Epílogo.

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- Donghae *la voz de mi madre me hace despertar de inmediato y mirar de inmediato al reloj*

No puede ser llegaré tarde.

Salto de la cama y corro a la ducha, me doy un baño rápido y luego peino mi rizado y azul cabello, porque sí lo eh pintado y me gusta cómo me queda podría decirse que incluso hasta yo me veo sexy con él.

Una vez perfumado, cambiado y peinado bajo hasta la cocina y encuentro a mi madre y hermano desayunando, éste último ríe divertido y señala un tomador y una tostada todo esto esta guardado en una bolsa transparente, mi madre no dice nada y se que ésta enojada conmigo ya que es mi primer día de trabajo y desde ya voy llegando tarde.

Tomo las cosas, agito la mano a mi hermano y dejo un beso en la mejilla de mi madre para después salir de casa y caminar hasta la estación de autobuses.

La cuidad hoy está completamente cálida, las personas caminan tan apresuradas cómo siempre y yo cambio mi sonrisa por una mueca de tristeza.

Hace cinco años que no sé nada de él y aunque eh logrado superar cada uno de mis problemas mentales no dejo de pensar en él.

Hace cinco años tenía diescisiete y era un adolescente con problemas de inseguridad social.

Ahora tengo veinteidos y soy un adulto completamente reponsable de mis actos pero con el corazón aún echos trizas.

Durante todo éste tiempo eh conocido a personas que han querido más que una amistad conmigo sin embargo nunca los eh dejado pasar más allá de una cita y quizás un beso.

Se que no debería ser masoquista ya que quizás él ahora ni siquiera se acuerde de mí incluso puede que ya tenga una familia o por lo menos una novia que lo deje ser libre justo cómo a él le gusta.

El pitido del autobús me hace sobresaltar, busco en mis bolsillos una moneda para pagarle al señor chofer y luego voy hasta la parte trasera que se encuentra totalmente vacía y me siento pegando la cabeza en la ventana.

Tantos recuerdos me persiguen, por más que intente ser fuerte un día, decidirme que buscaré a una sóla persona que me quiera al siguiente vuelvo a caer en el mismo hueco donde me convenzo a mi mismo que todavía hay posibilidades, aunque suene patético.

Cinco años han pasado, tres llevo viviendo en Seúl y en todo éste tiempo jamás lo eh vuelto a ver y tampoco a las personas que lo rodeaban.

Decir que no lo extraño sería estúpido porqué si lo hago, y mucho.

Saco mi celular cuando escucho el sonido de llamada encontrando el nombre de Sungmin uno de mis nuevos amigos y también el que me ayudó a encontar el empleo en una de las empresas de entretenimiento más famosas de todo el país.

- Minnie, conejito de mi alma aquí el pez torpe ¿que se te ofrece? *saludo con una sonrisa*

- ¿Sabes la hora que es ballena lenta? Llevas diez minutos de retraso y el presidente ya te a llamado dos veces.

- Entreténlo llegaré en cinco.

Cuelgo, acomodo mi traje y paro al autobús que me deja una cuadra antes de la empresa por lo que me veo obligado correr.

Llego jadeando cómo un perro y todo sudado pero no me interesa, la entrevista de ahora es más importante.

Muchos hombres mayores que yo me miran de pies a cabeza y ríen, deben pensar "un jovencito cómo él no debería estar aquí" cosa que yo haré que se tragen sus palabras al demostrarles que puedo ser incluso mejor que ellos.

No por nada me gradué con honores en "Actuación y Teatro".

Veo a Sungmin al final de la fila y corro hasta él.

- Minni, conej......

- Joder Donghae la primera entrevista que logro tener para tí y te empeñas a llegar tarde, el hecho de que ya tengas el puesto y una oficina lista no significa que descuides la entrevista con el presidente.

- Lo siento me quedé dormido.

- Me imagino *dice sarcástico*

Justo cuando voy a reprochar mi nombre suena, una muy bonita jovencita me indica con su mano que vaya cosa que hago.

- Espere dentro el presidente llegará pronto.

¿Todavía no llega? Y yo preocupado porque no de un buen ejemplo de puntualidad cuando ese sujeto ni siquiera a llegado.

Observo la oficina y sonrío, espero algún día tener una igual, por los ventanales se logra ver toda la cuidad, oh oh no puedo perderme la vista saco mi celular, pongo en la cámara y tomo varias fotos de diferentes águlos, se las envio a Donghwa para que se las enseñe a mi madre y recibo en repuesta un audio de mi madre diciendo que si no aprovechaba la oportunidad hablaría con la vecina para que me diera puesto en su heladería.

Río y en eso la puerta se abre, me sobresalto una vez más y corro a sentarme, vaya travieso Donghae ojalá y no se haya dado cuenta.

- Lamento llegar tarde pero es que el tránsito allá afuera está....... *sus palabras mueren ahí*

Y yo me paralizo, esa voz la eh escuchado antes aunque ahora suena más ronca jamás podría olvidarla, un ligero temblor me recorre el cuerpo, me levanto y me giro en cámara lenta.

Eh querido verlo, pero no estaba preparado.

Recorro con la mirada su escritorio y encuentro un gafete con su nombre en él.

Lee Hyukjae, presidente ejecutivo.

Vuelvo a caer sentado y oculto mis lágrimas no quiero que me vea llorar.

-Donghae *su voz suena baja y puedo escuchar un toque de tristeza en él*

Trato de ocultar mi rostro con mis manos pero me veo envuelto en un abrazo que hace que mi corazón vuelva a latir con velocidad.

- Te eh extrañado *susurra*

Quiero responderle, decirle algo que lo hiera pero nada sale de mi boca más que simples lamentos.

Talvez sea el destino, talvez cuestión de suerte o talvez mi deseo de cumpleaños se hizo realidad pero todavía no estoy preparado para asimilar el cambio radical que acaba de dar mi patética vida en cuestión de segundos.
















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