Capítulo 7: Figuras

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El ruido del desorden, eso es lo que Sting escuchaba a su paso, cómo Gray iba lanzando todo al suelo mientras metía con desenfreno sus manos bajo su pantalón, rompiendo los botones de su camisa más que abriéndola con cuidado. Le había afectado ver a Natsu, de eso estaba seguro por la forma impulsiva en que se estaba comportando. Gray siempre era un chico frío, con un temperamento gélido que no se dejaba llevar por sus emociones, sentimientos o pasiones, pero ahora mismo... la irracionalidad vencía en él.

- Ey, ey, ey, vamos, Gray – le intentó decir Sting, pero lo único que ganó al tratar de frenar sus más bajos impulsos fue que ese moreno atrapase sus labios con fuerza en un posesivo beso y lanzase su cuerpo sobre la mesa mientras él se bajaba los pantalones.

Estaba excitado, no cabía duda de ello, tanto, que Sting supo que sería imposible razonar con él en esa situación. Quizá cuando se desfogase empezase a reaccionar a sus palabras, porque en aquel instante, sólo lo veía como un animal que deseaba saciar sus ansias.

No había escuchado la conversación de aquellos dos en la fiesta, tampoco sabía lo que había ocurrido entre ellos, pero una cosa estaba clara, había excitado a Gray y ese moreno no iba a saciar sus ansias con la persona a la que más odiaba. Sting resopló y llevó sus dedos a su entrada abriéndola ligeramente para permitirle a Gray que entrase. Ni siquiera dudó un segundo, entró de golpe, dando unas fuertes embestidas y consiguiendo que Sting lanzase algún jadeo al sentirle tan dentro de él.

A medida que se hundía en él, Gray parecía ir volviendo a la normalidad poco a poco, derramando amargas lágrimas cuando acabó eyaculando en su interior. Sting simplemente, se incorporó y le abrazó, apoyando el rostro de ese chico en su desnudo pecho y dejando que llorase.

- Vale... ya está, Gray, ya está.

- Lo siento – susurró Gray – yo no...

- Lo sé. ¡Dios! Aún le amas.

- No quiero amarle, sólo quiero... arrancarle de mi vida pero... él me provoca una y otra vez.

- ¿Quieres desahogarte?

- ¿Más? – preguntó Gray algo arrepentido de ese ataque que le había dado.

- Me refería a hablarlo, no a sacar en el sexo todo lo que llevas guardado.

- Se disculpó por todo lo que hizo en el pasado – dijo Gray sin más – y se guardó mi cincel bajo sus pantalones.

- Suena muy a lo que haría Natsu – sonrió Sting – aunque no esperaba lo de la disculpa.

- Es un truco suyo, es experto en esa clase de trucos.

- Ni siquiera se acuerda de quién eres, quizá era sincero y se arrepiente.

- Habría buscado mejor. Él hundió la carrera de mi padre, también destruyó mi vida, todas las desgracias de mi familia vinieron por su maldita culpa y aun así... no puedo dejar de sentir esto por él y no lo entiendo. Le odio y le... le quiero a la vez. Saber de sus propios labios que se follaba a otros, que sólo me utilizó y me desvirgó para dejarme tirado ha sido duro.

- Sabías que se follaba a otros antes que a ti.

- Sí, lo sabía, pero no es lo mismo saberlo que escucharlo de él en persona.

Los ojos de Gray se fijaron en la luz parpadeante del teléfono, parecía tener dos mensajes pendientes de ser escuchados. Miró el reloj, eran las cinco de la mañana y había estado más de lo esperado en esa dichosa fiesta. Se subió los pantalones tras salir de Sting y caminó hasta el teléfono para darle al botón de escuchar los mensajes.

El precio de la fama (Fairy Tail: Natsu-Gray-Natsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora