Él es mi hermano

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—... Creyó que todo lo que había hecho estaba mal porque no encendía, entonces le seguí el juego y le dije: ¿Por qué no vienes y lo reparas?, cuando se acercó no supo ni por donde empezar, Jorge y yo comenzamos a reírnos porque se veía ridículo tratando de arreglar algo que no necesitaba ser reparado, pero obviamente él no tenía idea—soltó una risa.—Pasó como media hora tratando de encontrar el supuesto problema cuando lo único que tenía que hacer era presionar el interruptor que nosotros ya habíamos instalado—terminó de contar Tyler, Kristen y Harry rieron a carcajadas por la graciosa historia de su amigo sobre lo que había pasado en su taller de mecánica.

Dany se limitó a elevar un poco una de sus comisuras para sonreir aunque fuera solo por compromiso, había estado muy distraída jugando con el tenedor de la ensalada; mentiría si dijera que había escuchado al menos la mitad de la historia. En su cabeza se desataba una guerra de pensamientos aleatorios que no le permitían concentrarse, entre ellos los sucesos del día anterior.

—¿Todo en orden, Dany?—cuestionó Kristen al darse cuenta de cómo se encontraba, la chica sacudió la cabeza para deshacerse de sus pensamientos y concentrarse en Kristen.

—Sí, todo bien—contestó mientras volvía la vista al plato.

—¿Segura?—insistió, Dany asintió con una sonrisa ladeada. Kristen enarcó una ceja, mostrandole con ese gesto que no estaba del todo convencida de sus palabras.

—Muy segura—contestó para dejárselo en claro.—¿Sabes?, no tengo mucha hambre, creo que iré a dar una vuelta por el colegio—dijo como excusa, deseaba librarse de la conversación. Tomó sus cosas y comenzó a levantarse. 

—Iré contigo—mencionó Kristen al tiempo que imitaba la acción de Dany.—¿Vienen?—le preguntó a sus amigos.

—Las alcanzamos más tarde—habló Tyler, Kristen asintió y con una enorme sonrisa en los labios se dirigió a Dany para tomarla del brazo y llevarla, como ya se le había hecho costumbre, a rastras.

Salieron de la cafetería y caminaron por los pasillos hasta llegar a la cancha de fútbol, donde las porristas practicaban cerca de las gradas. Daban saltos, cantaban y hacían piruetas. Los jugadores del equipo también se hallaban ahí, entrenando. Nuevamente el hombre que era su entrenador les gritaba a todo pulmón que se esforzaran el doble ya que pronto sería el primer partido contra otra escuela.

—Vamos a sentarnos a las gradas, para ver como entrenan—mencionó Dany. El fútbol era un de sus deportes favoritos, además del skate; Dylan le había enseñado desde pequeña a jugarlo y nunca se perdía la oportunidad de verlo entrenar para aprender nuevas maniobras, y menos ahora que la situación le era tan divertida, con su hermano casi desmayandose del cansancio y su entrenador gritandole que pusiera más empeño mientras sonaba su silbato, estaba presionandolo a seguir adelante.

—No creo que sea buena idea— comentó la castaña, bajando la mirada en un mal intento de ocultar lo sonrojado de su rostro, sin embargo Dany había alcanzado a verla, sabía que se negaba a ir porque ahí se encontraba Dylan—Además, las porristas están ahí, y no quisiera tener problemas con ninguna de ellas por ver cómo entrenan los chicos que les gustan, créeme, ya me ha pasado—dijo, Dany se cruzó de brazos y sonrió de lado, sabía que mentía. Kristen desvió la mirada para evitar que Dany la descubriera en su mentira, conociéndose, sabía que le diría la verdad si la chica la miraba a los ojos, no era buena mentirosa—No iré ahí—terminó negándose haciendo un mohín.

—Sí, sí lo harás—esta vez fue Dany quién tomó la mano de la castaña y la llevó con ella, a pesar de que la chica trataba de liberarse para huir dandole golpes, gritando e inclusive mordiendola, Dany no la soltó.

Una chica rebelde (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora