No sé qué fue lo que me dio más vergüenza durante el concierto; si el que todos me vieran llorando o la mirada de un chico en especial pegada a mí.
Sí, el mismo chico del autógrafo en la frente y el mismo chico que no dejaba de gritar de emoción cuando Chris Martin colocó su brazo en su hombro para la foto, en realidad me hizo reír mucho con eso.Pero a la salida ahí estaba, mirándome. Antes de distraerme con los gritos de todos y que le viera de nuevo ya había tenido contacto visual con él; al caminar en dirección a la escuela siempre solía ir por la acera de la calle principal de la ciudad, ahí a veces me topaba con él, nunca hablábamos, sólo nos mirábamos por escasos segundos, tras pasar a su lado, a veces, solía quedarme en un mar del aroma de la suave colonia que usaba, hasta dejar de pensar en él. Así todos los días hasta el siguiente año, cuando de la nada lo dejé de ver. Nunca tuve contacto de nuevo, entonces no sabía su nombre o, si trabajaba, dónde lo hacía. Después de eso conocí a Nathan y, con él, me olvidé de aquellos ojos verdes.
De cierta manera intenté hacer como que no había notado que él me miraba y, a pasos largos me dirigí a la salida del parque. Tomé camino hacia casa, había llovido, ahora sólo había una brisa golpeando mis mejillas descubiertas. Los charcos me permitían escuchar los pasos tras de mí, me espanté y aceleré aún más mi caminar, junto con las mías, aquellas pisadas se hacían más rápidas. Volteé momentáneamente y éso provocó que chocará abruptamente con una pared. Tras caer, un poco atontada, sentí cómo una mano me tomaba por el brazo y ayudaba a incorporarme, por fin abrí mis ojos, aunque esperaba encontrarme con los ojos verdes, me sorprendí demasiado al ver quién era, después de todo, me había seguido, supongo que para asegurarse que llegara bien, pues se sentía mal por lo que me había dicho antes.
Nathan me quitó un mechón de pelo que tenía sobre los labios, al toque momentáneo, me quité de inmediato, mientras él hacía una mueca de sufrimiento. Me reí burlándome de tan buen actor que podía ser y de un jalón solté mi brazo de su agarre.-Aly, quiero pedirte disculpas por lo que pasó -pronunció por fin, mientras terminaba con un suspiro. Debo confesar que habría sido mejor encontrarme con los ojos verdes
-No quiero escucharte -solté y sonreí -tengo todo el derecho a pedirte que te calles y te vayas -tomé del suelo unas cuantas cosas que se habían caído de las bolsas laterales de mi abrigo y me coloqué frente a frente a él -no creo que deba pedirlo nuevamente -añadí y, tras observar por detrás de Nathan alcancé a ver a aquellos ojos verdes. Lo que hice tal vez no fue lo mejor pero...
-Hola, llegaste -dije mientras me acercaba a él y le tomaba de la mano -¿Te parece si nos vamos en la otra dirección?
-Eh... Sí -alcanzo a comentar el chico, mientras yo le jalaba por el brazo
Nos alejamos de ahí y llegamos hasta la capilla, de repente se frenó, deteniéndome junto a él, me giré y lo miré a los ojos.
-¿Todo bien? -preguntó entre una sonrisa nerviosa, tomando mis dos manos
-Si, ahora sí, gracias -apreté un poco el agarre, sólo momentáneamente. -Perdona por arrastrarte en ésto, no sabía qué hacer
-No te preocupes, está bien. -añadió con una sonrisa y soltó mi mano, sus mejillas se tornaron un poco rojas.
La manera en que él hablaba era fluida y al mismo tiempo temerosa. Estaba segura de que estaba nervioso y, por momentos, sus manos se movían hacia su cabello, lo acomodaba. Tenía una risa agradable, me contagiaba su buen humor. De repente se detuvo en seco y miró mis ojos momentáneamente
-Lo siento, ¿Ya te he aburrido? -preguntó mientras sonreía levemente y suspiraba. -A veces hablo mucho y...
-Me gusta tu voz -interrumpí sin pensar-, es agradable escucharte hablar -al darme cuenta de mis palabras, abrí los ojos a todo lo que podía, mordí mi labio inferior y temerosa volteé poco a poco hacia su rostro. Por la lluvia, mi fleco ya llegaba a tapar mis ojos y simplemente hubo un momento en que no pude volver a abrirlos cuando sentí sus labios sobre los míos
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Historia de amor de un desamor
Novela JuvenilPrólogo Me gustaría decir que ninguna historia tiene fin. Que no tiene fin porque siempre permanecemos junto a quien nos hace felices, a quien hacemos felices. Eso no pasa. Si no es porque te alejas de esas personas tras una ruptura...