1-. Dejar de mirarte.

787 42 12
                                    

Aún no podía creer lo que había pasado, se sentía tan bien, tan real, tan perfecto, ¿por qué no podía congelar el momento y quedarse ahí para siempre? La mujer que amaba yacía acurrucada a su lado, lo único que separaba su cuerpo desnudo del mundo era la manta que había dejado caer minutos atrás sobre ellos ¿o eran horas? Quizás ya había perdido la noción del tiempo mientras miraba a Carol dormir. Sus ojos cerrados, el pelo desaliñado -sonrió al pasar una mano por aquellos rulos de plata que lo volvían loco – sus mejillas aun seguían sonrosadas pero ya comenzaban a volver a la normalidad, su respiración se había regularizado hace ya bastante tiempo y el seguía sin poder dormir admirando cada aspecto nuevo que encontraba en la mujer.

La adoraba, la deseaba, se había vuelto adicto a ella en solo una noche, escucharla decir su nombre entre jadeos y sentir la respiración contra su cuello, sus uñas desgarrando la espalda, aquel lugar que había mostrado tarde, mal y nunca en los últimos años.

Pero ella no había dicho nada, cuando sus dedos rozaron la peor de las cicatrices solo lo miro esperando su aprobación, esperando que el dijera si podía tocar mas allá, si podía explorar cada centímetro de su espalda, y cuando el había dado su permiso no hubo ni un momento donde se encogiera, los dedos suaves de Carol se paseaban con cuidado acariciándolas y cuando ya no quedo nada que explorar fueron sus uñas las que agregaron una cicatriz que podría llevar con orgullo.

¿Por qué jamás se había dado cuenta lo perfecta que era?

O quizás lo había hecho, cuando se quedaba mirándola mas del tiempo necesario, cuando buscaba su mirada aún si ella no la estaba devolviendo, cuando la veía sonreir , cuando la veía reír. Demonios, debía aceptar que la veía mas de lo que podía admitir y ahora que era consciente de ello no sabia como sentirse al respecto.

¿Por qué habían perdido tanto tiempo? No hablaba solo del sexo, claro que era algo que había descubierto podía ser perfecto con Carol, pero hablaba de algo mas, la idea de sostener su mano para que no se caiga, la idea de abrazarla cuando no se siente bien, de mirarla sin sentir vergüenza sobre lo notorio que es su actuar, de besarla, dios de besarla, si pudiera elegir un lugar donde quedarse por el resto de su vida serian sus labios. Entonces, ¿Por qué se había demorado tanto? Ambos estaban viviendo en un mundo donde todo lo bello se quiebra, se destruye, quizás podían tener miedo de perderse, de encontrar algo tan perfecto y abrir los ojos sabiendo que ya no estaría ahí pero, ¿no era mejor vivirlo? Decir que habían vivido cinco, diez quizás cien días de felicidad pero que habían disfrutado al máximo.

Caryl drabbles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora