Heart Hills, Montana
12 de Noviembre de 2015
Ser la nueva, a veces es excitante, abrumador, otras aterrador y jodidamente estresante.
En mi caso, era muy parecido, nunca había sido de esas personas habladoras, es más, con certeza se podría decir que era realmente tímida y reservada con las personas que no conocía; rasgo que se había incrementado después de lo ocurrido hace casi un año.
La conclusión de la situación actual es que estaba malditamente nerviosa, pero hasta la mierda, tanto que era consciente de que mi pierna subía y bajaba rítmicamente en movimientos que yo no controlaba. Mientras mantenía la vista más allá de la ventanilla podía deducir que mis manos comenzarían a temblar según saliera del mismo.
Y odiaba esa sensación, que se expandía por mis entrañas y resecaba mi garganta, odiaba sentirme asustada ante algo que debería ser normal.
Lo único que lograba calmar mi mente era el sonido de las ruedas del coche en un camino recto y tranquilo junto a los ruidos de la gravilla del asfalto deslizándose bajo las mismas.
Un bache hizo el coche saltar suavemente y yo me aferré al asiento clavando mis uñas en la tela negra, luego, cuando el coche siguió el trayecto sin más botes inesperados mi cuerpo se relajó de nuevo. Observé mi reflejo en el pequeño retrovisor. El cabello de color cobre caía hasta mis hombros algo desordenado, no me había molestado mucho en peinarme. Mi piel estaba algo más pálida de lo normal y las pecas que llenaban mis mejillas, nariz y frente habían desaparecido casi al completo por la falta de sol en este pueblo. Y para colmo, bajo mis ojos dos sendas manchas violetas comenzaban a opacar el color verde de los mismos.
Aún había momentos difíciles, aún me costaba respirar sin sentir un ladrillo sobre mis pulmones.
—¿Elisse? —Había sido difícil subirse a un coche de nuevo, había sido difícil al arrancar y era difícil hasta que me bajaba completamente a salvo —¡Elisse! —La voz de mi padre me sacó de mi atontamiento y me hizo girar la cabeza para darme de lleno con su expresión preocupada.
—¿Qué? —Pregunté confundida, no lo había escuchado llamarme.
No era extraño que eso pasara, no desde el accidente. Muchas veces simplemente me perdía dentro de mis propios pensamientos, por minutos, a veces incluso por horas y sacarme era complicado.
Observé las líneas en los extremos de sus ojos, también en su frente. Papá no había tenido esas líneas hacía un año, tampoco aquellos cabellos blancos que ahora se asomaban en su cabello castaño, idéntico al de Helena.
Instintivamente yo toqué las puntas de mi cabello, el cual ahora apenas rozaba mis hombros en una línea recta. hacía un año mi cabello era tan largo que casi rozaba mi trasero.
—Cariño, sabes que si quieres esperar hasta el curso que viene no hay problema —Sonreí suavemente cuando el desvió ligeramente sus ojos sobre mi. —Si después de hoy te sientes incómoda y simplemente quieres esperar unos meses más, está bien, ¿vale?
Una caricia cálida me atravesó el pecho al ver el miedo y la preocupación brillar en sus ojos claros.
—Estoy bien, pero te prometo que lo tomaré en cuenta. —Dije antes de dar un beso en su mejilla y salir del viejo Chevrolet. —Hasta luego papá, te quiero.
Las últimas dos palabras fueron un impulso natural.
Rodeé el vehículo que no tardó en arrancar, despidiéndose con un pitido del claxon. Tomé una larga inspiración y alcé la mirada observando el imponente edificio frente a mi.
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Llamas #1
Fantasy~ OBRA TERMINADA ~ [[ PUBLICADA EN FORMATO DIGITAL EN FORMATO KINDLE ]] Tras perder a la mitad de su familia en un accidente, Elisse Jhonson se muda a un pequeño pueblo de Montana para dejar atrás las heridas del pasado. Su vida allí parece volver a...