Capítulo 13 ( final parte 2)

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Abrí los ojos, estaba aún somnoliento y adolorido. Después de todo creo que la cirugía salió bien o eso aparentaba.

Yo estaba en una habitación que tenía preparada el hospital para mí. Los primeros en darme la noticia del éxito de la cirugía fueron mis padres.

Su alegría y esperanza que habían sido arrebatadas alguna vez; regresaron.

El médico encargado de mi caso me dijo que la operación había salido bien y que sólo era cuestión de tiempo para que me recuperará y cuestión de tiempo para que mi cuerpo asimile el tratamiento.

Después de todo creo que Adam y yo sí tendríamos más tiempo junto y llegaríamos a completar mi lista que pensándolo mejor se convirtió en nuestra.

Paso un buen rato antes que preguntará sobre el estado de Adam.

Ojalá jamás lo hubiera hecho.

En el momento que pregunté sobre él pude notar que todos dentro de la habitación intercambiaron miradas y la expresión de sus rostros cambió.

Mi madre fue la única que se quedó dentro. Los demás salieron del lugar.

Estaba asustado, le exigí que me dijera en donde estaba Adam, estaba histérico; mi madre sólo se dejó caer en lágrimas y me contó que hubo complicaciones en la cirugía.

Adam resultó ser sensible a la anestesia y si seguía con ella habría un alto riesgo de que no sobreviviera.

La cirugía se había alargado por el hecho de que despertaron a Adam por el riesgo médico que implicaba que estuviera sedado. Le explicaron que de continuar los medicamentos y sus reacciones podrían causarle una parada cardiaca o un broncoespasmo.

Pese a ello Adam no renunció y prefirió salvar mi vida antes que la suya. Y así fue que sucedió. Después de todo era mayor de edad.

No podía creerlo, lloré como un bebé recién nacido en busca del calor humano; mis lágrimas no dejaban de correr por mi rostro, el dolor que sentí en ese momento es inexplicable. Mi madre estaba a mi lado abrazándome, tratando de consolarme.

Los recuerdos que tenía de Adam venían a mi mente y no hacían más que aumentar el dolor en mí.

Pensaba que quizás hubiese sido mejor que jamás nos hubiéramos conocido; de ser así él seguiría vivo y yo estaría donde se supone que debería estar, muriendo.

Tal vez el universo me había dado otra oportunidad de vida, pero me había quitado la razón de querer vivir.

Adam, por favor, regresa.

****

El funeral pasó y aun no aceptaba el hecho que Adam se fue.

Pasaron las semanas y no salía de mi habitación, apenas comía, no dormía.

Aquellas noches de paz se convirtieron en un total martirio, no quería saber de nadie, me sentía responsable de la muerte de Adam y eso jamás me lo perdonaría.

Si el cáncer no me mató, la culpa lo haría.

Un día decidí salir de mi casa, pues la madre de Adam decidió que era hora de avanzar y tomó la decisión de mudarse. Quise ver el camión de mudanzas, tratar de imaginar que Adam nunca se fue y que recién llegaba a mi vecindario como la primera vez.

Las lágrimas no se dejaron ocultar, en ello sentí que alguien se acercó, esa persona era la madre de Adam. Al verla sólo pude abrazarla y volví a romper en un llanto aún más fuerte.

Cuando estaba ya más tranquilo ella me dijo que Adam le había dejado algo para mí la noche anterior a la cirugía.

Su madre me entregó, antes de que ella partiera rumbo a otra cuidad, lo que Adam le dejó.

Le agradecí por todo.

Aquello que Adam no se llevó consigo; era una carta.

Corrí hacia mi casa, subí a mi habitación y la abrí en ese momento. Comencé a leer y sentí como si nuevamente él me estuviera hablando.

"Hola Kyle sé que si estás leyendo esto es porque algo no salió bien como esperábamos que lo hiciera.

Creo que después de todo no sólo fuiste tú quien se sentía intranquilo; pero bueno, todo pasa por alguna razón, eso siempre lo creí, nada pasa al azar; todo está escrito en piedra como lo estaba que nos conociéramos, el que te amara como nunca nadie lo hará y como estaba escrito que fueras tú quien leyera esta carta.

¿Recuerdas el día que hice que dejaras un último espacio en la lista? Quería que añadas la palabra "Vivir".

Cuando te conocí sabía que algo no andaba bien y fue en un momento insignificante que tu mamá me explicó lo que sucedía, fue incluso antes de que me lo contarás tú.

Pese a ello, mis sentimientos por ti no cambiaron y me propuse a buscar la forma en que tú siguieras conmigo; incluso si ello significará entregarte mi vida.

Sabía exactamente a lo que me metía, no solo fueron los ensayos de compatibilidad, también los riesgos que implicaría, los que tendría que tener en cuenta, pero nada era más importante te que tú siguieras en vida, el mundo necesita de un ser de luz como tú.

Y decidí escribir esto, aunque quizás nunca lo vayas a recibir, porque estoy consciente que todo puede pasar. Y dejar algo pendiente sería aún peor en muerte.

Ahora quiero seas fuerte, no sólo por mí o tu familia, quiero que lo seas por ti y que puedas tachar el número once en la lista y yo pueda sentirme orgulloso de la persona que eres; más de lo que lo hago ahora y que también hagas que me sienta orgulloso del saber pudimos completar tus deseos juntos.

El número doce era el más importante de todos porque antes de llegar a esta parte de la ciudad no creía que llegaría a enamorarme, pero lo hice y lo hice de una persona maravillosa, tú.

Me enamoré de tu forma de ser, pensar y de la forma en que me hacías sentir cuando me mirabas.

Me hizo feliz el saber que fui tuyo y que no lo sería de nadie más.

Y si es que lograste enamorarte de mí como yo lo hice de ti; quiero que taches ese último número y que al hacerlo pienses en mí como yo lo hacía contigo, día y noche.

Mi Kyle, sal de tu habitación, abre tu corazón a tus padres y ábrelo a quien decida amarte como yo alguna vez lo hice.

No te culpes por lo qué pasó; la decisión de intentar salvarte, la tomé yo, nadie más.

Solo hazlo, y ¡no discutas! Porque ambos sabemos quién saldrá ganando en esta discusión.

Todo saldrá bien, lo prometo. Ese es mi deseo y sé que se cumplirá.

Te Amo Kyle Brensson y siempre lo haré.

Hasta pronto, con amor, Adam.

****

Mi nombre es Kyle; este es mi cumpleaños número 26 y esta es mi historia. La historia de cómo vencí una enfermedad, la historia de una lista de deseos que cambiaron mi vida por completo; la historia que no sería posible contar si no hubiese sido por la ayuda de mí primer amor, Adam, a quien amaré por siempre. La historia que demuestra que todo es posible si no se pierde la fe y menos cuando se trata del amor.

Fin

Mis Doce DeseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora