La primera clase

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Eran las cuatro y media de la mañana del lunes. Baekhyun salía con total decisión de su casa para dirigirse hacia el carruaje de alquiler que solicitó previamente para poder ir a la mansión del jeque bastardo. Él, sin embargo, se resistía a llamarle de esa manera como lo hacía la otra gente de su clase, así que de ahora en adelante sería para él, simplemente, Lord Kim Jongin.

De manera inevitable, comenzaba a arrepentirse sobre el día anterior, empezaba a sentirse cobarde, pero se convenció a sí mismo de que no debía rendirse. Definitivamente iba a seducir a su esposo para que olvidara a aquella amante, para que se sintiera amado de nuevo. Kim Jongin dijo que el libro contaba con capítulos cortos, pero no sabía si podría resistir a las clases. El libro mencionaba palabras que en su vida se atrevería a decir o pensar.

Con cuidado, Baekhyun sacó el libro para releer un poco la portada y auto flagelarse mentalmente para así sentirse más pecador que nunca y que la condena en el infierno sea cada vez más grande.

«EL JARDÍN PERFUMADO DEL JEQUE NEFZAWI: Un manual de erotismo árabe (siglo XVI)

Traducción Revisada y corregida. Cosmopoli: MDCCCLXXXVI; para la Sociedad Kama Shastra de Londres y Benarés, y sólo para distribución privada.

(Paginación: XVI + 256). Erotismo.»

Erotismo.

Vaya palabra más atrevida e imprudente, al menos para un hombre como él.

Ese libro, al menos en el primer capítulo, mencionaba las maneras de darle placer a una mujer de una manera tan maravillosa, tan decente y artística que incluso Baekhyun se sentía atraído y enamorado de la belleza que poseía la figura humana. Cuando su madre hablaba de la zona íntima de alguna mujer u hombre, lo decía con tanto asco refiriéndose a las mujeres enfermas y prostitutas infectadas de algún virus, pero Baekhyun quería pensar que no todas tenían que ser así.

«Tan vulgares», Baekhyun casi podía escucharlo salir de la boca de su madre. Aun así, él era simplemente un hombre que quería darle placer a su esposo, no a una mujer, por lo que su satisfacción y entendimiento acerca del libro estaba en un nivel inferior a cero. Con cuidado, sacó de su bolsillo los apuntes que había hecho la noche anterior, y las leyó de nuevo, por enésima vez.

«Alabado sea Alá (así se refieren los hombres y mujeres árabes a Dios) por crear a un ser tan divinamente bello como lo es la mujer. No existe ningún hombre creado por Alá que se resista a sus delicados capullos en flor

Capullos en flor, había subrayado, aquello era algo que no comprendía del todo. ¿Acaso se referían a los pechos desnudos? ¿O a los pechos jóvenes?

Baekhyun jamás en su vida había visto a una mujer desnuda; ni siquiera había visto otro cuerpo desnudo más que el suyo propio, y tan sólo la idea de mostrarse ante alguien más le avergonzaba. Sin embargo, se moría de ganas por que Taewoo le mirase, aunque sea una vez para poder consolidar su matrimonio después de tantos años. Tal vez Taewoo se sentía asqueado al imaginarle desnudo, quizá no podía soportar el pensar en su cuerpo y su zona íntima, tan escuálida y sin chiste.

Nuestro poderoso y divino Dios, Alá ha creado a un ser celestial que merece ser recibidor de placer.»

De nuevo aquellas frases complejas que no podía comprender, no por la ignorancia literal, sino por la falta de experiencia. Él jamás había experimentado el placer carnal como lo mencionaba el jeque en su libro, y el único placer que había sentido y disfrutado genuinamente, era el deleite que sentía por los exquisitos platillos y pasteles que su chef preparaba.

Baekhyun arrugó su hoja de apuntes entre sus manos y la metió de nuevo en su bolsillo al sentir al carruaje detenerse. Había llegado con Lord Kim de nuevo, pero ya no pudo sentirse tan firme y decidido como la última vez que estuvo ahí. Con prontitud bajó del carruaje, y el mayordomo al pie, de atuendo árabe, pero apariencia totalmente distinta, le atendió desde la puerta del coche.

El Tutor {KaiBaek}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora