si ella fuera su creación, y él su dios. Le hacía desear poseerla, tuviera poderes de videncia o no, fuera o no la hermana de Neji.

Había necesitado un año para planearlo y organizar el compromiso, pero lo consiguió.

Igual que siempre lo conseguía todo. Aquel pequeño problema de Sasuke se resolvería muy pronto.

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