Azul

Parte 2

Estoy sola en mi casa, está oscura, aunque aún quedan rayos de sol afuera; ya nadie posee luz eléctrica, solo la gente importante y con dinero.

Prendo una vela, no alumbra demasiado, y camino con cuidado para no apagarla, me miro frente al único espejo que hay en la casa, está un poco quebrado pero podría ser el único que queda en toda la cuadra.

La chica que veo ahí es joven, con un largo cabello rubio y unos grandes ojos de un color azul profundo, no recuerdo a mi madre pero sé que mi nombre se debe a mis ojos de ese color tan extraño. Veo lo delgada que estoy, el mundo se va a la mierda, nadie se preocuparía de alimentar a una chica huérfana, también veo unas extrañas manchas en mi piel, podría estar enferma o simplemente puede ser el maldito aire que respiramos; como sea, nadie es perfecto, nadie puede verse sano en estos tiempos, nadie.

Camino silenciosamente por la casa, todo es tan extraño y solitario sin Rebecca, recuerdo los últimos momentos con ella, recuerdo su última sonrisa... y el regalo que me dio, entonces, corro a mi habitación. Encima de mi cama esta la pequeña cajita que me entrego mi hermana, doy un respiro y abro la caja, dentro hay una hermosa cadena con un broche de un pájaro, paso mis dedos lentamente por el collar, cierro los ojos e imagino a mi madre con ella; desearía tanto que estuviera aquí...

Otro día, los días vuelan y no quiero que pasen más lento, me gustan así, corriendo uno detrás del otro.

Helena toca mi puerta, ella es mi vecina y ha sido como una madrina o algo parecido para mí, trae noticias sobre un trabajo, yo le agradezco y ella se va tal cual como llego.

Me visto rápidamente, espero no llegar tarde pues necesito un trabajo lo antes posible, salgo corriendo de la casa (aunque claro, no debería correr, es un delito) y casi tropiezo con la caja de alimentos del Estado, -esta debe ser la última-digo para mí, la tomo y la guardo dentro. Esta vez salgo más tranquilamente de la casa, el lugar queda lejos así que tomo un autobús.

Me bajo en la dirección que me dijo Helena y me encuentro con una hermosa casa, esperaba que fuera grande, pues este barrio es de personas importantes, pero jamás había venido a este lugar y nunca imagine lo grandes que son.

Camino hacia la puerta mirándome los pies, mis zapatillas están algo sucias, intento limpiarlas pero no funciona; no estoy segura que diré al llegar a la puerta y tampoco sé con qué me encontraré dentro, pero mis pies siguen caminando sin importarle mis dudas.

Por fin llego a la puerta, no sé si hay gente dentro y no sé nada, toco la puerta y a los minutos una señora con cara de pocos amigos abre la puerta y me mira de pies a cabeza

-¿sí?- pregunta ella; su expresión no me gusta, me mira como un bicho raro.

-hola vengo, bueno, emm supe que se buscaba una empleada en este lugar y vengo por ese trabajo- al principio tartamudeé y después lo dije todo en un respiro, espero que me haya comprendido.

Levanta una ceja y abre más la puerta para que yo pueda pasar.

-espera aquí-me dice mientras se pierde entre un pasillo

No me muevo del lugar donde estoy y a los minutos (que me parecieron horas) llega la misma señora que me abrió la puerta con otra que tiene cara de estirada y es algo mayor que la primera.

Me saluda y me invita a tomar asiento, me pregunta de dónde vengo y como supe sobre el trabajo, esta vez respondo más serenamente.

-mi nombre es Azul Andrade vivo en el barrio Lucky que queda algo lejos de aquí, he llegado en autobús; una conocida llamada Helena Oliver me ha dicho sobre el trabajo esta mañana-

Me hace varias preguntas más y al cabo de una hora respondiendo todas sus dudas me dice

-bueno Azul, creo que estas contratada para trabajar en la casa de los Halloway-

Sonrío, la verdad no estaba segura que me aceptara, y ha sido muy amable, más que la mujer que me abrió la puerta, su nombre es Fabiola y ahora será mi compañera de trabajo. Mi nueva jefa se llama Marta y su esposo el señor Marcos es dueño de las empresas "esperanza" donde se crean los cohetes que viajan a Azul.