Capítulo 5

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Después de decidir que hacer, Nuria me llamó para que entrara en su casa.
La decoración del pequeño chalé era muy moderna, tenía un estrecho y corto recibidor que llevaba a la cocina  y a la sala de estar y en el centro del pasillo se encontraban  unas grandes escaleras que llevaban a la planta de arriba.
Nuria, me agarró del brazo y me empujó hacia la cocina, era una cocina sencilla, con muebles blancos, la pared pintada de color amarillo y una mesa redonda de madera, pero hay algo de lo que me percaté, la mesa ya estaba puesta... ¡Con  cuatro platos!... El misterio llegó a su fin cuando entré en el salón y me encontré con una señora y un señor de mediana edad y  un chico que aparentaba  mi edad, entonces la señora comenzó a hablar:
— Hola, soy la madre de Nuria y soy la Señora Novoa, este es mi marido, el señor Novoa, mi hijo, Rubén y Nuria, mi hija, ella fue la que te descubrió en el bosque, y nos  pidió que te ayudáramos ya que se te veía perdida, y aquí estamos, para darte cobijo y comida, hasta que tengas fuerzas suficiente para marcharte—.
— Gracias — dije yo —.
Después de la conversación, Nuria me llevo a su  habitación y comenzamos a hablar de nuevo:
— Está es mi habitación y también la tuya, a las nueve de la noche, aproximadamente mi padre irá al almacén y traerá un colchón en el que   dormirás tú— dijo Nuria —.
— Vale— contesté yo—.
Mientras Nuria se dirigía hacía su armario para ponerse el pijama, empecé a investigar la habitación y en poco tiempo pude apreciar una estantería muy pequeña que se encontraba sobre mi cabeza, en ella había un montón de frasquitos y probetas con líquidos de diferentes colores, y entonces me empezó a picar la curiosidad...

No son más que recuerdos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora