Salí al vecindario y tal como lo había planeado, Adam estaba ahí afuera, esperándome.Por un momento sentí una emoción que no sentía hace mucho, tal vez porque no hacía esto desde ya un largo tiempo.
Mientras caminábamos, Adam me preguntó qué era lo que tenía en aquella hoja de papel, me abstuve a responder; pero algo en él me dio la confianza suficiente poder contarle, por lo menos sobre el contenido de mi lista y no así la razón del porqué lo hacía.
El quedó asombrado y creo que le gustó la idea de que alguien haga algo así.
Lo malo de esto es que él de seguro piensa que tengo el tiempo del mundo para lograrlo, cuando no es así.
De pronto, él simplemente me dijo que debería tachar un número de aquella lista, en el momento que le pregunté cuál; apuntó hacia mi lista con su dedo y señaló el número tres.
Cuando le pregunté del porqué me contestó que ya lo había logrado pues tenía alguien nuevo en mi vida que podría llamar amigo.
El sentimiento que experimente ese instante fue algo intenso (sarcásticamente hablando, claro) no expresaba mis sentimientos desde hace años y dudo mucho que lo hubiese hecho. Simplemente fue la sensación.
Así que lo hice; tache el número de mi lista, había logrado hacer algo de aquella.
Adam parecía un buen muchacho, al fin y al cabo no habría podido cumplir está parte de mi lista sin él y quizás hubiese sido algo difícil conociendo mi forma de ser y actuar con la sociedad, asco.
Al hacerlo Adam notó que tenía algo tachado y me preguntó qué era lo que había borrado.
Simplemente le dije que era algo sin importancia e infantil.
El insistió que le dijera qué era aquello, incluso después de que le había dicho que no era nada.
Supe entonces que Adam era del tipo de personas que no se da por vencido tan fácilmente, ¿no sabe qué la la curiosidad mato al gato?
Finalmente me rendí y le dije lo que era. Qué tonto fui, debí tan sólo inventar cualquier cosa, pero no lo hice.
Cuando se enteró de lo que borré me dijo que "jamás perdiese la fe y menos cuando se tratase del amor". Sí, claro o sea es fácil decirlo cuando no te estás muriendo y no tienes una actitud de mierda.
Me sugirió que la dejase para el final, pero que no la eliminase de mi lista.
Acepte con tal de terminar la conversación y continuamos caminando hasta que decimos dar la vuelta.
Al ver que estábamos ya por llegar a nuestros hogares me preguntó si podría ayudarme a completar y cumplir mis deseos y le dije que sí.
Le dije que sí porque por más que no quisiera que lo haga sabía que insistiría hasta que diga que sí y que cambiase de opinión. Tonto Adam.
Llegó la noche, ambos estábamos en nuestras casas, él sabe qué haciendo en la suya y yo en mi habitación pensando aún en mi lista.
Me gustaba está sensación; la de tener mi mente ocupada, al menos moriría haciendo algo, aunque quisiera hacerlo sin estar por dejar de existir.
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Mis Doce Deseos
JugendliteraturDos jóvenes, Kyle, un chico introvertido y cruel; y Adam, todo un joven encantador, comienzan un viaje para dar sentido a sus vidas al tratar de cumplir los deseos que uno de ellos tiene antes de morir.