Capítulo 1.

664 35 13
                                    



Era sábado, y cierta castaña se encontraba paseando por la escuela. Era un día lluvioso, pero aun así Mikan se armó de valor y cogió su paraguas para caminar bajo la lluvia. La gente detestaba los días lluviosos, pero ella los aprovechaba para pensar o relajarse.

Como de costumbre, su querida Hotaru la había dejado tirada en mitad de la escuela, utilizando su típica excusa de "estoy ocupada, no puedo perder el tiempo contigo" para irse en aquel extraño vehículo que siempre utilizaba. Esta vez, la castaña ni se molestó en perseguirla. Simplemente se dedicó a pasear, ya que no tenía nada que hacer y tampoco veía a nadie, puesto que todos preferían estar dentro de la escuela, aunque no hubiera clases o quedarse en sus habitaciones. Su habitación no tenía nada de especial, por lo que prefería pasar el mayor tiempo posible fuera de ella.

Ahora que lo pensaba...Hacía varios días que no veía a Natsume. Conocía perfectamente su situación, por lo que cada vez que pasaban los días y él no asistía a clases, y por más que se esforzara en preguntar nadie sabía nada, ni siquiera los profesores, sabía que algo iba mal. No sabía el por qué, pero no podía evitar preocuparse por él...más que por los demás. Nunca lo veía sonreír y eso la entristecía. Además, sus intentos de hacerle reír nunca daban resultado.

Había pasado poco tiempo desde que se encerró con toda la clase en su aula, para intentar protegerlo de las misiones. Todos sus esfuerzos fracasaron, pues se lo volvieron a llevar. Desde entonces, Mikan se sentía culpable por haber permitido que aquello sucediera. No quería que siguieran usando a Natsume de aquella forma, pero no sabía qué hacer para evitarlo.

La castaña escuchó una voz familiar cerca de ella, entre los árboles. Se apresuró a cerrar el paraguas, aunque no había dejado de llover para poder ocultarse, observando a Natsume y Persona conversando. El pelinegro no tenía buen aspecto. Estaba sudando, apoyado en el tronco de un árbol mirando al mayor, con una de sus manos en su abdomen. Mikan observó que había bastante sangre en el uniforme de Natsume. Los dos estaban empapados.

—Natsume, tengo otra misión para ti. — El mayor sonrió observando la expresión del pelinegro, sabía que no podía negarse. —

—No pienso ir a esa estúpida misión...o no podrás usarme más. Mi alice está al límite y no voy a poder usarlo... qué pena. — Natsume comenzó a toser, observando sangre en sus manos cuando las retiraba de su boca. Chasqueó la lengua.

—Natsume, ¿crees que me importa lo que te pueda pasar a ti o a tu alice? — Persona volvió a sonreír. —Si tú desapareces, escogeré a otro que pueda llevar a cabo las misiones... especialmente esa niña con el alice de la anulación...— Los ojos de Natsume volvieron a tener ese aspecto feroz que había desaparecido hacía poco tiempo. —Parece muy interesante, podríamos usar su poder para muchas cosas...pero si dejas de verla, como ya te avisé anteriormente, puede que cambie de opinión y escoja a otra persona para llevar a cabo las misiones cuando tú mueras...Como por ejemplo...Ruka, ¿te parece bien? — La risa del mayor se escuchó por los alrededores.

Mikan tenía que hacer algo. Debía hacer algo. No podía permitir que Natsume muriera. Si moría, todos aquellos momentos habrían sido en vano. Sus esfuerzos por hacerle reír, su afán de sostener su mano cuando estaban encerrados en aquella clase para protegerle de las misiones...todo se desvanecería. Sus compañeros no la perdonarían por dejarle ir. Ruka no la perdonaría. Permy no la perdonaría. Ella misma no se lo perdonaría.

—¿Crees que Mikan es tan estúpida como para dejarse engañar por ti? Eso es lo más gracioso que he escuchado hoy. — Natsume rio débilmente.

—Bueno, veremos qué pasa cuando haya usado mi alice en tu cuerpo como amenaza para que esa gatita marrón se dé cuenta de que no tiene otra opción. —

Persona se acercó a Natsume, alzando una de sus manos. Mientras más avanzaba aquella mano hacia su cuerpo, Natsume intentaba retroceder al observar cómo las plantas se marchitaban a su paso. Cuando no pudo retroceder más, tuvo en cuenta la posibilidad de correr, pero su cuerpo estaba demasiado débil, por lo que solo pudo esperar algo que nunca llegó.

—¡Ni se te ocurra acercarte a Natsume, Persona! — Mikan había aparecido delante de Natsume, alcanzando el estómago del mayor con una patada logrando empujarlo hacia atrás. Mientras estaba aturdido, Mikan se dio la vuelta y se arrodilló delante de Natsume.

—¿Lunares...? — Natsume estaba más débil que antes.

—¿Incluso en estos momentos me llamas así? ¡Baka! — La castaña lo ayudó a levantarse, pero Persona se recuperó del ataque. Se acercó a ellos, y Natsume, en un momento de debilidad, levantó una pequeña barrera de fuego alrededor de los dos para proteger a Mikan mientras se apoyaba en ella.

—¡Natsume! ¡elimina esa barrera ahora mismo, sabes que te encontraré de todas formas e iras a esa misión! — Persona seguía intentando acercarse, y Mikan solo intentaba pensar en alguna forma de salir de allí con vida.

—¡Idiota, no puedes mantener la barrera durante mucho tiempo! ¡te desmayarás! — La castaña comenzó a gritar, y Natsume se percató de que no estaba acostumbrada aún a su alice, por lo que respiraba con dificultad debido al intenso calor a su alrededor mientras él respiraba sin problemas. Pero ella intentaba disimularlo.

El tiempo se detuvo para Natsume. 

El pelinegro seguía observando a la castaña. No sabía cómo había acabado involucrada en aquella situación, pero lo único que sabía era que debía sacarla de allí.  El cuerpo de Mikan no fue suficiente apoyo para su propio cuerpo durante mucho tiempo,  y quedó sentado en el suelo, provocando que la castaña cayera también con él. Persona gritaba sin parar, Mikan agarraba su camisa con fuerza suplicando para que parara, no por ella, sino por él.


El fuego desapareció.

Ojalá pudieras sonreír.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora