Vuelo

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Agachó la mirada y se perdió entre lágrimas de felicidad. Esas que solo causaba él y sus torpes dedos al rodear su cara.
Era su salvación.
Si él acunaba su rostro, ella se sentía capaz de dejar este mundo para viajar al suyo.
Sin billete y sin maleta.
Cogía el vuelo directo hacia sus labios y se hospedaba allí sabiendo que nunca más volvería a cambiar su destino.
Pues ese era perfecto. Podía jurar que había nacido para encontrarse con ellos.
Se acomodaba allí entonces, entre el espacio mínimo de su aliento y el suyo hasta advertir como sus pies ya no tocaban el suelo.
Podía permitirse volar de nuevo.
Y más por él.

Mente - PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora