El mes había transcurrido con rapidez pese a que Gray siguiera sin entender cómo podía estar cayendo nuevamente en las manos de ese cantante. Por una parte... sí parecía haber cambiado, de hecho, hasta a veces conversaba en las visitas con su padre sobre ese chico.
La primera vez, su padre se había quedado helado en el sitio, sin poder terminar de creerse que Gray hablase sobre una de sus citas. En ningún momento escuchó "aquella verruga", "su acento me molesta" u "olía a cierta fruta que odio", no... todo lo contrario, Gray no había puesto ninguna pega a ese chico y eso hacía que su padre sonriera dándose cuenta de que realmente... pese a la frialdad de Gray para abordar el tema, en realidad le importaba ese chico, se estaba enamorando si es que no lo estaba ya.
Jamás se lo quiso reflejar a Gray, le conocía demasiado bien y si le hubiera dicho que sentía algo por él, se habría sonrojado y negado todo, así que prefería simplemente hacerse el indiferente y tratarlo como si fuera una cita más, aunque cuando Gray se marchaba, siempre susurraba la misma frase: "ya has caído, Gray".
Le alegraba que su hijo finalmente volviera a darle una oportunidad al amor, hasta su rostro brillaba, sus ojos empezaban a tener un sentimiento que hacía años no veía... esperanza. Ese chico del que se estaba enamorando debía ser muy afortunado por haber conseguido atravesar la gran coraza de hielo de su hijo. En parte... se moría por conocerle pese a que Gray jamás le dijo su nombre o le dio una pista de cómo era o quién podía ser, siempre le hablaba con un nombre en clave.
Aquella mañana, Gray tan sólo había ido al lugar del concierto para ver su creación. Habían hermetizado todo alrededor de la gran figura y seguían lanzando frío para evitar que se descongelase la gran figura antes del gran concierto de esa noche.
- Sabía que te encontraría aquí – comentó Natsu a su espalda – tú siempre tan perfeccionista.
- Quería comprobar que todo estaba bien.
- Bueno... me has dejado la nariz un poco torcida – sonrió Natsu ganándose un leve golpe en su hombro por parte del moreno.
- No me toques las narices, es exactamente la nariz que tienes.
- Pues entonces la tengo un poco torcida – bromeó nuevamente aunque esta vez Gray, ni siquiera le observó, permanecía observando su obra de arte.
- ¿Por qué no te pones a tus pies y saco una fotografía? – preguntó Gray.
- ¿Quieres tener un recuerdo?
- No puedo llevarme esta gran mole a mi taller y además... durante el concierto irá descongelándose lentamente, tan sólo las partes mezcladas con cristal permanecerán pero creo que la parte de cristal quieren subastarla, así que sí... quiero un recuerdo de lo que creé.
- Saca la foto entonces rápido, porque quiero invitarte a comer antes de tener que ir a prepararme para el concierto. ¿Vendrás a verme tocar?
- No creo que venga más veces por aquí – comentó – ésta era mi última visita.
- Vamos... por favor. Me gustaría que vinieras y poder irme de aquí contigo cuando acabe.
Tal y como la última de sus citas. Gray resopló al acordarse de aquello. Ya fue a su concierto, le costó mucho dinero aquella entrada pero fue a verle porque deseaba finalmente darle el mayor de los regalos, su virginidad y entonces... Natsu simplemente se había aprovechado de él, le había follado en un maldito cuarto de baño y no volvió a saber nada de él. Quizá uno de sus mayores miedos era volver a pasar por ello, volver a uno de sus conciertos, volver a caer en sus manos.
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El precio de la fama (Fairy Tail: Natsu-Gray-Natsu)
Fiksi PenggemarSe sintió importante y él ni siquiera recordaría su nombre. Con el corazón destrozado y cerrado al amor, decidió convertirlo en hielo. Su talento como escultor lo llevó a la fama pero toda fama... tiene un precio. ¡Allí su infierno regresó! Pero su...