Azul

Parte 4

Llego a mi casa cuando ya ha oscurecido, se siente todo tan solo, tengo miedo por Rebecca, de que no vuelva jamás, o que vuelva con malas noticias, es como dice la nave, nuestra única "esperanza".

Un ruido horrible me saca de mis pensamientos, es una alarma, una vez por semana pasan por las calles unas enormes maquinas con la estúpida idea de limpiar el aire, no creo que funcionen demasiado, pues todos nos estamos muriendo por la contaminación.

Tocan la puerta y es mi vecina, la observo bien, y se encuentra muy mal, tiene una grandes ojeras y está muy delgada, aunque intenta sonreír al verme, ella ha cambiado demasiado, hace tres años Don Facundo, su esposo murió, por culpa de una extraña enfermedad en los pulmones, lo peor no fue su muerte, lo peor fue verlo con su enfermedad, finalmente murió porque sus pulmones no lo dejaron respirar, murió de la misma manera que un pez fuera del agua, y esa imagen ,y esos meses luchando con su marido a Helena le están pesando, y mucho.

¿Y qué tal? me dice, con verdadero interés

-pues muy bien, tengo una compañera muy agradable y la Sra. Halloway fue muy amable.

Ella sonríe, aunque su sonrisa no llega verdaderamente a sus ojos. Conversamos bastante tiempo, como lo hacíamos antes cuando Rebecca era más joven, cuando yo aún estudiaba.

Golpean la puerta, me paro rápidamente y abro, para mi sorpresa es mi hermana, sonrío y la abrazo, pero tiene una expresión extraña como si algo la preocupara, antes de que logre preguntarle que hace aquí, como llego a casa ella cae al suelo de bruces, como si se desmayara, asustada la doy vuelta y al ver su rostro veo que esta morada, -¡se está ahogando! -Grito, pero no hay nadie que me escuche, Rebecca no respira, como si sus pulmones no existieran, intenta decirme algo, pero no logra hablar y como un último suspiro logra decirme muy bajo –ya no hay esperanza Azul-.

Despierto, mojada en transpiración, era solo una pesadilla, aunque me pareció muy real, esa frase me daba vueltas y no pude dormir en toda la noche.