Capítulo 11

297 47 3
                                    




           

Pese a los intentos de mis padres por encontrar a alguien compatible; no lograron hacerlo. Sus esperanzas les fueron arrebatadas una vez más.

No hable con Adam durante el tiempo que duraron los estudios y pruebas de compatibilidad. Era hora de hacerlo.

Cité a Adam en el parque, donde aprendí a conducir, él accedió.

Adam llegó y no hice más que abrazarlo, él no sabía que ocurría, tan sólo me sostuvo.

No hablamos en todo el rato que estuvimos caminando por aquél lugar, hasta que Adam me preguntó si quería hacer algo, simplemente lo miré; no podía decirle que no.

Adam me dijo que me llevaría a un lugar. Dudo mucho que fuese un lugar que yo ya no conociera, es decir, él es el nuevo acá, yo no. De todos modos le seguí el juego.

En el trayecto me quedé dormido, tan sólo desperté cuando sentí que el motor del auto se detuvo.

No reconocía el lugar, estaba lleno de árboles; no se escuchaba ni un solo auto y menos se escuchaba que alguien estuviese ahí, además de los pájaros y el viento. Era maravilloso.

Le pregunté a Adam en dónde estábamos. Él me respondió que este lugar era una reserva no muy lejos de la ciudad y no muy conocida por la gente. Y acto seguido me invitó a seguirlo.

Nos introducimos más a fondo en aquel bosque; era hermoso,  era lo que había soñado conocer hasta entonces, un lugar que me diera paz; un lugar lejos de la contaminación humana, un lugar especial.

Estando en aquel sitio pude notar que no sólo servía de reserva natural, sino que se podía observar todo en su esplendor, era increíble que no conociera este lugar. Fue glorioso.

Adam me preguntó si traía mi lista de deseos conmigo; la busqué y le dije que sí. También me preguntó si con este momento se había cumplido mi deseo número 5.

Y la verdad sí lo había hecho, me sentí feliz de nuevo, después de un largo tiempo lo hice.

Nos sentamos en medio de aquél bosque, el pasto estaba suave.

Creo que es tiempo de que Adam sepa la verdad, es hora.

En ese instante tome valor y respirando profundo se lo dije.

-Adam tengo leucemia y no me queda mucho tiempo de vida; la razón por la que me ausentaba por algunos días era por los chequeos rutinarios y en los últimos mis padres y yo nos enteramos de un tratamiento que podría haberme salvado. Tratamos de buscar a alguien compatible conmigo para un trasplante de médula ósea, pero fracasamos. Es mi destino y lo acepto. Sólo quería decírtelo, merecías saber.

Creo que realmente le afectó lo que le dije porque en ese momento no hizo más que abrazarme.

Quería permanecer en sus brazos por una eternidad, que sostuviese mi mundo porque se desmoronaba cada vez un poco más; pero como todo en mi vida sabía que aquello también tenía que terminar.

Durante el trayecto de regreso a casa ninguno pronunció una sola palabra; creo que tampoco había algo de qué hablar.

Antes de salir del auto, escuché que Adam me hablaba. Me dijo que todo saldría bien. Que me lo prometía.

Solamente lo mire con una sonrisa y me fui; sabía que no iba a ser así.

Estando en mi cama saqué mi lista de deseos, tache el número 5. Ya casi la terminaba. Estaba orgulloso de mí.

La guarde y acto seguido sentí la inevitable sensación de llorar. No la negué, es así como quedé dormido. Llorando por todo, llorando por lo bueno que me había pasado hasta ahora, por lo bueno que tendría que terminar a consecuencia del cáncer y lloré por la familia que dejaría atrás y por supuesto también lloré por...

Por ti Adam. Lo siento.

Mis Doce DeseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora