Capítulo 25

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Comenzó a alzarme, mis pies se movieron en el aire y tosí intentando respirar pero era inútil; me estaba estrangulando. Cuando mi vista comenzó a ponerse borrosa, él soltó su agarre y caí en el suelo dolorosamente, mi muslo y mi hombro había recibido todo el golpe.

 —Déjame en paz, Dafne, por favor —sollocé—, solamente déjame en paz...

 El Mimo hizo una mueca triste y usó sus manos para simular lágrimas, seguidamente me señaló y luego negó con la cabeza desaprobatoriamente, ¿Qué se suponía que significaba su mímica? ¿Que no podía llorar?

 —¡Habla! —grité, pero de súbito el Mimo soltó un bufido y su rostro se volvió severo. Mierda, lo había hecho enojar otra vez.

 Se inclinó hacia mí, me sentía como un pequeño gusano ante un águila, mi quijada tembló al igual que todo mi cuerpo y no podía recordar como respirar correctamente. El Mimo alzó una mano y simuló golpear mi mejilla, sabía que no me había tocado, pero mi cabeza se volteó con demasiada fuerza que saboree el agrio de la sangre y el dolor extenderse en mi mejilla haciéndome soltar un quejido.

 Cuando alcé la vista, el Mimo no estaba, sollocé sintiéndome cada vez peor, debí morir ese día en el accidente junto con los demás. La niebla comenzaba a disiparse y pude ver que me encontraba en una habitación, limpié mis lágrimas para poder diferenciar al muchacho sentado, una sábana cubría su cuerpo supuse que era para que la mujer frente a él pintando su rostro no lo ensuciara.

 Me levanté del suelo sintiendo todo mi cuerpo temblar, y me acerqué a ellos, parecía ser Sebástian, pero la mujer lo estaba pintando como un payaso a bases de blanco y negro, ¿acaso iban a hacer un acto?, nunca mencionaron un circo antes.

 —Señor Culdere —dijo una voz desde la puerta, Sebástian hizo una seña con su mano para que pasara y pude ver que se trataba de Lucas, el enano que trabajaba para Sebástian.

 —¿Falta mucho? —preguntó Sebástian a la muchacha, ella negó con la cabeza dando las ultimas pinceladas con la tinta negra en su labio, seguidamente guardó sus cosas y salió a paso rápido de la habitación.

 —No hable señor, puede arruinar el maquillaje sino se seca lo suficiente —dijo Lucas, entonces sacó de un saco una pequeña daga dorada y se acercó a Sebástian, ¿acaso lo iba a matar?, corrí hacia ellos pero luego recordé que yo no podría hacer nada.

 —Aquí está la daga envenenada —continuó Lucas entregándosela a Sebástian, sin embargo él no la tomó porque esperaba que el maquillaje se le secara y seguía completamente envuelto en la sabana, así que Lucas la dejó en la mesa a su lado.

 —Bien —contestó Sebástian luego de un rato, seguidamente se levantó volteándose frente a mí, y se quitó la sabana que cubría el disfraz de un mimo, me eché hacia atrás horrorizada, ¿por qué él usaba el disfraz?, ¿acaso él era el Mimo?, no podía ser, a lo mejor iría vestido igual que Dafne, eso tenía más sentido, que ambos fueran vestidos de la misma manera.

 —Jane está atrapada —prosiguió Sebástian con una pequeña sonrisa, extrañamente la base blanca de su maquillaje hacia ver sus dientes amarillos—. Vamos Lucas, debemos ir a la fiesta de mi amada.

 —Señor Culdere —dijo Lucas tomando el sombrero de la mesa y ofreciéndoselo a Sebástian—, no olvide el sombrero...

 Todo se volvió borroso a mí alrededor consumido nuevamente por la niebla, creí que había vuelto nuevamente a la casa del señor Donald sin respuesta alguna, pero encontré que todo comenzó a aclarase revelando un largo pasillo con una alfombra roja, no parecía ser el pasillo principal, sino tal vez uno no muy concurrido. 

EL MIMO (Libro 1 Y 2)[Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora