Siempre se puede mejorar

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Lincoln se había levantado igual que todos los demás días, con muchas ganas de mejorar en su instrumento para ayudar a ganar a su hermana. Era cierto que la noche anterior habían tenido una discusión muy fuerte,  pero eso no cambiaba en absoluto lo que él sentía…, y si algo era seguro, era que tenía que con Luna sin importar nada más que arreglarse con ella, ya que no soportaba la idea de estar peleado con la mujer que rondaba sus pensamientos.

Esa pelea… esa discusión casi llegó al punto en que Lincoln se sintió y la vio como pareja.

El albino tembló con emoción al tener un pensamiento como ese, “quizás en sueños…”, se dijo muy a su pesar interiormente.

Ya era casi la hora para que llegaran los demás integrantes, Lincoln sentía que la situación con Tabby tenía que arreglarse, había captado cierta atracción que ella tuvo hacía él y… simplemente no era justo para ella. Más que nada porque él tenía sus ojos puestos en algo impensable.

Por otra parte, el peliblanco tenía un hoyo profundo en el estómago y este era sentido cada vez que recordaba que George regresaría otra ves a su casa. Sentía una combinación áspera, llena de ardor en esa zona estomacal. Y recordó entonces las palabras que Lisa le había dicho unos minutos antes de bajar a la cochera:

Se había cruzado con su hermana al salir de su cuarto, esta parecía esperarlo, lo examinó unos instantes cual ratón de laboratorio.

“Lo que sientes es una alteración de tus jugos gástricos, producto de tus emociones, contrólalas… aunque si me lo preguntas, Haces bien en desconfiar en ese sujeto”, el semblante de la genio había sido muy serio.

“A propósito, esa discusión que Luna y tú tuvieron si que fue ruidosa, tal parece que hicieron honor a nuestro apellido. Es una fortuna que nadie más los escuchara…”.

Lincoln recordó esos minutos antes, no sabía si era fortuna o maldición que solamente Lisa los hubiera escuchado. ¿Y si les decía a los demás como lo hizo con el asunto del bully antes de que conocieran a Ronnie Anne?

En verdad le inquietaba, no fueran a sospechar de sus sentimientos encontrados por Luna.

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La tercera hermana Loud se encontraba en la cochera, intentando afinar su guitarra, y claro, solamente intentando, pues, sus pensamientos se en hablar nuevamente con su hermano. Tenían que arreglar las cosas a como diera lugar.

“Siempre se puede mejorar…” volvió a repetirse esas palabras mientras recordaba lo que sucedió en el baño esa misma mañana.

“Siempre se puede mejorar”, esta vez lo repitió con más energía.

Cuando ya estaba algo más concentrada, Lincoln entró a la cochera, lo que provocó un leve golpecito en el pecho de la rockera.

La actitud de este parecía pensativa ¿Estaba pensando en lo que sucedió anoche? Notó también que su hermano tenía una de sus manos puesta en su estómago por encima de su playera. Tal vez algo le había caído mal…

Las miradas de los dos se cruzaron, dando como resultado una espiral de diferentes melodías en una gran montaña de emociones. Los ojos de ella vieron con dulzura las facciones de su hermano, que, para ella, eran perfectas ¿Cuándo fue que empezó a pensar de esta forma? No lo sabía.
El vio los radiantes ojos de su hermana, eran como dos estrellas que resplandecían para el.

— Buenos días, Luna…— le dijo con voz penosa.

— Buenos días, Linc…— respondió con dificultal al no sentir bien su habla.

Silencio incómodo, Luna dejó su guitarra a un lado y se acercó unos pasos al albino.

Él también hizo lo mismo que ella, dejando un poco menos de un metro entre ellos…

— Luna…

— Lincoln…

Rieron nerviosamente al notar como los dos nombraron sus nombres al mismo tiempo.

Luna tragó saliva, era momento de hacer las pases, en verdad le dolía el haberse peleado con él…

— Bro… yo… hay algo que quiero decirte…

La melodía de dos corazones (Lunacoln)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora