Capítulo 5

6.1K 503 61
                                    

     ×     ×      ×

     El trayecto a casa fue silencioso, gracias a Dios ya que el menor de los hermanos sólo se molestó en darme un ligero movimiento con la cabeza de manera educada en forma de saludo.

      Yo respondí con un simple "hola" y desde ese instante no se ha escuchado de nuevo una voz en el vehículo, —más allá de la que salía de la radio junto a la música—, o al menos ninguno habló de nuevo hasta que Richard detuvo el vehículo avisando de que en efecto, habíamos llegado a mi casa.

      Cosa que me agrada e incómoda a partes iguales y, es que el hecho de que Ashton Evans supiera donde vivo no me agradaba para nada pero la idea de alejarme de él resulta muy tentadora.

      Había sido capaz de amenazarme en simplemente la primera semana de haber entrado al instituto, no quería saber de que sería capaz si por casualidad volvía a tener un arrebató protector.

      Oh, este chico era capaz de hacer cosas no muy legales, de eso estaba segura.

      Obviamente Richard es quien me ayuda a bajar del vehículo y subir las escaleras del pequeño porche de la casa.

      —Muchas gracias por traerme. De verdad lo agradezco —Hablé mientras buscaba las llaves de la puerta en el bolsillo de mi abrigo.

      —No iba a dejar que la hija de uno de mis amigos caminara sola a estas horas con un tobillo lesionado. Sería poco caballeroso —Sonreí, y fue en ese instante en el que reparé en su rostro de nuevo, que me equivocaba al pensar que debía tener treinta años, si conoció a mi padre en la universidad debe al menos haber cumplido cuarenta y tantos.

      Aunque no los luce para nada, al igual que no luce ningún parecido con su hermano.

      Parecen completamente distintos en todos y cada uno de sus puntos.

      Ashton tenía su espeso cabello negro como el carbón mientras que el de Richard era un color caramelo con algunos cabellos rubios, el menor de los hermanos tenía la piel tan clara que podrías confundirla con porcelana y unos ojos claros helados pero, sin embargo el mayor era todo lo contrario, de piel ligeramente tostada con un tono oliva y ojos de color miel que al mirate te brindaban una sensación protectora.

      Era de locos lo que hace la genética.

      Unos salen idiotas y otros son unos auténticos príncipes azules.

      Evidentemente Ashton es lo contrario a un príncipe.

      Sacudí ligeramente la cabeza para salir de mis pensamientos.

      Noté la mirada de Richard sobre mi jersey.

      —He visto que traes el escudo del instituto Hills, Ashton también va a ese instituto, ¿os conocéis? —Instantáneamente se dibujó una mueca en mis labios.

      Aunque no hubiera un uniforme reglamentario el jersey era un regalo que se hacía a todos los alumnos y yo lo había usado sin mucho pensar.

      —No tenemos mucho en común, la verdad. Nos hemos cruzado en los pasillos pero no hemos hablado precisamente. —Noté como Richard daba un suspiro y miraba al vehículo.

      —Es un buen chico, solo que no es muy sociable. No suele confiar en las personas, dale tiempo, espero que podáis ser amigos, sería algo agradable —Alzó los hombros.

      —No estoy muy segura, pero no me gusta decir nunca, así que sea lo que sea —Traté de quitarle hierro al asunto —Buenas noches, Richard.

Llamas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora