Parte 3

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Llego a mi Casa cansada, el viaje en autobús es largo y Salí tan apurada que no comí nada, me siento en el suelo y abro la caja del Estado.

Trae menos provisiones que los otros meses y una pequeña carta que explica que no recibiré más cajas como ésta. Saco una especie de sopa instantánea, le agrego el agua y esta lista, después de todo ya es hora del almuerzo.

Al otro día me levanto muy temprano, tengo muchos nervios en mi primer día de trabajo y necesito salir lo antes posible, pues el viaje en autobús dura demasiado, después de una ducha y un desayuno rápido estoy sentada en el paradero jugando con un mechón de mi cabello y la cadena en mi cuello.

Al poco rato llega un chico lindo y se sienta al lado de donde yo estoy, tiene el pelo marrón y viste como para ir a la escuela, esto hace que me dé un poco de nostalgia, jamás termine mis estudios, sólo llegue hasta 8° básico no tenía el dinero para seguir estudiando y mis notas no eran las mejores para ganar una beca como mi hermana Rebeca.

El chico lindo me mira, lo notó por el rabillo del ojo, hablaría con él pero no sé qué decirle ¿hablar sobre el tiempo? ¿Saludarlo? ¿Preguntarle a que escuela va? No sé qué hablar y al cabo de unos 15 minutos esperando, por fin llega el autobús.

Me subo, pero el chico no, lo miro por la ventana, el me mira y me sonríe, tiene una linda sonrisa.

Duermo la mitad del viaje y la otra mitad miro el paisaje los distintos barrios y como van cambiando a medida que llego a mi destino.

Es increíble que no haya notado todo esto en mi primer viaje, pero iba tan apurada que no miré nada.

Al bajarme me doy cuenta que no queda nadie más en el autobús,-parece que soy la única que viene para estos lados-pienso.

Esta vez me abre la Sra. Halloway y me explica mi trabajo, en realidad aún no estoy contratada, estoy en un tipo de prueba debo hacerlo bien esta semana y seré contratada oficialmente, por decirlo de algún modo.

Mi trabajo consiste esencialmente en ordenar los dormitorios y habitaciones de esta casa. Al pasar por la cocina veo a Fabiola tomando un café, no parece muy contenta de verme aquí y esa manera que tiene de mirarme me incomoda demasiado.

Debo comenzar a las 10, pero son las nueve así que tengo toda una hora para arreglarme, conocer un poco más la casa o tomar un café con Fabiola, descarto esta última idea al instante y me dirijo al baño para arreglarme, me acomodo el pelo en una trenza y me pongo el delantal que me dio la Sra. Marta.

Después voy a la cocina, no quiero encontrarme con Fabiola, pero en verdad deseo un café muy cargado, entro y me encuentro con una chica, parece mayor que yo, pero no demasiado, usa un delantal parecido al mío, es de piel oscura y me mira tan sorprendida como yo.

-soy nueva aquí- le digo, ella me mira y se relaja, sonríe y me dice – entonces tú debes de ser Azul ¿cierto? – Si – digo –soy Maia, un gusto. – Me dice y estira su mano – estoy encargada de la cocina así que si quieres algo solo dime-

Lo dice tan simpático que solo sonrío, pensé que solo estaría con esa vieja de mirada intimidadora pero al menos tendré una mejor compañía.

Decido tomar un café con Maia, el primer sorbo fue increíble, como probar algo delicioso, o real por primera vez. Mi nueva compañera de trabajo me cuenta de su vida, al parecer nació en Haití y había llegado aquí en busca de un mejor trabajo y más que nada nuevos horizontes

– Bueno, no siempre se consigue lo que se busca – le digo, con una media sonrisa

– En realidad, es mejor de lo que pensé, no sabes lo que sucede en otros países Azul-

Yo no supe que contestar, porque de verdad, no lo sé,

Son las 10.00 y comienzo oficialmente mi trabajo.

Comienzo por la habitación matrimonial, tienen una gigantesca cama, parecida a la de los cuentos de princesa que solía contarme Rebecca, también hay un enorme armario y un baño dentro de la misma pieza, jamás vi algo así.

La segunda pieza, está hecha un desastre, aunque me recuerda algo a la mía con todas las cosas tiradas y desparramadas.

Recoger la ropa tirada por toda la habitación fue lo más cansador, encontrar donde debía ir guardada fue peor, pero terminado aquello todo fue más fácil.

Sin darme cuenta había llegado la hora de colación, no había llevado nada para comer, pero Maia preparo algo para las dos, y nos sentamos a comer en la mesa del patio. Todo puede ser más hermoso aquí, pero la contaminación no discrimina, y el aire sigue siendo el mismo en este barrio, se nota en las plantas y en los pobres árboles que luchan para sobrevivir.

-¿y qué opinas del trabajo? ¿Te ha gustado?-me pregunta Maia

-lo más difícil fue una habitación del fondo que estaba muy desordenada... pero sí, me ha gustado el trabajo- digo mirándola a sus ojos castaños.

-la habitación que dices es de el único hijo de los halloway, no lo veras mucho por aquí, pero es como un huracán, y siempre que se queda deja todo así-

No sabía que los halloway tuvieran un hijo, aunque no sé porque me sorprende tanto.

La tarde fue muy parecida a la mañana, más limpieza de habitaciones, a las 6 ya estoy lista para irme, entro al baño tomo un poco de agua (que me parece más dulce que la de mi casa), me despido de Maia y salgo del lugar.


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