Capítulo 2

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Ya tenía seis números hechos y tengo que admitir que fueron difíciles de pensar entre las tantas cosas que quisiera hacer, pero sé que no lograré realizar por el factor llamado tiempo y obvio, el cáncer.

Así que tuve que ahorrar pensamientos y no malgastarlos en tontos deseos infantiles e imposibles para alguien como yo.

Seis números aún son pocos, incluso para mí, pero algo es algo y me tomo todo un día pensarlos.

El día de hoy no varió mucho al resto, sin dejar de lado el hecho que tendría vecinos nuevos y que comencé una lista de deseos que tal vez ni vaya a lograr cumplir; pero era algo que mantenía mi mente ocupada.

Ya era la hora de la cena, mi padre llegó de su trabajo y mi madre había preparado algo de comer, comida saludable, según ella.

Ya ni recuerdo el sabor de la comida chatarra, la extraño. Incluso la de la escuela. Debería añadir esto en mi lista.

No había mucho de qué hablar durante las comidas, así que me abstuve de conversar y me propuse sólo a escuchar.

De repente se oyó el timbre de la casa.

Deben ser los nuevos vecinos, pensé. No quería atender la puerta, pero mi madre me lo pidió así que no tuve más remedio que hacerlo.

Cuando llegue a la puerta sólo respire profundo y la abrí, pude ver que el muchacho rubio de esta mañana estaba en frente mío sosteniendo una cacerola. Él también se quedó mirándome por unos segundos hasta que hablo con una voz que no era tan molesta como lo imaginé.

- ¿Hola qué tal?, soy Adam Smith, acabamos de mudarnos del otro lado de la ciudad por el trabajo de mi madre, ella es escultora, ahora nosotros vivimos al frente y queríamos darles esto para poder presentarnos.

De todo lo que dijo entendí solo que trajo comida y que su nombre es Adam, era suficiente, el resto me valía un cacahuate.

No me gusta socializar, no lo sé, tal vez porque no se me da o simplemente no logró hacerlo porque la gente apesta al igual que la vida.

- ¡Gracias! Soy Kyle Brenson, bienvenidos a este  horrible lugar y que su estadía sea placentera porque de seguro que lo será mucho más que la mía.- le dije sonriendo entre dientes.

Tan sólo respondí con la verdad, nadie de mi vecindario me agradaba y dudaba mucho que  los nuevos vecinos lo fueran a hacer, así que adelante el proceso de bienvenida.

Mi madre me había escuchado y sólo supo reprocharme. Ella se disculpó por mi supuesta actitud dando estúpidas falsas explicaciones del porqué de mi comportamiento.

Adam se fue al igual que yo a mi habitación, de todos modos no iba a probar la comida.

No entiendo porque mi madre no simplemente puede decir la verdad sobre nuestra vida o sobre mí cuándo conoce a alguien nuevo.

Por ejemplo, podría decir: " Hola somos los Brensson, éramos una familia como cualquier otra viviendo en los suburbios tan felices como ni se imaginan, pero ahora mi hijo tiene leucemia y se jodieron nuestras vidas como la de él, pero aparte de ello todo está más que normal, bienvenidos al vecindario."

Okay, suena ridículo, ni yo lo diría, pero tal vez debería, no lo sé.

Mañana será otro día y tengo que pensar en que más me gustaría añadir a la lista de cosas que hacer antes de morir.

Mis Doce DeseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora