-Antes de que empecéis vuestras clases de enfermería, quiero que hagáis una fila y entreguéis sus móviles, ¡ahora! -Gritó una anciana vestida completamente de verde. Era la Sargento de las chicas. Sostenía una caja de cartón en sus manos y hacía zapatear sus pies de la impaciencia.
Muchas chicas empezaron a protestar contra la anciana, pero la impresionante y aterradora mirada de esta, hizo que las muchachas entregarán sus móviles rápidamente.
-Muy bien, me retiro. Suerte, señorita Jeniffer. -dijo la anciana y desapareció de la sala.
La señorita Jeniffer asintió y procedió a sus clases.
-Si os llega un soldado con heridas a causa de una o más balas, lo primero que deberéis recordar son las siglas "V.R.C.D.E", que quiere decir: Vías respiratorias, Respiración, Circulación, Discapacidad y Exposición. Una vez analizadas estas categorías, deberéis fijaros si el soldado está sangrando mucho. Si es así, ponedle un torniquete y recién ahí, sacareis la bala con las pinzas que veis al frente suyo -Todas las chicas miraron la plateada pinza que se encontraba al frente de cada una-. Luego de esto, deberéis proceder a la curación; y, al final, deberéis ponedle la gasa.
Las chicas asentían cada vez que la señorita Jeniffer daba a conocer cada caso de emergencias.
La verdad era que la señorita Jeniffer era una mujer muy hermosa y agradable. Su cabello era de color rubio como la miel. Su rostro estaba bien formado y de un tono claro. Tenía los ojos verdes de los mejores que podían existir. Cada vez que terminaba de explicar algo, sonreía. Tal vez esta instancia no podría ser tan mala como las demás.
-Esta profe sí que mola ¿no? -le susurró una chica rubia a Lucían.
-Si. Es guay -se limitó a decir esta.
-Soy Ángela Mertence. Un gusto -le tendió la mano.
-Lucían Pemberton -le devolvió el saludo.
La señorita Jeniffer carraspeó.
-Lo siento -dijo Ángela.
-Si os llegan con quemaduras, debéis enfriar la zona con paños remojados en agua. No olvidéis siempre poner una gasa en cada herida, sea menor o mayor. Y siempre usar vuestros guantes. -hizo una pausa y sonrío-. Joder, tal vez consigáis a un tío majo en las carpas.
Se echaron a reír.
No sería mala idea.
Media hora después de estudios, una chica de cabello castaño gruñó y se inclinó sobre la mesa.
-Disculpe, señorita Jeniffer. Soy la hija del General, y no dispongo a hacer vuestras gilipolladas de tareas. -replicó.
La señorita Jeniffer camino hacia la chica y la examinó de pies a cabeza.
-¿Cuál es vuestro nombre, señorita? -dijo dulcemente.
-Soy Diana Ramírez, hija del General Gustavo Ramirez. -respondió esta y enarcó una ceja jactándose.
-Según las normas, señorita Ramírez, el General no tiene ningún rango mayor para que usted no sea sobre evaluada a estas tareas. La entendería si sería hija del General de Ejército, pero no es así. Lo siento mucho. -dijo la señorita Jeniffer a modo de disculpas.
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Corazón de Guerra
RomansaDos jóvenes almas se encuentran en medio de un campo de batalla. Pasando sufrimiento y penuria, ambos se enamoran. El tiempo los envuelven en un amor imposible. El resto averígualo tú...