Capítulo 5: La verdad tras la sangre dorada

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 Después de que Jim bajara las escaleras se encontró con el policía que le comunicó la triste noticia sobre la desaparición de su madre. El hombre podía observar como los  ojos del menor estaban hinchados por llorar, y pensó en qué debería hacer ahora.

-¿Tienes familia?.- le preguntó el hombre.

-Si, mi tía Penny, pero no quiero tener nada que ver con ella.- Respondió Jim sin ningún tipo de emoción.

-¿Por qué? es tu tutora legal en estos momentos.- Dijo el policía.

-Tuvo problemas con el alcohol en el pasado tras la muerte de mi padre y no quiero saber si volverá a tomar alcohol tras la desaparición de mi madre, ya sabes, demasiados problemas.- respondió el joven con indiferencia.

Entonces una voz se escuchó desde el fondo, era grave e imponente.

- Nosotros nos haremos cargo de él.- dijo el padre de Derek, el cual había sido avisado por la situación por su hijo, y tras insistirle durante un rato comprendió y accedió a mantenerlo.

-¿Los conoces chaval?.- Preguntó el superior

-Sí, es mi mejor amigo y su padre.- anunció Jim con un ligero tono de felicidad, pues se alegraba de que Derek estuviera ahí en ese momento.

Tras esas palabras el padre de Derek acudió a la comisaría junto al oficial para arreglar los papeles, mientras su hijo y su nuevo inquilino se dirigían a su casa a descansar, ese día no había sido especialmente bueno, por no decir el peor.

-Cuéntame que ha pasado.- Dijo Derek intrigado. Los dos se encontraban sentados en la cama uno enfrente del otro con las piernas en forma cruzada, y Jim estaba con la cabeza agachada.

-No lo sé... llegué a casa, y el guardia me dijo que mi madre había desaparecido, que era probable el que no pudiera verla jamás.. y subí las escaleras, no había nadie, y.- Jim se paró a pensar, ¿Y si lo de la sangre dorada no fue más que una ilusión provocada de tanto llorar, y la luz que entraba en la ventana por culpa de las farolas había creado algo que no era real?, por lo que decidió no contar nada.

-¿Y?.- Preguntó el amigo, pues notó ese "y" que pronunció su compañero antes de quedarse pensando.

-Y nada, me quedé en shock, no me lo esperaba, ha sido difícil, pero de verdad no pasa nada.- Dijo Jim con una sonrisa bastante falsa intentando disimular la profunda tristeza que sentía en su corazón.

Acto seguido Derek se abalanzó a Jim pero sin tumbarlo, abrazándolo de rodillas. Aunque este muchacho era de más baja estatura que Jim, en este momento pudo rodearlo con sus brazos, y se agachó hasta estar a la altura de su hombro donde susurró al lado de su oreja "no permitiré que me mientas". 

Jim simplemente le rodeó con los brazos por debajo de los suyos y empezó a llorar, no tanto como antes pero si con fuerza, le consolaba tener a Derek ahí para él, y no podía evitar abrazarle cada vez más fuerte exclamando "nunca la volveré a ver Derek, nunca más...". Su amigo simplemente se limitó a apoyar su barbilla en la cabeza de Jim y acariciarle el pelo mientras decía que todo estará bien. Ambos quedaron dormidos al poco tiempo.

Mientras tanto en el castillo de Nokam pasaba algo que habría matado a Jim solo de verlo, su madre estaba encadenada con múltiples cortes en los brazos y las rodillas, su rey planeaba usar su poder poco a poco.

-¡Yubian!.- gritó el monarca. Acto seguido su consejero hizo presencia en la sala, una que nadie más podía visitar. Era oscura, solamente había una lámpara con seis velas colgando del techo, en las paredes habían múltiples cadenas y cerrojos en los cuales uno estaba ocupado, por Elisabeth, la madre de Jim.

Las aventuras de Jim: El reinado de Nokam.Where stories live. Discover now