Capítulo VI.

348 36 12
                                    

Sasuke terminó de otorgarle un sueño a una joven novia tribal al lado opuesto a la tierra de Kiba y Hinata. La muchacha había necesitado algunas instrucciones explícitas sobre cómo conseguir la satisfacción con su impaciente e inexperto novio. Cuando se alejó, ella se dio una vuelta en su sueño y buscó el calor de su nuevo marido, acurrucándose contra su espalda, sus labios besando su hombro y su brazo alrededor de su pecho para sostenerlo cerca. El marido agarró su mano y la levantó a sus labios, luego la sostuvo contra él con un apretón apacible, agradecido de su mano.

Sasuke miró a la pareja dormir, los pechos subiendo y bajando en armonía, el placer simple del contacto del otro calmándolos en su sueño. Sasuke sintió un ramalazo de envidia hacia el hombre, el que dormía tan profundamente en el abrazo de su novia. Él había sido un amante torpe, haciendo daño a su esposa debido a su ignorancia, pero de todos modos ella lo sostenía como si le fuera más precioso que todos los placeres de la tierra. ¿Cómo sería sentir tal amor de una mujer y dormirse en sus brazos?

Ni siquiera podía imaginarlo, excepto para saber que sería bueno.

Sasuke salió por la ventana y subió a la azotea de la nueva casa de la pareja para admirar la vista. La casa de madera y paja estaba a casi 100 metros en el aire, en las altas ramas de un árbol asentado encima de una tierra pantanosa, bordeada por una selva que nunca había conocido a otras personas que estos que ahora la habitaban. Era diferente a cualquier cosa en cualquier otra parte en el mundo, y Sasuke esperaba que su extrañeza le ayudara a aclarar sus pensamientos y a ver las cosas de otra forma.

Se mantuvo en la versión del Mundo de Vigilia de este lejano extremo de la tierra, evitando la versión alterada por sueños que veía mientras se encontraba en el Mundo Nocturno. Disfrutó complaciéndose de la ilusión de que podría ser parte de este mundo sólido donde nada podía ser modificado puramente por un capricho de la imaginación. Si él hubiera sido el joven marido y hubiera perdido el equilibrio construyendo este techo, se habría caído, y ningún deseo lo habría detenido en su caída. Se habría caído y estrellado en las ramas, haciendo daño a su cuerpo antes de golpear la tierra y destruirlo para siempre.

Un descuido en el Mundo de Vigilia podía significar la muerte; lo que una persona hacía tenía consecuencias que no podían ser deshechas. La vida comenzaba y terminaba; las heridas se convertían en cicatrices en el cuerpo, y permanecían hasta la muerte.

Todo era verdadero. Todo importaba. Cada acción tenía una consecuencia.

Nada en el Mundo Nocturno importaba. Todo era ilusión, y todo podía ser cambiado por el capricho en la mente de alguien.

Alzó la vista hacia el cielo nocturno, su prado azul-negro brillaba con cien mil amapolas blancas, su centelleo luciendo como capullos bajo el aliento de la brisa, descendiendo tímidamente y elevándose otra vez.

Le gustaban las visiones del cielo de nocturno que encontraba en las mentes de las mujeres dormidas, cuando alzaban la vista, veían las almas de sus amados; veían el techo de una esfera, más allá de la cual los dioses vagaban; veían animales y figuras que explicaban sus futuros. Raras veces veían lo que él, un vacío enorme que, aunque frío, era hermoso, que seguía hasta el borde del jamás, desprovisto de significado, con nada que decir o mostrar o expresar. Cuando él observaba las profundidades de la noche, veía que no había nada dentro de su enorme alcance. Sus acciones no tenían ninguna consecuencia, su existencia, ninguna importancia.

Si pudiera ponerse de pie firmemente sobre la tierra del Mundo de Vigilia, y si fuera un gobernante como Kiba, con miles de hombres a su mando, entonces sería importante. Cada momento que respirara sería precioso, porque no se repetiría nunca más, y marcaría otro paso hacia la muerte. Sí, diez, veinte, o treinta años viviendo como un rey en el Mundo de Vigilia bien merecían dejar una eternidad de existencia en el Mundo Nocturno sin significado u objetivo.

Sueña conmigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora