El lobo que viste de oveja

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Un escalofrió recorrió todo su cuerpo, trayéndola al mundo real cuando alguien el sujeto del brazo y con fuerza necesaria para ponerla de pie y no lastimarla, sus sentidos parecieron a verse reactivado, sujetos extraños estaban atacando a los que le secuestraron junto con las Onidas. Eran más que los otros tipos de negro, sin siquiera observar al que le sostenía, presto más a tención al como las Onidas eran liberadas de las jaulas.

-Vamos...- escucho, ahora era que Calaeena tomaba conciencia de quien era, Valkyon miraba casi toda la escena de una forma tan más fría y seria que la piel se le erizaba, el jefe de Obsidiana la llevo hasta un grupo de liberadas mujeres, para después él marcharse con los demás para capturar a los que seguían poniendo resistencia.

-¡¿Estas bien?!- Valissa se abrió paso entre las demás sujetándole de los brazos, ella apenas asintió ligeramente.

La azabache sentía el cuerpo contrario frio, nunca podría a verse imaginado que dar una noticia que a pesar de las circunstancias debía ser grata, podía afectarle a tal grado, no podría decir se sentía culpable, algo en su interior le decía que de no haberlo hecho esa mujer pudo haber hecho una locura y poner en riesgo la vida que llevaba dentro ahora.

Tras varios minutos, el grupo de onidas se fue dispersando, algunas abrazaban a los sujetos, otras atendían algunas heridas que se pudieron haber ocasionado en esa lucha, las jaulas se llenaron de los secuestradores y otros tantos se encontraban atados formando un circulo entre ellos. Valkyon intento vagamente sacar información a esos tipos, a pesar de ser frio y serio lo tomaban a burla y honestamente él podría usar otros métodos, pero tenía un código que respetar, usar otros métodos era trabajo de Nevra. Dando la orden de vigilarlos se fue acercando hasta Calaeena quien seguía en su mundo intentando asimilar, Valkyon no comprendía por que su estado, si bien era la primera vez que le secuestraban ¿Tanto así le afecto? O será que... evitando siquiera pensar, acorto la distancia lo más rápido que pudo.

-Calaeena.- le llamo, la chica alzo su mirada centrándose fijamente en aquellos orbes color miel.- ¿Estas...?

- ¡Eres un idiota!- exclamo, levantándose de un golpe, Valkyon apenas pudo generar un gesto de interrogación.- ¡¿Por qué?!

- ¿Por qué, que?

-¡¿Por qué te tardaste tanto?! ¡¿Sabes lo que pudo haber pasado?! ¡Estuve perturbada yo no...! No... ¡¿Por qué?! ¡Casi nos pasa algo y tu apenas llegaste a tiempo!

-Sabes que no dejaría les hicieran daño, ni a ti, ni a las Onidas, ahora solo intenta calmarte.

-Lo dices como si fuera fácil ¡Porque tu no estuviste a punto de perder a alguien que crece dentro de ti! - molesta, soltó un golpe en el pecho del Valkyon, este está muy sorprendido por esa actitud. Calaeenna por su parte se había marchado muy molesta a otro lado, realmente le costaba asimilarlo, no por que no lo quisiera, sino por el peligro de hace minutos atrás, eso era lo que la tenía perturbada, su cabeza se llenaba de imágenes de lo que pudo haber pasado si ellos no hubieran logrado llegar a tiempo.

Mientras que la noche comenzaba a caer en la guardia de Eel, Roxan y Chrome se encargaban del mantenimiento de lo que parecían establos, habían logrado reparar un par de postes y una parte del techo echo con paja que había sido removido por el viento durante la noche, a la joven desde un principio ver ese tipo de construcción le recordaba a las ilustraciones de los libros que su abuela le contaba para dormir cuando niña. Si, todo lo que había en Eldarya le recordaba su antiguo hogar o tal vez no.

Dulce VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora