Capítulo 2.

429 38 11
                                    


Antes de nada, en este capítulo hay un spoiler bastante grande para los que no han leído el manga, yo aviso (?)


Natsume sabía que todo había terminado. No había forma de salir de allí. Y no solo eso, sino que no era el único que saldría perjudicado. Esta vez nadie los salvaría. Observó cómo Persona sonrió y volvió a acercarse. Observó el rostro de Mikan, el cual tenía una expresión indescifrable.

—No dejaré que vuelvas a llevarte a Natsume. — Mikan fue el primero de los dos en reaccionar.

—¿Y qué harás, Sakura Mikan? ¿Vendrás a hacer el trabajo sucio por él? — Persona rio, mirando al pelinegro. —No sabía que tuvieras a personas que hicieran eso por ti, Natsume, después de todo, no tienes ni un lugar al que volver, ni una familia...es una sorpresa, porque no tienes a nadie. —

Mikan no aguantó más aquella situación. Se levantó ante la mirada atónita del pelinegro, que no tuvo tiempo para retenerla. No tardó en abalanzarse sobre Persona, tirándolo al suelo. Se enzarzaron en una intensa pelea, aunque el mayor no tardó en encontrar la oportunidad de coger a la castaña del pelo y tirarla hacia un lado, provocando que impactara contra el tronco de un árbol y cayera al suelo, dándose una situación parecida a la de aquella vez.

Natsume no soportó ver aquella escena, de nuevo. Se levantó con las pocas fuerzas que tenía, observando a Persona de una forma que logró asustarlo durante un segundo.

Mikan intentaba moverse como podía, sabía perfectamente lo que haría Natsume. También se levantó, algo aturdida por el golpe, y justo cuando Natsume y Persona comenzaron a avanzar el uno hacia el otro, la castaña apareció justo a tiempo para anular los dos alices a la vez, cosa que su cuerpo apenas soportó.

Ambos contrincantes cayeron al suelo. Mikan se apresuró en acercarse a Natsume, que cada vez estaba más débil. Necesitaba llevarlo a un hospital o no sobreviviría.

—Lunares, idiota, te dije que no te acercaras a mí...vete de aquí ahora mismo o no podré protegerte...— Natsume intentó volver a levantarse, pero Mikan no se lo permitió.

—El único idiota aquí eres tú, ¿realmente piensas que después de intentar salvarte voy a irme sin más? — El pelinegro observó que la castaña estaba totalmente empapada. Estaba más pálida que de costumbre, y sus mejillas estaban rojas. Eso no era buena señal. Todo lo que pasó cuando lo secuestró Reo estaba volviendo a su cabeza, y más aún cuando vio a Mikan coger una rama del suelo y colocarse frente a él para evitar que Persona lo alcanzara. —Parece que no me conoces. Deberías confiar en las personas de vez en cuando. — Mikan se dio la vuelta para sonreírle. —Voy a salvarte, justo como aquella vez. — y se lanzó una vez más.

Sin importar lo difícil que fuera, la castaña no se rendiría. Pero esa determinación duró poco. Mikan volvió a ser lanzada al suelo. Natsume no podría usar más su alice en ese estado.

—Os dije que era inútil, mocosos rebeldes. Ahora, Natsume, ven conmigo. Sabes que debes ir a un hospital, y yo puedo darte esas pastillas para que te recuperes... no te resistas y pensaré qué hago con tu querida compañera. Puede que la mande a una misión contigo, puede que la torture un poco con mi alice, solo para comprobar cuánto aguanta el suyo, o...puede que haga que no vuelva a abrir los ojos el resto de su vida...tú eliges. — Iba a darse por vencido. Cerró los ojos, suspiró levemente y se levantó. Natsume se acercó a Persona, Persona se acercó a Natsume. Pero Mikan no iba a rendirse tan fácilmente.

Sin saber qué hacer, se levantó y se abalanzó sobre Natsume. Una luz iluminó todo el lugar.

—¡Natsume, no mires! — La castaña abrazó al pelinegro con un brazo, mientras que apartaba a Persona con su mano restante. Con un solo toque, una piedra alice apareció en su mano. El cuerpo de Mikan tembló por un instante, provocando que casi cayera al suelo de nuevo si Natsume no la hubiera sostenido. Había usado 2 alices en un mismo día, y ni siquiera sabía que tenía más de un alice.

—¿¡Me has robado mi alice!?— El mayor estaba atónito. No contaba con que Mikan tuviera más de un alice.

—Lunares... ¿tiene otro alice? — Natsume también estaba sorprendido. Su pregunta no obtuvo respuesta, ya que Mikan no tardó en tirar de él con todas sus fuerzas, logrando escapar de Persona de una vez por todas. Persona no se preocupó demasiado, pues el alice secundario de Mikan aún no estaba desarrollado, por lo que pronto comprobó que no le había robado su alice por completo.

Cuando estaban lejos de allí, Natsume obligó a Mikan a parar de correr.

—¿Te das cuenta de lo que podría haber pasado? Cualquier idiota sabría que no debía acercarse allí. —

—Y cualquier idiota sabría que no puede usar su alice sabiendo que lo más probable es que muera. —

—¡No lo habría usado si no hubieras aparecido! — Mikan se sorprendió por su repentino cambio de tono. — ¿crees que no iba a intentar sacarte de allí? No me importa lo que haga conmigo, pero tenía que proteger a la persona que es tan idiota y cabezota que sabiendo que estaría en peligro intentaría hacer algo. — La castaña se sonrojó, y las lágrimas no tardaron en aparecer en sus ojos. —

—No quiero que vuelvas a estar en peligro, Natsume. — Mikan limpió sus lágrimas e intentó mostrarle su mejor sonrisa, sin querer admitir que aún estaba algo asustada.

—De todas formas, Lunares, no sabía que tenías otro alice. — Natsume volvía a sentir su cuerpo debilitado. Ver a Mikan en peligro provocó que se olvidara por completo de su estado de salud. La herida en su abdomen le estaba causando demasiados problemas, sin contar con su alice.

—Yo tampoco...simplemente pensé que no podía dejar que te llevara con él, y cuando me di cuenta tenía esto en la mano. — Abrió una de sus manos, mostrando una piedra enorme de color negro. —¡Y no me llamo Lunares, pervertido! —

—Tch, deja eso, no lo necesitamos. — El pelinegro se acercó a ella, cogiendo la piedra alice y quemándola con una muy leve llama que apareció en su mano, alertando a Mikan.

—¡Idiota, te dije que no usaras tu alice o...! — Las palabras de Mikan se desvanecieron, y su cuerpo se asemejó a la hoja de un árbol movida por el viento cayendo al suelo. Natsume consiguió atraparla entre sus brazos a tiempo, sorprendido. El estar bajo la lluvia tanto tiempo, y el haber usado 2 alices, uno de ellos la primera vez, dejaron su cuerpo demasiado débil.

—Oi, Lunares... ¿Mikan? ¡Mikan! — El pelinegro la llamaba una y otra vez sin obtener respuesta. Levantó su cuerpo y la acurrucó entre sus brazos, dispuesto a caminar hasta el hospital.

Pero su cuerpo también estaba demasiado debilitado.

Natsume también se desplomó. Intentó levantarse desesperadamente para volver a coger a la castaña, pero no fue capaz de moverse. Solo pudo coger su mano, rezando para que alguien los salvara. Lo último que vio antes de cerrar los ojos fue el rostro de Mikan.

Ojalá pudieras sonreír.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora