Tengo muchísimo sueño, pero debo ir a trabajar, el día esta insoportablemente caluroso y eso no ayuda.
Al llegar Maia me da un café, definitivamente son su especialidad y esto logra mantenerme en pie durante el día.
Nunca veo televisión, no tengo luz eléctrica pero recuerdo que teníamos una que funcionaba con paneles solares recargables, las más usadas en estos tiempos. Esa televisión se haberío y nunca más volvimos a tener otra. Acá en casa de los Halloway, hay una televisión, no funciona con energía eléctrica, pero tampoco con paneles solares como las que conocía, la enciendo y veo que están dando las noticias-Un hospital completo de la india explotó dejando a miles de fallecidos-habla la periodista-Se creaba una bomba para detener la contaminación, al parecer nadie del lugar sabia sobre este experimento que se desarrollaba en el subterráneo del hospital y que termino con la fatídica muerte de miles de personas inocentes-.
Luego imágenes de personas heridas, bomberos ayudando con sus máscaras anti humo y mujeres llorando a gritos.
No pude continuar viendo, y apagué la televisión, ya era hora de comenzar a trabajar, ordené como siempre primero la pieza matrimonial y luego las otras habitaciones, entré a la pieza del único hijo de los Halloway, lo que no sabía era que él había vuelto de donde fuera que estaba y me lo encontré, durmiendo, en ropa interior encima de todo el desorden de su cama, despertó al oír mi pequeño grito, que al parecer fue de asombro y cuando me miró pude sentir como mi cara se ponía de un color rojo, quería salir rápidamente de ahí, pero mis pies no parecían hacerme caso, al final me quede parada ahí como boba.
-¿No te enseñaron a tocar la puerta tus padres?, o ¿eres un ladrón que extrañamente usa delantal?- me sonríe. –pe-perdón –digo tartamudeando y poniéndome aún más roja de lo que estaba – No sabía que estabas aquí- dije.
-No te disculpes, te comprendo, a estas alturas yo debería presentarme y todo-Se levanta y me da su mano como saludo, la estrecho ya más calmada y sonrío, en verdad la situación es graciosa.
-Soy Azul-digo mientras suelto su mano.-Max-me responde-¿así que trabajas aquí?-pregunta sentándose otra vez en su cama; su pelo desordenado y sus ojos color miel me recuerdan a un gato perezoso.-Si, hace muy poco, la Sra. Marta me contrato, debo ordenar la casa y mantenerla limpia, eso es todo mi trabajo-digo mirándolo detenidamente, por un momento había olvidado que estaba solo en calzoncillos, el color vuelve a mi cara.
-Bueno, pues si haz ordenado mi pieza deberías saber dónde se encuentran mi pantalones limpios, anoche no encontré ni mi pijama- me dice, señalándose a sí mismo. Le muestro donde estaba toda su ropa y salgo rápidamente de la habitación.
Le cuento lo que me ha pasado a Maia y ella comienza a reír –Pues me paso algo muy parecido cuando yo comencé a trabajar aquí, quizás su forma de presentarse es así... en ropa interior- ambas nos miramos y nos reímos muy fuerte.
Cuando volvía a casa el chico lindo de la otra vez se subió al bus, no lo noté hasta que se sentó a mi lado, estaba pensando en las noticias, todos los días pasa algo parecido, los intentos por detener esta contaminación han acabado con muchas vidas inocentes, aun no puedo sacarme esas imágenes de la cabeza. El chico comienza a hablarme,-El otro día, estabas en el paradero conmigo, no sé si recuerdes-.lo interrumpo un poco apresurada al parecer,-sí, lo recuerdo, cuando me iba me sonreíste-
-sí, cuando ya te habías ido me di cuenta que se te cayó esto- entonces abrió su mochila y saca el collar de mi madre, como pude olvidarlo. No encontraba las palabras para agradecerle pero mi cara parecía expresar todo- lo guarde para entregártelo pero no te había vuelto a ver.
-gracias- digo con una voz apenas audible.
-Cristian –me dice, con su mejor sonrisa.
-Azul- respondo, tomando mi collar que aún estaba en su mano.
-como el planeta-me dice, alegre.-como el color-respondo, algo triste, por escuchar del planeta, por recordar a Rebeca, que debe encontrarse a miles de kilómetros luz de distancia.
Nos pasamos los siguientes 20 minutos del viaje hablando de algunas cosas superficiales, le conté de mi trabajo, del barrio donde vivía, que tenía una hermana, no le mencione que ahora ella estaba en el "esperanza", no le hablé de mi madre, el me habló de su familia, tiene dos hermanos pequeños de 4 y 6 años y él es el mayor con 18.
Cuando me bajé estaba muy oscuro, habían quebrado los pocos focos de luz que quedaban y nada alumbraba mi barrio, unos chicos que habían bajado del bus conmigo comenzaron a acercarse, hablaban entre ellos, yo quería acelerar el paso pero no estaba muy segura hacia donde iba, hasta que uno me tomó del brazo- ¿para dónde vas tan rápido preciosa?-
-Suéltame, no te conozco idiota-
-Te veías más amable con tu novio, ahora dime...-me dice acercándose más y apretándome el brazo con más fuerza- ¿vives por aquí?-
-eso no te importa, ahora déjame en paz-
En ese momento de la oscuridad aparece Cristian – hey, déjala en paz, o eres sordo- Miren, pero si es el noviecito- dice el chico burlándose, pero soltando mi brazo de igual manera- no soy su novio, pero eso no te da el derecho a tocarla- dice Cristian con voz autoritaria. - por faavor puedes irte, solo estorbas-responde.
Entonces Cristian no sé cómo golpea en la cara al tipo, este queda algo aturdido, pero rápidamente saca un cuchillo que en la oscuridad apenas si logro ver, no sé en qué momento comienzo a gritar, pero otro tipo me tapa fuerte la boca, logro golpearlo y zafarme de él y comienzo a correr, pero tropiezo con algo, parece ser un asiento de la plaza, comienzo a arrastrarme y desde ahí lo veo todo, veo al tipo enojado con el labio sangrando dirigiéndose hacia mí y luego veo a Cristian golpeándolo con mucha fuerza, cayéndose al suelo y golpeándose la cabeza.
-¿Estas bien?-me pregunta, creo que por tercera vez
Si, si, solo me doblé la muñeca, digo aun mirando al tipo en el suelo-está muerto-
- no lo está, pronto despertará, tenemos que irnos, sus amigos escaparon lo más probable es que vuelvan-
Entonces me ayuda a levantarme y caminamos hasta mi casa, no sé cómo le indico el camino, mi mente no está aquí.

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Azul
Ficção CientíficaEs doce de enero del 2067, todos los años en esta fecha se lanza un cohete al planeta "Azul", que está a exactamente 5 años luz de distancia, el mundo entero espera noticias sobre este planeta que podría ser la última salvación de la humanidad. Hac...