La melodía de dos corazones (Lunacoln)

Un canto entre sollozos

“De nuevo me encuentro sola, cantando entre cuatro paredes,
La celda que más atesoro, en donde puedo imaginar que me quieres,
Donde puedo sentir, aunque sea ilusión, la melodía de nuestro amor,
La sinfonía ficticia que envuelve los sentimientos que añoro y poseo”.

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Luna se encontraba tocando su guitarra acústica, el ritmo era tranquilo y lento mientras que su canto era bajo y en tono melancólico. Había estado así los últimos días, al menos una hora diaria se encerraba en la habitación que compartía con su hermana menor Luan, la cual se quedaba afuera debido al seguro de la puerta que le impedía el acceso.

Una hora entera era lo que tardaba la comediante en poder entrar a su cuarto, aunque sin duda, lo peor era que Luna tomaba una hora al azar del día, después de clases obviamente. Podía ser después de la comida, antes de acostarse, o simplemente cuando Luan aprovechaba para salir al baño de la casa. Una vez terminada esta rutina, la rockera dejaba entrar a su hermana, no obstante, en todas las ocasiones, se podía observar que guardaba su guitarra con tristeza y un enrojecimiento en los ojos que indicaban que un llanto había hecho presencia.

Tal actitud por parte de Luna había causado una gran preocupación en sus hermanas y hermano, quienes sin más opción, hicieron una reunión de emergencia.

— Muy bien chicas, y Lincoln, creo que todos sabemos por qué estamos aquí— empezó Lori.

— Es por nuestra Luna, creo que es obvio— dijo Lola mientras arqueaba los ojos.

— Espero que esto sea rápido, tengo que terminar algo sumamente importante— agrego Lisa, mientras se acomodaba sus anteojos.

— ¿Qué es lo que atormenta su espíritu para comportarse así? —cuestionó Lucy.

— Luan, tú debes de saber más que nosotros, después de todo, tú compartes habitación con ella— dijo Lincoln.

— Pero literalmente ella solo se encierra, canta, toca y llora. Cuando le pregunto qué sucede ella solo me dice que nada. Aunque si sumamos todos esos ingredientes, tendremos una gran tarta de respuestas, ¿entienden? Pero ya en serio, seguramente significa…

— “Corazón roto” —dijeron todos al mismo tiempo.

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En ese momento, mientras el resto de sus hermanas y hermano se encontraban hablando de ella, Luna se encontraba encerrada como se había hecho costumbre en esos días. Meditaba mientras miraba al inamovible techo, acostada en su cama, sintiendo como esta hacia que se hundiera lentamente, o tal vez es así como ella se sentía realmente muy adentro de sí.

Con un leve suspiro, Luna se levantó, se aproximó a su guitarra y empezó a afinarla, acto seguido, ella empezó nuevamente a cantar.

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Había opiniones divididas, mientras que algunas decían que era mejor esperar a que ella hablara cuando estuviera lista, otras aseguraban que era mejor insistirle para ayudar, Lincoln decidió no meterse a discutir, por un lado, sabía que Luna no hablaría bajo presión de ellos pero por otro lado, el temía que si no se hablaba del tema, podría prolongar el tiempo que Luna se sintiera así, lo cual era innecesario.

El peliblanco eligió salir de la discusión, abrió la puerta de la habitación de sus dos hermanas mayores y se encamino silenciosamente a fuera de la puerta de la habitación de Luna y Luan. Ahí él pudo escuchar la triste tonada de su hermana. Aunque se notara la tristeza, no pudo hacer caso omiso del hermoso canto de ella, haciendo que parte de su corazón sintiera compasión y temblara ante tan bella voz.

Por unos momentos, se olvidó por completo del tiempo que había estado allí, la canción ya había llegado a su fin y pudo escuchar como alguien detrás de la puerta se aproximaba a esta. Luna se dirigía a él. Con mucha velocidad, Lincoln corrió por el pasillo hasta llegar a su habitación y pudo cerrar la puerta justo a tiempo. Luna ni siquiera había abierto la suya, cuando Lincoln ya se encontraba en su habitación, tratando de recuperar el aliento después de lo ocurrido.

“¿Pero, por qué actué así?” Se preguntó el joven Loud.
Tratando de olvidar todo aquello, decidió entonces leer un par de comics, quizás más, para después intentar dormir y, aunque lo consiguió, fue mucho después de estar recordando la hermosa voz de su hermana, acompañada de la melodía, que aunque triste, sin duda alguna, muy hermosa.