Capítulo 11: El invitado

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Sus ojos pasaban de la sopa al rostro de Natsu que sonreía al verle soplar. Por un momento, Gray no supo si el sonrojo de sus mejillas era debido a su alta temperatura o a que aún tenía algo de vergüenza cuando ese cantante aún le miraba de esa forma en que lo hacía. No podía negar que seguía sintiendo una extraña atracción hacia él, una atracción que no debería sentir, sólo odio y, sin embargo, ahí estaba.

- Deja de mirarme así – dijo Gray algo molesto.

- Encima que te preparo una rica sopa para que te mejores.

- No te lo he pedido.

- Evidentemente, eres demasiado terco para ello. Wendy ya está acostada, le he dado de cenar y tras leerle unas páginas de un libro suyo, se ha quedado como un tronco. Debía estar cansada del día de hoy. Voy a ir a por un termómetro. ¿Lo tienes en el baño?

- En el botiquín de la cocina, segundo armario de arriba – le explicó Gray.

- Vale, ahora vuelvo. Pórtate bien y cómete toda la sopa.

Gray empezó a comer, esta vez algo más rápido al encontrarse solo y sin la atenta mirada de Natsu. En una de las últimas cucharadas, se detuvo, observando ese líquido en la cuchara y dándose cuenta de que realmente... Natsu debía haber estado preocupado cuando se desplomó. Eso le hizo sonreír, nunca habría imaginado que él podría preocupar a ese cantante, pero parecía estar cambiando. Aun así, quería negarse el poder verle de esa forma, porque podía ser otro de sus trucos.

- ¿Aún piensas que es un truco? – preguntó Sting apoyado en el marco de la puerta.

- Qué más da lo que yo piense, tú ya tienes una idea, ¿no?

- No creo que sea un truco, llegó aquí muy preocupado por ti y hasta estuvo cuidando de Wendy en tu lugar.

- ¿Por qué le dejaste entrar? – preguntó Gray mirando hacia otro lado algo sonrojado aún.

- ¿Preferías que lo hubiera dejado en la calle contigo y con Wendy? Te bajó del coche en brazos, llamó al timbre y me pidió que te metiera en la cama, creí que era mejor que él se quedase, se le veía preocupado. No quería que me estuviera llamando cada cinco minutos para que le informase si estabas mejor o no, así que le dejé quedarse hasta que él viera que mejorabas.

- Será un truco – le agregó de nuevo Gray.

- Piensa lo que quieras, pero creo que está siendo él mismo. Aprendió la lección, creo que te quiere de verdad. Sé que el daño que te hizo no puede ser reparado tan rápido como nos gustaría, pero también es cierto que lo está intentando, sólo que tú no terminas de darle la oportunidad de arreglar sus errores.

- Me hizo demasiado daño como para que pueda perdonarle.

- No lo harás enseguida, pero a veces necesitas volver a abrir el corazón, Gray. Creo que él es el único que puede curarlo y aún le quieres, no puedes negar eso. Ese chico quizá no sepa exacto lo que te hizo, pero intenta arreglar las cosas, intenta que vuelvas a sentirte querido.

- No me hables de querer... tú que dejaste a Rogue porque jamás se enfrentaría a su familia.

- Era diferente, Gray, no me quedó más remedio que dejarle. ¿Crees que no le amo? Claro que lo hago, cada minuto de mi vida le amo, pero él prefería hacer caso a su familia, querían casarle con una chica y él ni siquiera se atrevió a decir que tenía pareja, que estaba conmigo, todo por lo que opinase su familia. No quería ser su amante secreto toda la vida, Gray... no me quedó más remedio que dejarlo pese a que me destrozó el alma hacerlo.

El precio de la fama (Fairy Tail: Natsu-Gray-Natsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora