Capítulo 1

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Había tomado la decisión de no entrar a la Universidad, por lo menos, no por ahora. Después de todo, sería una carga menos, tanto para mis padres como para mí. Los últimos meses tengo que admitir, fueron terribles.

Fui diagnosticado con leucemia, de seguro han de preguntarse cómo lo sé; la repuesta es sencilla.

Todo ocurrió un fin de semana en casa de mis abuelos durante una cena familiar. Sin el mayor aviso previo caí al suelo perdiendo todo el conocimiento.

Desde ese pequeño incidente y como era de esperarse, fui a parar de médico en médico, en busca de esperanza alguna, pero ninguno daba una opinión distinta sobre lo que me ocurría.

La primera vez que me advirtieron de mi enfermedad, mi madre tan sólo cambió su mirada, yo podía notar algo diferente en ella, como si su alma hubiese sido desgarrada y arrancada de su propio cuerpo.

Tras tratar de llevar un tratamiento riguroso, lo único que los profesionales supieron decirme es que intentase llevar una vida normal, pues mi cuerpo no estaba asimilando de forma correcta los medicamentos y la enfermedad avanzaba; me quedaba poco tiempo de vida. Aquí es donde comienza mi historia.

Mi nombre es Kyle Brensson, tengo 22 años de edad; una vida vivida y una más que podría decir por vivir, si no fuese por el cáncer. Los días de armonía y alegría en mi familia se acabaron, las relaciones sociales, tanto mías como la de mis padres; también lo hicieron.

Mi rutina diaria se resumió solamente en despertar, comer, ver algo de televisión, leer un libro, escuchar música, tener charlas con mis padres y de nuevo a caer en un profundo sueño cuando llegaba la noche.

Hoy es lunes, quiero tratar de hacer algo diferente.

No sé dónde exactamente lo vi o lo escuché, pero me pareció interesante la idea de crear una lista de metas y deseos de lo que quisiera hacer antes de morir y a decir verdad la mía supongo que sería corta, pues no viviría por mucho más tiempo.

Está mañana decidí no desayunar como de costumbre. Un día sin desayunar no podrá matarme más de lo que lo hace mi enfermedad ¿verdad?

Entonces me senté en el escritorio que estaba al costado de mi cama, busqué una hoja de papel y un lápiz y comencé a escribir.

El título fue lo más sencillo Cosas que hacer antes de morir.

Entonces fue cuando coloqué el primer número que tuve problemas y me puse a pensar qué sería lo primero que quisiera hacer antes de mandarme al infierno.

Lo pensé por un largo rato, caminé por toda la habitación hasta que finalmente la idea surgió: 

1. Beber Alcohol.

Lo sé, suena ridículo y poco creíble que no haya bebido alcohol a estas alturas; pues la verdad es que sí lo hice, pero quisiera hacerlo por una última vez.

Lo primero de la lista ya estaba y sólo me faltarían algunas cosas más para completarla. Antes de continuar escribiendo escuché el ruido que provocaba un camión afuera de mi casa. Me distrajo.

No es normal que se oigan este tipo de carros por esta zona y menos a estas horas por la mañana, así que me asomé a la ventana para tratar de ver qué era lo sucedía.

Lo que vi fue a un camión de mudanzas, estaba en frente. Eso significaba que tendríamos vecinos nuevos.

¡Genial! , otra gran prole a quién soportar.

Mientras seguía observando, no sé por qué razón, mi mirada se desvió a un integrante de aquella familia en particular.

Un chico alto y rubio, se veía bien, quizás de mi edad.

De pronto, como si al universo no le bastase con haberme jodido la vida, aquél muchacho volteó la vista directo hacia mí, obviamente me incomodó y no sé porque motivo, pero mi reacción fue ridícula. Lo miré y con desprecio volteé, metiéndome en lo más profundo de mi habitación, alejándome de aquella ventana.

Ya era suficiente, ya sabía lo que pasaba, ahora sólo quería volver a concentrarme en mi estúpida lista.

Mis Doce DeseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora