—¡Au, au! —chilló Jesús dando saltitos por el ardor que le causaba el algodón al rozar con su piel herida. —Hey, no es necesario que hagas esto, solo son rasguñones y ya.. —insistió por quien sabe cuánta vez.
Alexis siguió limpiándole con antiséptico, ignorando lo más que podía los gritillos de su hermanastro. Después de ambos darse un baño, lo agarró desprevenido y comenzó a limpiarle los raspones que el perro le había dejado.
En un inicio Jesús se negó, pues odiaba el dolor que el alcohol le provocaba, pero el castaño mayor podía llegar a ser demasiado insistente.
Y esta vez, Alexis ganó la batalla.
—De una herida pequeña puede surgir una infección, solo falta esta que tienes en la pierna y ya está. —tiró el algodón en el pequeño cesto que tenía a un lado y remojó otro. —Uy, este se ve más profundo..
Tocó con un poco de cautela el interior del muslo de su contrario, quién se mostró incómodo ante ello.
—Tch, lo único que quieres es manosearme.. —soltó con resentimiento, desviando la mirada. —Esto de sanar unos simples rasguños es tan sólo tu excusa.
Alexis lo miró de inmediato, mostrándose ofendido, pero con la cara roja a más no poder. Sin querer, apretó el algodón en el rasguño que tenía el otro en la pierna haciéndolo sisear ante el inminente ardor que eso le provocó.
—¡N-no estés inventando co-! —y un fuerte sape le fue propinado, dejándolo a media frase. —Ay, ¿y eso porqué fue? —llevó su mano libre para sobar el área golpeada.
Jesús se alejó un poco, subiendo los pies a su cama para revisar como estaba la otra herida, precisamente, la mordida de perro de hace unos días.
—Te dije que me dolía y no me hiciste caso. —reprochó, queriendo rascar la costra que se le había formado.
Alexis se lo impidió, tomando su muñeca.
—Solo harás que te quede una fea cicatriz. —soltó tranquilo, tirando el algodón de nuevo.
El castaño se zafó del agarre.
—Ya es mucha atención de tu parte, muchas gracias por esto. Pero no lo necesitaba. —se acomodó mejor en su cama, en la cama de abajo, pues él y Alexis dormían en una litera.
El otro no pudo evitar mostrarse triste por la actitud de Jesús, aunque sabía perfectamente que se lo tenía más que merecido.
Era inevitable no preocuparse por él, desde niños, siempre solía curarle las heridas. Intentaba también hacerlo con Luis, porque a veces aparecía con unos golpes bastante sospechosos, pero el pelinegro nunca se dejaba y era difícil de convencer, así que después de un tiempo ya ni le insistía.
Agarró la botella de alcohol y la bolsa de algodones para acomodarla sobre el mueble a un lado de la litera. En eso, sale Luis David del baño compartido que había dentro de la habitación, con una toalla enrollada alrededor de la cadera, casi que dejando poco a la imaginación.
Podía verse el caminito de vello que tenía en el pubis y parte del vientre, su abdomen trabajado, pues ya desde hace algunos años se pagaba el gimnasio con ese trabajo tan misterioso que había conseguido.
Secaba su azabache cabello con otra toalla un poco más pequeña, flexionando el brazo y dando a notar los músculos que tenía.Para Alexis, fue bastante difícil apartar la mirada, ¿pero porqué ahora le ponía más atención a este?
El muchacho semidesnudo caminó hasta su cajonera, que estaba a un lado de su cama, la cual era la única matrimonial en toda la habitación (beneficios de ser el mayor), y la abrió para comenzar a buscar algo que ponerse.
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Creo que ¡TE AMO! [+18]
רומנטיקהGracias a unos sentimientos que surgen de imprevisto a causa de un pequeño accidente, dos amigos comenzarán a verse de manera distinta. Ante ello, Ángel por la extraña ola de sensaciones que le ocurre al ver a Jesús decide ignorarle; llegando a la c...