Capítulo 2

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Casi sin darme cuenta,ya  había llegado a mi casa, la miro de arriba a bajo, mi casa nunca estuvo en buenas condiciones pero hoy está destruída, es como si en cuatro años se hubiera deteriorado 10 veces más que los 18 años que viví aquí, no sé como mi madre pudo vivir en estas condiciones cuatro años.
Entonces mi cabeza empezó a llenarse de recuerdos, miraba hacia el porche y recordaba aquella vez   que estaba leyendo mi cuento preferido con mi tía abuela Luisa.
Miré hacia el columpio y recordé el tiempo que le  llevó a mi abuelo construirlo.
Mirara a donde mirara una imagen aparecía en  mi cabeza.
Después de por lo menos 45 minutos de duros recuerdos, me atreví a abrir  la puerta, y admiré encima de mi cabeza nuestra lámpara de araña, un poco destrozada, el recibidor con muebles muy antiguos, el largo pasillo que llevaba a las habitaciones, pero no escuchaba ningún ruido, era como si mi madre no estuviera en la casa, pero es imposible que hubiera salido ella nunca salía de casa.
Entonces decidí empezar a buscar en las habitaciones, entré en la puerta que tenía más cercana a mí, a la derecha tras ella se encontraba la cocina, tampoco había rastro de mi madre, pero me vino a la mente la imagen en la que estaba cocinando pastel de manzana con mi abuela, nos habíamos manchado todo el cuerpo, cosa que a mi madre no le hizo mucha gracia, me fijé en la mesa, encima había varias botellas de vino y parecía un cuenco con comida en mal estado. Luego me acerqué a la vitrocerámica, estaba apagada pero tampoco había  luz, me acerqué al interruptor pero parecía que la luz estaba desconectada, en ese momento salí de la cocina, y me dirigí a la habitación que tenía enfrente, el baño, el lavabo parecía oxidado y tampoco tenía agua y como recordaba, estaba la ventana que daba al patio trasero. En ese momento volvió a mi cabeza otro recuerdo, en el que estaba jugando con mi hermano Lucas a la pelota, era muy divertido, el retrete también parecía oxidado, realmente parecía que ese baño no se utilizaba desde hace años.
Luego me dirigí a la siguiente habitación, era la de mi hermano Lucas, en cuanto entré no pude contener las lágrimas me vino de nuevo el recuerdo a la cabeza de su muerte, me acerqué lentamente a su mesa de estudio todavía tenía encima los deberes sin hacer, su cama con la colcha de balones de fútbol, le encantaba jugar, también estaba su armario con toda su ropa en su interior, y en la pared una enorme foto en la que aparecía conmigo, en ese momento ya no sabía si llorar o reír entonces decidí llorar mientras sonreía. Aunque no lo demostraba a  menudo él me amaba de verdad, esa foto lo demostraba.
Después de un buen rato admirando la habitación de Lucas, entré en mi habitación, tenía los dibujos colgados por la pared, mis bonitos vestidos en el armario, mi cama, en la que encima se encontraba mi peluche Don gruñón, me lo regalaran mis abuelos por mi sexto cumpleaños, lo abracé como si hubiera vuelto a la infancia, después me dirigí a la siguiente habitación, la de mis padres, era enorme, mucho más que como la recordaba tenía una larga mesa donde mi padre hacía los planos de sus casas, ya que era constructor, o eso me dijo Lucas, pero entonces me percaté rápidamente de una hoja de periódico que había colgada en el tablón, era una noticia, en ella hablaba de un ataque terrorista cerca de donde nosotros vivíamos, al lado había otra noticia...
En ella hablaba...del suicidio de una mujer llamada Cecilia López Sánchez...
Ese era el nombre de mi madre.

No son más que recuerdos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora